𝒫𝒶𝓈𝒾𝑜́𝓃 𝒞𝓁𝒶𝓃𝒹𝑒𝓈𝓉𝒾𝓃𝒶

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AU - ESCOLAR


La cálida sensación de sus labios era su perdición.

Incapaz de negarse a sus peticiones

Por más peligrosa que fuera

El silencio solo aumentaba la tensión; en medio de besos y caricias, sentados en el suelo de la habitación, traicionando la confianza que habían puesto sobre sus hombros

La pareja se separó por falta de aire, observando sus ojos rebosar de amor hacia el otro mientras el varón se acurrucaba sobre el pecho de la azabache que no tardó en jugar con su cabello.

Perdidos en su amor clandestino, un romance entre un chico de secundaria que pronto se graduaría y la hermana menor de su mejor amigo.

Sencillamente, Nezuko lo flechó desde el primer momento.

Rengoku había hecho todo lo posible por negar sus sentimientos, aunque estuviese en contra de sus propios principios.

Pero aquella patética estrategia duró un mísero año.

No pudo resistirse ese día en el que la vio en un rincón de su habitación.

No era de su incumbencia, el fugaz encuentro con la chica corriendo hacia su cuarto mientras él salía del baño fue una catastrófica coincidencia.

Kyojuro era incapaz de abandonar a alguien que pasaba por un mal momento; en especial si esa persona se trataba de la tierna azabache que compartía lazos sanguíneos con su mejor amigo, el mismo que lo esperaba en la sala para continuar estudiando.

Pero aquella demora solo aumentó, el rubio se movió sin pensar y ahora se hallaba parado a un lado de la puerta mientras veía a la chica lloriquear en un rincón, aquello le partió el alma.

Con cautela se acercó a ella, inclinándose a su altura mientras ésta no dejaba de desahogar su pena.

—V-vete... —susurró en un hilo de voz.

Pero el joven no hizo más que acercarse, limpiando las lágrimas ajenas con sus manos, observando los brillantes ojos que lo habían fascinado.

—Lo haré cuando dejes de llorar —respondió, con una suave sonrisa que reconfortó a la solitaria chica.

Pero las palabras solo eran eso; palabras. El dolor todavía seguía allí y Nezuko no podía retenerlas.

Kyojuro la abrazó, gesto que extrañó a la otra, pero por su gran necesidad de compañía consintió

Solo eran ellos dos, en una habitación donde reinaba el silencio y las palabras no eran bienvenidas.

El corazón del varón latía con frenesí, guardando el momento en un rincón especial de su mente, el sudor en sus manos era señal de la adrenalina que recorría su cuerpo.

No debía estar ahí

Pero su lógica fue apartada por los deseos egoístas que por mucho tiempo había reprimido y ahora lo arremetían con mayor fuerza

Volvió a la realidad, sintiendo los dedos de la azabache deslizarse por sus cabellos, a su memoria llegó el descuido de aquella tarde, el beso robado que fue el detonante de esta dulce locura.

El mismo día que Nezuko había llegado con el corazón roto.

Pero ella no volvió a mencionar ese tema, quería ahorrarle problemas a su novio si le daba un puñetazo al que no supo apreciarla.

Giró su cabeza, mirando horrorizada hacia la puerta a la vez que empujaba a su enamorado, rápidamente acomodó su uniforme y guardaba el bolso del varón mientras éste se ocultaba en el clóset.

Los pasos subiendo las escaleras seguido de un breve lapso de silencio.

—¿Nezuko? —Tocó la puerta dos veces, la mencionada abrió haciendo lo posible por actuar natural.

—¿Sí?

—¡Ten! —Le mostró dos bolsas; eran de su pastelería favorita —¡Sé que son tus favoritas y como estaban en oferta decidí comprártelas!

La chica miró el obsequio por unos segundos, de inmediato que captó el mensaje lo abrazó por el detalle, Tanjiro era un hermano ejemplar, y estaba muy agradecida de la vida por eso.

El chico no dudó en corresponder el gesto, un breve intercambio de palabras y la joven se encerró en su cuarto, ahora con un pastel a cada lado.

Sonrió, al tiempo que el rubio salía de su escondite.

—¿Todo despejado? —cuestionó en voz baja, si bien, no era la primera vez que hacía esta visita prohibida, nunca bajaba la guardia

Ella no le respondió, solo se acercó y tomo su rostro con ambas manos para brindarle un tierno beso, el inicio de muchos, cada vez haciendo más difícil la tarea de ser sigilosos.

Rengoku la sujetó de la cintura, así evitaba que se escapara en el mejor momento, disfrutando otra vez de la soledad.



Abajo, Kamado se preparaba para hacer la cena, observando con tristeza un punto inexistente mientras apoyaba ambas manos al filo de la mesa.

«¿Por qué era tan difícil?»

Nada le costaba subir con cuidado y desmantelar el romance furtivo de su hermana.

¿En qué había fallado como hermano para que su dulce hermanita le tuviera tanta desconfianza?

Él no era estúpido, desde la primera vez había pasado por una enorme sorpresa al captar el olor del varón, era obvio lo que pasaba.

Permaneció callado, camufló su sobresalto y esperó a que alguno de los dos lo enfrentara con la verdad.

Hasta ahora, no había dado frutos, Tanjiro se puso pensativo, mientras la sartén a su lado estaba quemándose.

Él dudaba, no solo de la confianza que le tenían sus seres queridos, sino de que si debía preparar dos o tres platos para la cena. 





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Ya sé que es un final bien "¿WHAAAAT?" tal vez hasta algo cómico, pero fue lo primero que se me pasó por la mente uwu

Como toda buena multishipper el RenNezu no se me puede escapar y aproveché el ataque de inspiración y mi tiempo libre para dar este pequeño aporte.

Gracias a todos lo que tuvieron la decencia de leer hasta el final.

Se despide, Autora-chan (oAo)/ !

*Desaparece entre las sombras*

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