2. SFORZESCO.

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La habitación parecía estar recién remodelada, había más espacio de lo normal, olía a recién pintado, era ese típico un olor fresco que te hace sentir que todo es nuevo. El ambiente era perfecto, no era caluroso como otros días, pero tampoco era frío como en las épocas de otoño.

Al entrar, Manzoni coloco sus cosas a un costado de la cama y de un pequeño salto se tiró sobre ella, el aire que entraba por la ventana se sentía bien, y el maravilloso olor de las flores de su padre hacía que aromatizará cada rincón de la recámara. Las flores de Mr. Manzoni tenían esa esencia especial que las caracterizaba sobre las otras, sus colores vivos y llamativos siempre eran la clave para que su jardín de distinguiera de cada uno de los otros. Y ¿Cómo olvidar ese aroma tan suave de cada una? era cómo si estuvieras en una dulcería, pero sin ser tan empalagoso, estaba en un punto medio el cual se podría denominar "perfecto."

Ade al recostarse sobre su lecho comenzó a relajarse, de tal forma que caería profundamente dormida.
Sin darse cuenta, ella ya se encontraría soñando.

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— Shhhhh, la vas a despertar, Antheia dijo que no hiciéramos ruido. –susurro–

— Es que jamás había estado tan cerca de una humana, es tan extraño...

— Si supieran que sus sueños son dimensiones en otra realidad, entrarían en pánico.

— Hmmm... – Comenzaba a quejarse Manzoni como si estuviese despertando.

— No hables más.... – Habló aquel ente dentro de la habitación – Por todas las hadas, espero que no despierte...

— ¿Hadas...? – murmuró entre balbuceos Manzoni.

— Si, eso es lo que somos – Respondió uno de ellos como si de algo normal se tratase.

Ade al escuchar lo último se asustó, y despertó casi de golpe, ¿Quiénes eran? ¿Hadas? ¿Que estaba pasando?

Al despertar, no había nadie...

— ¿Hola? – Dijo Ade – ¿Hay alguien aquí? – Miró hacía todos lados sin lograr poder ver nada – Quizás sólo fué parte de mi sueño... – soltó.

— Claro que hay alguien, somos nosotros, pero tú no puedes vernos.

Tras haber escuchado ello, se levantó de la cama buscando por dónde provenía el sonido de aquella voz, hasta que lo vió, dos luces diminutas sobre su lecho; comenzaron a moverse en dirección hacía ella, ¿Qué eran? Y ¿Por qué estaban ahí?
Manzoni los siguió con la mirada sin lograr ver más allá de unos simples destellos azules. Cuándo por fin llegaron a estar más cerca de su rostro

¿Orejas punteagudas? ¿Cabellos de colores? ¿Alas?
¿Qué es lo que estaba sucediendo?

Al estar frente a sus ojos con solo una palabra, logro volver a la normalidad.

— Despierta ... – Soltó uno de ellos seguido de un polvo brilloso.

🔸🔹🔹♦️🔹🔹🔸

Al despertar un ligero olor a chocolate provenía de la cocina, era dulce, olía muy bien.
Ade se levantó de la cama y se dirigió a está.

— ¿Padre? – preguntó sin escuchar ninguna respuesta.

Siguió buscando por el comedor hasta encontrar sobre la mesa una taza de chocolate caliente junto un gran tazón de galletas recién hechas, pero, ¿Sólo una taza?
Manzoni se sentó a digustar una de las galletas mientras se ocupaba pensando en aquel sueño tan extraño. Bueno, después de todo sólo fué un sueño, pero había algo que le llamo la atención de aquel, "Despierta" ¿Despertar? ¿Qué no lo estaba? ¿Por qué tuvo esa sensación de que todo parecía ser real? ¿Nuestra "realidad" es un sueño? ¿Y si estamos dormidos y no lo sabemos? ¿Qué es lo real?

— Real... – murmuró mientras se terminaba su snack y le daba un sorbo al chocolate.

Manzoni al no sentir la presencia de su padre, salió en busca de encontrarlo, ¿En dónde estaría? ¿Saldría?.

Eran las 5. P.m; la siesta de Ade había durado una hora, una hora que se sintió eterna. Por último antes de salir en búsqueda de Me. Manzoni tomo un abrigo y un gorro, debido a qué el clima en Milán era algo fresco.

Las calles estaban solitarias, no se veía nadie cerca, pero ¿Y sí Adelaide fuera Mr. Manzoni? ¿A dónde iría? ¿Al trabajo? ¿Por qué no dejó una nota?

Apresuró el paso sin dirección alguna, sólo vagando por ahí con la esperanza de encontrar a alguien cerca y preguntar si habían visto a su padre.
Por suerte, a lo lejos logró ver a alguien de espaldas, un chico pelinegro alto y delgado. Al estar en una distancia considerable entabló una conversación con éste para lograr obtener la información necesaria.

— Hola, ¿Has visto a un hombre alto, delgado y de cabello castaño pasar por aquí? Su nombre es Guido Manzoni. – preguntó la pelirroja con la ilusión de tener una respuesta positiva

El chico no había puesto mucha atención, pues traía puestos unos auriculares, Manzoni llamo su atención tomándolo del brazo para poder preguntar de nuevo, a lo que esté respondió que no había visto a nadie, sin embargo podía ayudarla a buscarlo.
La pelirroja dudo de lo último ya que no cualquiera se ganaba su confianza, aunque viéndolo por otro lado no lo consideraba tan mal que le ayudará a encontrar un sitio cerca, y de esta manera posiblemente lograr encontrarse con su padre.

Durante lo que quedaba de la tarde buscaron por todo el vecindario, sin rastro alguno de Mr. Manzoni, Adelaide opto por llamar a su teléfono en busca de una respuesta, al hacerlo una mujer respondió su llamada, Ade al no reconocer la melodía de aquella mujer comenzó a realizar preguntas, pero está sólo respondió:

— Si quieres saber respuestas, ven al Sforesco – fin de la llamada.

— Sforesco ... – Soltó la pelirroja sin entender aquella palabra.

— Es un sitio muy famoso cerca de la Capital – respondió el chico inesperadamente – ¿Tu padre se encuentra ahí? O...  ¿Qué fué lo que te dijo?

— Era una mujer, solo menciono que si quería respuestas fuera al Sforesco – respondió preocupada.

— Entonces... Salimos mañana a primera hora para encontrar a tu padre.


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Hola chicos, esta es la segunda parte del libro, pido perdón por haber tardado demasiado en actualizar pero la verdad es que he estado saturada de tareas, trataré de hacer lo posible por subir capítulos más seguido. 🧁💌


-Dolly


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⏰ Última actualización: Apr 23, 2021 ⏰

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