Prefacio

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La noche caía tranquilamente sobre el panorama, adornada con miles de estrellas que brillaban intensamente, acompañada del viento que era tan suave y delicado que al tacto se sentía como una caricia de seda, una extraña sensación de calidez que iluminaba el alma y servía de analgésico al dolor de lo desconocido. Jamás había apreciado tanto la oscuridad ni había notado como realzaba lo hermoso del paisaje urbano.

Era la primera vez que veía a la ciudad en perfecta calma y en esta ocasión hacia juego con las voces tranquilas de mi cabeza. Todo estaba tan en paz que parecía la tan anhelada muerte pacífica que todos hemos escuchado y queremos al final del camino. Pareciera mentira que hace unas horas mi mayor preocupación fuera el mañana, que no tuviera la capacidad de apreciar el presente y ahora simplemente me marchaba sin atadura alguna a un mejor lugar. Que irónico que entiendas la vida cuando ya no perteneces a ella.

No es que tengas la respuesta totalmente absoluta del universo; pero si entiendes que el tiempo se va en banalidades, que estamos más preocupados por el que dirán y no somos lo que realmente queremos ser. Entiendes que el amor es una locura, la locura un capricho y el capricho un sueño. Llegando así a comprender que eso es la vida. Un sueño... Un hermoso y espeluznante sueño que cuando llega la hora de despertar es cuando cierras los ojos para siempre.

Un Sueño nada más!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora