Capítulo 19: Viaje

7 5 2
                                    

Narra Jayden:

Estoy en un pasillo oscuro. Es de noche. La silueta de dos adultos se encuentra al final de este pasillo iluminados por una tenue luz cálida. Están frente a lo que parece ser una cuna.

—...esto te guiará... —Resuena en un eco.

Mamá...

Corro hacia donde ellos están.

No logro avanzar. Por más que corra, no logro avanzar. Necesito moverme más rápido, quiero saltar hacia donde ellos están. Necesito verlos. Necesito ver sus rostros una vez más.

No quiero olvidarlos.

Algo se ilumina en mi pecho.

El colgante de papá. Está brillando.

Puedo ver cómo las figuras de mis padres se voltean a verme.

Están... gritando.

Sus cuerpos se agitan. Se pulverizan. Desaparecen en el vacío de la oscuridad.

Nunca había visto algo así. Nunca había visto nada más de ellos en mis sueños hasta hoy.

Esto es diferente. Es nuevo. Me asusta.

El piso se cristaliza. Se rompe.

Caigo al vacío a toda velocidad.

Pero no me estrello.

Estoy como flotando. Estoy suspendido en el espacio, pero viajando a toda velocidad.

Estrellas y nebulosas se mezclan en el horizonte. Se mezclan, convergen, se juntan, explotan.

Y en el centro del universo, un planeta.

Es como de cristal. Puedo sentirlo latir. Puedo sentir la energía que emana incluso a la distancia en la que me encuentro.

Pronto, el resto de los planetas divergen y forman un torbellino que me atrapa y me lleva al vacío.

Pero al abrir los ojos estoy en otro lugar.

Es una tierra árida, agrietada por la sequía.

Las estrellas en el cielo se mueven a toda velocidad, pero en la tierra las figuras de las personas se mueven a cámara lenta.

Son soldados, vestidos con ropas extrañas.

Están en el campo de batalla. Toda clase de colores se mezclan en un ir y venir de ataques y gritos atrapados en el tiempo.

En las escaleras de un castillo, un rey toma a su bebé en sus brazos y se ocultan de la batalla.

Intento acercarme a ellos, pero antes de pensar siquiera en moverme una espada atraviesa mi pecho.

No debería poder sentir dolor. Es solo un sueño. Es solo un sueño.

Pero se siente muy real. Es como si estuviera aquí presente.

Pasado.

Futuro.

Intento moverme, pero estoy congelado en el tiempo.

Bajo mi mirada hacia la herida en mi pecho. La sangre brota con lentitud.

Una luz me enceguece. Es el colgante, está brillando.

La árida superficie de la tierra se abre en dos y caigo entre árboles y arbustos.

Las flores se mueven en conjunto con las estrellas.

Están cantando una canción.

Es una canción triste.

Una cazadora entre los árboles nota mi presencia, me mira directamente a los ojos.

Soy su presa.

Apunta su arco a mi cabeza y dispara.

La flecha de hielo corta a toda velocidad la distancia entre nosotros. Rompiendo el viento y rasgando el espacio mismo. Las estrellas se detienen por un segundo y todas al mismo tiempo comienzan a viajar directo hacia mí.

Siento el peso del tiempo sobre mi cuerpo.

La flecha atraviesa mi cabeza y el hielo se rompe en miles de cristales.

Despierto.

Estoy sudando. Mi respiración está agitada. Apenas y puedo respirar con normalidad.

Siento un profundo dolor en el pecho y en mi cabeza. Pero no tengo ninguna herida.

Todo se sintió muy real.

Estoy temblando.

Aún puedo recordar lo que sucedió en mi sueño. Pero siento que lo olvidaré pronto.

Sin pensarlo dos veces y casi por inercia tomo mi libreta y me voy a las últimas páginas en blanco y comienzo a trazar líneas y hacer bocetos.

No te olvidaré...

Mamá...

Love BeyondDonde viven las historias. Descúbrelo ahora