Día 5

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-Jamas me ganaras vejestorio.

-tengo mas años de experiencia que tu, niña.

-¿Preparados?...

-¿ah si? pues yo soy mas joven y tengo mas fuerza.

-ya lo veremos.

-¿Listos?...

-¡YA!- grito bichito rojo

Ambos, el viejo de la habitacion de al lado y yo, empezamos a girar las ruedas de las silla de ruedas con todo lo que teniamos en uno de los pasillos del hospital.

Cada tanto un doctor o enfermera suicida se cruzaban en nuestro camino y ambos gritabamos llamando la atencion de este que siempre nos miraban con sorpresa, se corrian y nos empezaban a gritar que pararamos. Claro que no lo haciamos nuestra meta era recorrer todo el piso, asi que teniamos a mas de diez personas corriendonos.

La batalla era decisiva el viejo no se quedaba atras y mis brazos se estaban cansando, los pacientes (a los cuales les habiamos avisado lo que hariamos) nos gritban palabras de aliento al pasar.

-¡¿YA CANSADA?!- me grito el viejo.

-¡POR SUPUESTO QUE NO VEJESTORIO!.

Nos quedaba cada vez mas poco y sentia que mis brazos iban a desfalleser, hasta que por fin vi la linea de meta, la cual marcamos con otras dos sillas de rueda.

Mordi mi labio y aumente la velocidad a duras penas, ganando la carrera.

-¡TOMA...ESA!- dije mientras intentaba recuperar el aire.

-¡MALDITA....SEAS!- rio el viejo.

Estrechamos las manos y no pudimos decir una palabra mas ya que una enfermera  nos empezo a tomar el pulso mientras unos doctores nos regañaban haciendo algunas pausas para tomar aire.

***

Abri la puerta de mi habitacion y eche un vistazo al pasillo, no habia ninguna enfermera conocida, asi que sali y me puse a recorrer los pasillos.

El doctor me dijo que descansara pero no podia malgastar un dia de mi vida descansando, asi que decidi buscar diversion por los pasillos del hospital, baje hasta las salas de espera y vi que esta estaba atestada, todos me miraron desesperados esperando que sea un doctor para darles noticias de alguien, todos tan tristes, ojos rojos, manos apretadas, y cabezas bajas.

Decidi irme de ahi, era un lugar muy triste, asi que me fui para el lugar de maquinas expendedoras, alli habia un joven de pelo verde, estaba sentado contra una pared, un cafe reposaba en una de sus manos.

Me acerque a el y me sente a su lado, el me miro extrañado como todas las personas, debido a que vestia mi bata y llevaba conmigo mi suero en esos postes largos.

-¿que quieres?- dijo el joven enojado.

-Yo mori en este hospital- dije seriamente.

El joven se paralizo y sus ojos se ensancharon, le di un codazo en sus costillas y rei.

-Idiota- mascullo el otro relajandose.

-Oye, ¿te gusta el pasto?

-no te burles.- contesto con un gruñido.

-bueno- conteste y me quede callada, lo mire un poco mas y por un momento se me paso por la cabeza quitarle su mochila y correr, pero tenia prohibido el correr.

-¿por que estas aqui?.

-quiero hablar con alguien internado aqui, pero esa sala de esperas es deprimente.

Solo 50 diasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora