Sorpresas que enamoran

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Jimin volvió de su extensa jornada deportiva, entró a su casa y se encontró con una imagen que nunca hubiese esperado. Yoongi parado frente a él vestido de negro y con un gran ramo de flores, el departamento ordenado y una linda mesa cargada de cosas ricas para comer.
Sonrió ante eso y todo el enojo se fue por un caño.
-¿Es tu forma de pedir perdón?-

-Apenas estoy aprendiendo,  hay muchas cosas de este plano que no entiendo, pero si entendí que debo medir mis palabras si no quiero verte enojado- exclamó y sonrió ampliamente dejando ver sus encías.

Jimin lo miró de reojo y también sonrió, no sabía por qué pero no podía estar enojado con el otro.
Tomó las flores, las olió y le agradeció con un tierno beso en la mejilla. Mejilla que Yoongi acarició embelesado.
-Voy a ducharme, estoy todo sudado, luego compartiremos esas cosas ricas que preparaste. Muero de hambre- informó.

-Oh, ¿te sientes mal? ¿Quieres ir al médico? En serio no quiero que mueras- dijo aterrado.

Jimin rodó los ojos, al parecer el chico realmente no entendía muchas cosas de la Tierra.
-Es una forma de decir, no voy a morir, es solo una exclamación para que entiendas que tengo mucho hambre- explicó sin dejar de sonreír. Y Yoongi respiró más tranquilo.
-Eres muy gracioso- comentó acariciando nuevamente la misma mejilla.

-Y tu eres muy hermoso- suspiró sin dejar de verlo.

Jimin sintió su rostro arder y decidió que mejor iría a bañarse, realmente él tampoco entendía muchas de las cosas que él otro decía, aunque debía reconocer que le encantaba que lo halagara.

Bajó luego de unos minutos y se sentó en la mesa frente a Yoongi que lo esperaba paciente. Degustaron todo lo que él había preparado y charlaron de todo un poco. Jimin preguntó acerca de su vida en el otro plano, tenía mucha curiosidad y Yoongi se tomó todo el tiempo para contarle con detalle cómo era allí.
-Tengo un hermano que le dice Destinolandia a nuestro plano, no creo que sea el nombre correcto pero lo acepto, es más fácil para que otros lo entiendan- comentó.

-¿Y entonces como se llama tu plano  o reino?, no sé como decirle- indagó  curioso

-Bueno, la verdad no tiene un nombre, es decir no sabría como traducirlo en tu idioma-

-¿Acaso hablan otro idioma donde vives?-

-No, no es eso, en realidad hablamos todos los idiomas del universo, solo que utilizamos el que nos sea más cómodo- dijo subiendo sus hombros en señal de que no era tan importante.

-Waww, debe ser un lugar muy lindo- exclamó dejándose llevar por la imaginación.

-La verdad es que no difiere demasiado a cualquier país o ciudad,  no te olvides que también fue creado por Dios y él no tiene demasiada imaginación- espetó burlón.

Jimin arqueo una ceja, al parecer Yoongi no tenía un muy buen concepto de Dios.
-¿Por qué me parece que tu y él no se llevan muy bien?-

-Bueno por su culpa la mayoría de las personas nos culpan de sus desdichas y sufrimientos, así como tu que te quejas de lo que según tu te he quitado o no te he dado, mucha gente también lo hace, y lo cierto es que somos su excusa perfecta para tomar decisiones a veces equivocadas o dolorosas y quedamos nosotros mal y a él nunca lo culpan. Es injusto, nosotros no hacemos nada que él no ordene, ¿entiendes?-

-Entiendo-

-Tenemos poder pero es limitado y él decide hasta dónde podemos usarlo o intervenir en lo que le suceda a las personas- explicó

-Dijiste que tenías un hermano- comentó curioso.

-Tengo varios, algunos viven allí conmigo, otros han dejado el reino para seguir sus deseos o su "destino"- dijo haciendo comillas en la última palabra y sonriendo.

-Osea que puedes dejar tu reino si quieres?- cuestionó aún con más curiosidad.

-No es fácil hacerlo, y provoca un gran malestar y hasta puedes ser juzgado por traición, pero no es imposible, solo debes de estar muy seguro porque una vez que te vas de allí no puedes volver-

-Excepto tu que has venido por una misión-

Yoongi lo miró con sus ojos algo brillantes y con algo de pena.
-Se podría decir- respondió.

-¿A qué te refieres?- preguntó de inmediato.

-Nada, a nada. Sabes mi hermano menor se llama Jungkook y es la persona más noble e inteligente que conozco, él tomará mi lugar cuando mi tiempo como destino se acabe-

-¿Así como un sucesor?-

-Se podría decir que si-

Siguieron hablando de varias cosas, Jimin le contó de su hermano Namjoon y de como la mamá de este lo había cuidado cuando se había quedado solo, Yoongi lo escuchaba atentamente y asentía cada vez que era necesario pero la realidad es que el conocía muy bien la historia. Había estado a su lado siempre y hasta había llorado sus lágrimas. Pero claro eso Jimin no podía saberlo, al menos no hasta que se enamorara de él.
-Jimin ya que voy a quedarme contigo realmente no quiero ser una molestia, así que pensé que ya que no puedo despegarme de tu lado, quizás podrías darme algo para hacer en tu empresa y de esa manera retribuir tu hospitalidad-

-No es necesario que trabajes ni que pagues nada eres mi invitado,  a la fuerza pero lo eres- exclamó con sarcasmo

-Yo creo que si debería hacerlo, además ¿cómo explicarias a los demás el echo de que este todo el tiempo contigo?, soy bueno con los números, así que puedo ayudarte con la contabilidad o con la administración, no sé,  algo que justifique mi estadía en tu empresa y en tu casa-

-No tengo que darle explicaciones a nadie, es mi empresa es mi casa y tengo a mi lado a quien se me ocurra, pero si eso te deja más tranquilo, entonces te buscaré algo para hacer. Vayamos a dormir que empiezas mañana- comentó con gracia y ambos se encaminaron al segundo piso.

Jimin se detuvo en su puerta y vio al otro detenerse en la del cuarto de invitados.
-Que duermas bien- dijo.

-Tu también- respondió Yoongi, y algo dentro suyo le pedía a gritos que no se alejara y que le pidiera dormir juntos. Pero quería hacer las cosas bien, y no asustar a Jimin quería que se enamorara de él por sus acciones y no dejarse llevar por los deseos carnales. Aunque sabía que sería muy difícil controlarse teniendo solo una pared que los separase.

Jimin se recostó en su cama mirando el techo, sabía que pensar en el destino como alguien a quien amar era imposible pero no podía evitarlo, al parecer era el hombre perfecto justo para él,  pero era de otro plano, era un ser místico, y era prácticamente inalcanzable ¿o no?.

Querido destino: Deja de joderme la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora