Harry Potter T/n y el prisionero de azkaban.

3. Llegada a Hogwarts II

Capitulo 3

¿Ese no es Draco Malfoy? Me giro lo más rápido que puedo.

-Vaya, parece que te he asustado- Dice riendo. Harry me ha explicado mucho de él, y lo supuestamente malo que es y sobretodo que evite acercarme a el, pero yo no le voy a tener miedo no me voy a dejar pisotear.

-No te creas- Me giro para irme pero el me coge el brazo y me para. Madre mia si que tiene fuerza.

-¿Que te crees que estas haciendo?- Le digo un poco molesta.

-Frenarte, ¿Se puede saber porque te vas tan rápido?- El está super tranquilo al contrario que yo que tengo un nudo en la garganta y parece que se me vaya a salir el corazón.

-Emm yo solo, tengo prisa- Mentira, la verdad es que yo no sé utilizar magia, conozco mil hechizos pero no los he puesto en práctica nunca. Y he de admitir que me siento un poco vulnerable, pero bueno, debo dejar los prejuicios atrás. A lo mejor resulta que no es tan malo.

-Que pasa, te pongo nerviosa?- Dice confiado

-Pff ya quisieras, deja de ser tan arrogante- Hasta yo me sorprendo de lo convencida que he sonado.

-Yo arrogante?- Deja escapar una sonrisa de suficiencia.

-Si, pero bueno yo me tengo que ir. ha sido un placer conocerte- Le acerco la mano. La verdad no creo que me la estreche pero bueno por probar no pasa nada.
Bueno si, quizá se vaya riéndose y se lo cuente a su grupito de amigos. Mierda t/n donde te has metido? Pero ya no es momento para echarse atrás.

Duda un poco pero al final me devuelve el saludo, deja escapar una sonrisita y se va tan rápido como vino.

¿Que se supone que acaba de pasar? Bueno da igual debería entrar, me acerque a la puerta y escuche mi nombre.
-T/n, adelante usted es la siguiente-
Entre al comedor como toda una diosa empoderada. No suelo pensar así, suelo tener poca autoestima però estar en Hogwarts, de alguna manera hizo mella en mi.
Me senté en la silla y Mcgonagall estaba con el sombrero seleccionador en la mano.

Noté como todo el mundo me miraba un poco sorprendido, y en ese momento me di cuenta. Mi túnica se había desplazado un poco dejando a la vista mi hombro derecho, en el que siempre había estado mi cicatriz, la cicatriz con forma de estrella.