Espero extenuada que caigan los rostros cansados de ciudades antiguas.
Veo sus voces, siento sus gemidos, escucho sus pasos que, incoherentes, caminan sin rumbo hacia una tierra que bajo nuestros pies clama a gritos por levantarse.
Son fantasmas que transitan por las solitarias calles con ojos desorbitados, buscando, tal vez, el resultado de un verso, de un pasado, de un libro, de un texto que relata su historia y el futuro incierto de una vida inexistente que en algún tiempo fue realidad.
Se comportan como niños. Son títeres inmensos que son movidos por largas manos que acaparan el espacio en su totalidad, reemplazando los edificios, las casas, la vida misma por superar la iniciativa de una historia común o deseada y reflejarla en susurros, en el sonido del tiempo, en la memoria del viento.
Se detienen cansados y miran a su alrededor buscando respuestas, intentando comprender por qué la vida se desvanece en un suspiro y solo quedan los restos de un verano que esperaba con ansias el silbido del agua al correr libre por el campo, el murmullo de los límites del tiempo al mirar las manecillas del reloj que marcan las horas y esperan ansiosas el momento exacto en que sus pasos deje de ser tan pesados y lleguen a elevarse hacia el futuro de una historia, cuyo final , todavía está por escribirse.
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Episodios
PoetrySomos la Luz de la mañana, el verano tardío, la voz del naufragio....