III

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En  esta  vida  el  gran  misterio del  hombre  es  su  muerte, es un tema que da muchas vueltas en la cabeza de quien vive.  Es  un  gran misterio  porque  nadie  sabe  con  certeza  qué  hay  después  de ésta. Pero, una vez que mueres ¿se podría decir que hay un gran misterio aun?

Había caminado por las viejas calles de la ciudad, había pasado tantas veces por aquellos lugares que pierden el asombro natural de si mismos. Viejas edificaciones que mantenían ese aire virreinal que se mezclaban con lo moderno, personas viviendo sus propias historias, árboles centenarios y pequeños retoños. Todos viviendo en un perfecto ciclo.

"Alex, por favor... Envíanos fuerza", me quede sin palabras. Cerré los ojos y una vez más deje que la voz fuera mi guía. Y por primera vez en esta extraña vida, abrí los ojos en medio del camino. Fue una fracción de segundo, un pestañeo en el que juraría que había visto miles de cuerdas de luz que se conectaban con todo al rededor. Fue simplemente maravilloso. Una red de luz y vida.

En mi destino, me encontraba parada en medio de una pequeña sala acogedora, frente a mi estaba Romina, la esposa de mi hermano. Estaba recostada en el sofá, apretando fuertemente el teléfono. Supuse que Jake estaba con mamá y mi sobrina estaría tomando una siesta. Me quedé viéndola hasta que poco a poco el sueño la venció. Me senté frente al sofá. Pesé a que nuestra relación no fue buena al inicio, verla con los ojos rojos de tanto llanto me hacía sentir fatal; debí de aprovechar mas las oportunidades que tuve de convivir con ella.

-te juro que si supiera como darles fuerza lo haría - conteste a su plegaria- es mas, jamás los haría pasar por esto.

-no debiste irte- abrí los ojos ante el asombro.... ¿A caso me había contestado?

-puedes oírme?- me acerque más a ella y pude notar que seguía dormida. - sabes que me paso?

-no debiste ir ahí... Todos te lloran... Tu mamá no te deja.- sus respuestas eran vagas, apenas unas oraciones coherentes.

-lo siento, en verdad lo siento.

-no nos dejes Ale... Sofí necesita a su tía.

No pude aguantar mas. El dolor era muy intenso... Sentía que me quemaba el alma. Me solté a llorar al tiempo que acariciaba el cabello de Romi. En mi desesperación no me había dado cuenta cuando Sofía había despertado. Me miraba un poco confundida, le sostuve la mirada un tiempo hasta que rompí el silencio en vano; mi voz ya no tenia valor en los vivos.

-no hagas ruido-le dije al tiempo que me agachaba a su lado- mamá esta dormida y necesita descansar

-si tía- una vez más abrí los ojos como plato, ¿Cómo era posible que una pequeña de 3 años me viera sin problemas?- por qué todo lloran?

-porque a veces llorar limpia el dolor.- se acerco  e intento limpiar una lagrima que caía por mi mejilla, pero no tuvo éxito, era como si su mano tocará el aire.

-espero que tu alma ya no sienta dolor- y se fue a acostar a un lado de su mamá.

Y ahí me quedé. Sentada frente a la ventana, esperando a que un milagro ocurriera, que despertará o me durmiera para siempre. No me moleste en girar cuando la puerta principal se abrió y escuche a mi hermano suspirar. Tenía miedo de ver la misma mirada que vi en papá, la que veo en cada uno de los que me amaron.

Jake paso frente a mi y despertó a Romí, me asombro la calma que tenía. Seguramente el era el apoyo de mis padres y no podía derrumbarse en ese momento. "ya es hora". Esas tres palabras hicieron brincar a mi corazón. Era hora de despedirse de mi...

Si bien la percepción que tenía del tiempo no era las más adecuada, desde el momento en que vi a mi hermano llegar y el momento en que todos subieron al auto, el tiempo se había vuelto pastoso y se sentía como si estuviera bajo una extraña masa viscosa que no me dejaba moverme. Todo avanzaba tan lento que el miedo empezaba a controlar mi cuerpo, buscaba con desesperación un último objeto que me hiciera despertar.

Cerré los ojos gritando con tanta fuerza que podía sentir como mi garganta se hacía añicos. Por desgracia cuando abri los ojos estaba cara a cara frente a un grupo de personas de negro sentadas en medio del cementerio local. Y justo ahí es donde vi la peor escena de todas. Mi madre estaba recostada en los brazos de mi padre, tenía los ojos tan rojos que parecían estar inyectados en sangre, se veía tan demacrada que podía sentir miles de alfileres entrando en mi piel. Todo era culpa mía, mamá jamás debió pasar por esto.

La culpa que sentía se intensificó ya que todos tenían la mirada clavada en mi, todos me veían con tristeza y uno que otro con morbo. Más tarde que temprano entendí que exactamente no me veían a mi, sino el ataud blanco que estaba detrás mío. Gire lentamente para quedar frente a el, pude notar que mi cuerpo empezaba a temblar un poco. Cai de rodilla y por fin entendí y acepte que todo había terminado para mi.

Los murmullos de todos los presentes eran la melodia que acompañaban los sollozos de mis seres queridos. Podía ver a Iris, el resto de mis amigos y uno que otro compañero del hospital. Camine entre la gente, cada lagrima la sentía como si una tonelada de concreto cayera sobre mi.

Mi familia, no podía recordar cuando había sido la última vez que todos estaban en el mismo lugar, mis abuelos, mis tíos, primos, sobrinos... ¿A caso siempre tiene que ser necesario la partida de alguien para que todos coincidieran y suspendieran por un par de horas sus compromisos?

El sol comenzaba a esconderse tras los árboles, así que el día estaba por terminar. No escuche mucho de la "hermosa" ceremonia, no pude captar las palabras de consuelo que el pastor había dirijido hacia con mi familia, tampoco pude ser capaz de moverme cuando poco a poco el feretro empezó a descender hacia aquel frío y oscuro hueco que sería mi última morada.

Poco a poco las personas pasaban a dejarme una flor y a desearme un buen viaje y se retiraban, no sin antes dar las condolencias a mi familia. Que estúpido es esto. ¿Por qué cuando mueres todos buscan decir lo que en vida se guardaron? Es irónico que cuando no estas más en este plano todos te buscan esperando una respuesta milagrosa.

- lograste comunicarte con Evans? - mi papá había roto el silencio- alguno pudo decirle lo que ha pasado?

-no papá, lo he llamado e incluso fui a su casa... Pero nada.

Ah sí que... Después de todo el amor se mi vida había decidido sacarme de su vida. No pude determinar el momento en que me había quedado sola, el silencio se sentía irritante e incluso las flores y demás cosas que adornaban las demás tumbas me hacía odiar la muerte! "prometo darte un ramo de flores cada semana, tu vida será colorida y llena de vida". Mi Oliver... Maldito Oliver... Haz olvidado tus promesas.

Un Sueño nada más!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora