ᴍɪ ᴘᴀᴘɪ ♡ | kooktae.

Chapitre huit.

No soy muy creativa con respecto a lo que verán en este capítulo, así que les pido perdón.

£ove.

- Hola de nuevo, bebé. - Abrió la puerta y entró con el mayor detrás.

- Uhm, hola Jungkook. - Respondió cortante. Siendo sinceros, no le gustó para nada que su papi lo dejara excitado por segunda vez.

- Oye, compórtate. - Lo miró seriamente. El menor rodó los ojos y dirigió su mirada al otro castaño de la habitación.

- ¿Quién es él, papi? - Preguntó, frunciendo el ceño y activando su modo posesivo cuando Yugyeom se acercó a su papi.

- Es el amigo del que te hablé, quería conocerte. Yugyeom, él es Taehyung, bebé, él es Yugyeom, mi mejor amigo de la infancia. - Los presentó. Tae corrió a los brazos de su papi y enredó sus piernas a su cadera cuando el castaño mayor jugueteó con su brazo coquetamente.

- Uy, sólo toqué tu brazo y corrió hacia ti. - Rió levemente. - Tranquilo, pequeño. Sólo soy un amigo de tu papi, no te preocupes.
- Aclaró. El menor de todos frunció aún más su ceño enojado y se acurrucó en el cuello de Jungkook.

- No te quiero cerca de mi papi. - Decretó. Se aferró a él lo más que pudo y mordió su cuello posesivamente.

- Oh mierda, debes irte, Yeomie. - Jadeó el azabache.

- ¿Y como por qué?

- Porque sino tu cuerpo acabará en algún lugar de las tantas hectáreas que tiene mi campo de tiro. - El mayor volvió a reír y saludó amablemente a ambos, para luego retirarse. - Bebé, me lastimas, vas a dejarme un chupetón en el cuello si sigues mordiendo así. - Dijo, tratando de alejar al menor.

- No quiero que papi se vea con ese hombre. - Dió otra mordida que hizo gemir a Jungkook. Ahora sí, había dejado una grande marca rojiza que luego se volvería púrpura.

- B-bebé, no seas así. Papi jamás te dejaría de lado. Yeomie es mi amigo, nada más. - Explicó. El castaño ni siquiera se gastó en escuchar, pues ya había dejado otra marca cerca de su hombro izquierdo.

- Dije que no, punto. - Lo miró con enojo. Se separó de él y se tapó hasta la cabeza con las sábanas cuando su cuerpo cayó sobre la cama.

- Amor, no te enojes, sólo tocó mi brazo, no fue nada. - Se acercó al menor y lo destapó, pudiendo ver los celos y el enojo que estaba teniendo.
- ¿Estás celoso? - Sí lo sabía, pero quería escucharlo de los labios del pequeño.

- Sí. - Respondió cortante, aún con su ceño fruncido. Realmente estaba enojado, y los celos incrementaban cada vez que su papi mencionaba algo de ese tipo.

- Bebé, papi jamás te va a cambiar por nadie, métetelo en la cabeza. - Besó su frente suavemente. El menor giró su rostro, así evitando que el azabache pudiera seguir dándole besos. - Bebé... - Respiró profundamente, buscando paciencia.

- No quiero que papi esté en mi habitación hoy. - Dijo, sus ojitos llenándose de lágrimas. El enojo se había ido y sólo quería que su papi lo abrazara fuertemente, para así poder olvidar que alguna vez pensó que su papi lo había cambiado por otro.

- Amor, ¿estás bien?... - Su voz fue suave. Aún sabiendo que el menor no lo quería, lo tomó en sus brazos y lo acurrucó en su cuello, sintiendo las lágrimas del castaño mojar éste. - Bebé, ¿qué sucede? Cuéntale a papi...
- Se sentó en la cama con él en su regazo, sus piernas a cada lado de la cintura del mayor.

- E-es que yo p-pensé que papi me
i-iba a cambiar por ese h-hombre...
- Se aferró a él, sus manos fueron directo a su cuello y las enredó detrás de éste, jugando con su cabello.