Yo le amaba, Creo, aunque ya no lo recuerdo... perdí su esencia y sin embargo permanece la borrosa imagen de su rostro en ruinas...
***
PECADOS IMPERFECTOS
Desperté una tarde de un caluroso verano, el parque se veía verde y lleno de vida, sin embargo nunca pude apreciar con detalle esa vista, ni en ese instante, ni luego de aquello. Mi dicha fue olvidarlo todo, aunque para muchos significó mi perdición.
Arribo
Solo, frente a la polvareda que levantaba cada paso en el camino, anduve bajo el cielo y las estrellas, apuntando hacia una dirección... sentía cada pulso... pero el reloj no se movía, era un camino sin fin y sin tregua, ni siquiera mis ojos veían tras esa niebla. Temeroso, el sol se asomaba... pero yo llegué primero.
-: MNémisis... hace rato te esperábamos. Llegas un día tarde -reprochó alegre.
Era un tipo gordo y petiso, bastante simpático y mientras su acento simulaba ser del norte, estábamos bien al sur, en un pueblo llamado...
Entré unos pasos quitándome el sobretodo gris de polvo y negro bajo el mismo... Sus ojos de avellana acusaron sorpresa, je, después de todo no es muy común ver eso al parecer.
Algo por lo bajo, corriendo hacia el fondo de esa especie de cantina desierta y regresando luego con un pañuelo blanco, mi interlocutor dejó ver su preocupación.
-: Tus ojos... hay un baño que puedes usar justo por aquí, velo tú mismo en el espejo
El pañuelo que me entregó estaba húmedo. Tomó mi brazo para mostrarme el camino, pero me desentendí del asunto. Cubriendo mis ojos con el pañuelo, respondí. Esa frescura se sintió increíblemente bien y me hizo olvidar el sobresalto de escuchar mi propia voz...
-: Creo en usted. -Con un poco más de calma proferí una excusa- Hay mucho polvo en el camino.
El hombre pareció tomarlo a broma, pues se hizo un silencio y al quitar de mis ojos esa deliciosa frescura lo vi sonriendo, pero su rostro hizo una infalible mueca a continuación, que, a pesar de todo, supo tranquilizarme.
Mi serenidad pareció ser contagiosa, ya que se animó a continuar y regresar a su sonrisa. Mirándome largamente a los ojos.
-: Así que cambian con el tiempo... Pensamiento en voz alta -aclaró, y me dio la espalda...
"Mal hecho" pensé... pero luego pensé que él no me conocía tanto y accedí a seguirlo desde lejos.
La cantina terminó siendo un hotel con dos pisos y exagerado espacio, aquel hombre de cabello negro y algo entrecano me guió hasta una amplia habitación sin hacer más que rascarse la cabeza bajo su boina violácea y suspirar apoyando sus manos en la parte delantera de su chaleco verde oliva. Luego, rascando su oscuro y abundante bigote con el índice antes de continuar, prosiguió.
-: Aquí estamos. Tu condominio personal, pero solo hacia lo profundo -indicó señalando hacia adelante- Aquí y allá... pertenecerá eventualmente a algún cliente, si los hay -aguantó cierta vergüenza- en fin... disfruta de tu palacio... estaré abajo si quieres compañía cuando tengas apetito.
"Heh, muy gracioso". Se fue bajando escalones demasiado despacio...
Miré mi "condominio", era prácticamente el centro de ese lugar. Mi sorpresa fue en aumento cuando descubrí que el hombre no hablaba en parábolas... tras las dos grandes y pesadas puertas de algarrobo se escondía un inmenso y largo espacio solo para mi, tan amplio que parecía ser una dimensión paralela... pero tal vez sí había habido mucho polvo en el camino y aquello era una ilusión... para ir a comprobarlo, cerré tras de mi esos portones y busqué el lugar donde "dormir". Para descubrir la verdad acerca de esa ilusión, anoté cada una de mis acciones en el apartado sano de mi cabeza; en primer lugar entré unos cuantos pasos hacia el recibidor, las excesivas luces casi me ciegan, así que busqué una llave y apagué unas cuantas. Enseguida avancé hasta un sencillo sillón y apoyé allí mi empolvado sobretodo, el dorso de mi mano rozó la superficie del mueble por un momento... El cuero estaba intacto y muy bien trabajado, "se le dio un buen destino a este carnero" pensé y abandoné su lado para buscar mi cama... diez amplios pasos me llevaron hacia el majestuoso reloj de péndulo. De vuelta al pasillo lo crucé y conocí la cocina tras este... una cocina demasiado blanca y plateada contrastando con los pasillos y las habitaciones forradas en lustrosa madera rojiza y al salir de allí mi mirada cayó al piso, también de madera lustrada, un tanto más clara que el resto, pero impecable como todo... ni un solo listón crujía... solo mis pasos se oían... "bueno, eso se puede arreglar" me dije y volví a buscar mi lugar esperado. Al fondo del gran pasillo, aún con puertas sin escudriñar a cada lado, se imponía un inmenso portal... respiré profundo el vacío de mi nuevo palacio y crucé a la dimensión de los sueños...
Pareció una macabra broma, pero de cierta forma me reconfortó... era una habitación forrada en madera de acacia, de un color casi negro y un excelente veteado..., mi mano se apoyó sobre una de las paredes y la recorrió gentilmente con la yema de los dedos, mientras mis pies se acercaban cautelosamente hacia la cama, con cojines y cobertor de terciopelo bermellón, posando yo cada paso sobre la extensa alfombra borgoña. Al llegar a su derecha, alejé mis caricias de aquella lustrosa superficie y deposité mi pequeño bolso de viaje junto a una elegante mesa de noche, del mismo material que las paredes... volví las espaldas al inmenso lecho, alejando mi vista de los dorados candelabros que reposaban sobre la cómoda al otro lado de la habitación y me dejé caer sobre el colchón de plumas... Unos pocos haces de luz penetraron a través de la cortina azul ultramarina, que cubría ambos gajos de la ventana balcón, a unos pasos de la cabecera de la cama, mi reacción fue llevar el dorso de mi mano a la altura de los ojos... y el viento atrajo a mi nariz el olor a cera que me había quedado impregnado... Volví a llenarme con la frescura de esa habitación y me dejé llevar, aún pensando... "Es demasiado lujo".
En algo así como un sueño, vi una preciosa luna llena bajo el hechizo de una excelsa melodía que solo hace trescientos años podía haber sido bienvenida. Tras recorrer un buen trecho de los Cárpatos en Fagârâs, dejé caer mi cansado cuerpo sobre la hierba húmeda y lloré todo un río. Una corriente agitada comenzó a escucharse confusa a lo lejos "ssss"... "ssuss"... "Nssusss"...
-: ¡Némesis! ¿Estás ahí?
ESTÁS LEYENDO
Pecados Imperfectos
FantasySin recuerdos, respondiendo a tan solo sus impulsos Némesis busca encontrar aquello que enterró profundo en su memoria, sin saber que su esencia es mucho más que la mera existencia de un ser ordinario... Retomar su vida comenzando por la única huell...