3. Me duele

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Que día tan largo. había tenido que madrugar mas que de costumbre Miguel le había dicho que la acompañara a una práctica que haría con los del otro semestre a una empresa, todo hace parte de sus funciones como monitora. Le gusta cómo se están dando las cosas en este aspecto de su vida, esta aprendiendo mucho, no solo de su carrera, de la vida en sí.

Casi dos semanas habían pasado desde que fue nombrada en ese puesto y se sentía pletórica. Prácticamente se había olvidado que tenia novio, todo su tiempo libre lo dedicaba a organizar cosas de la universidad, ya fuera de su academia o de su nuevo puesto, monitora.

Las ganas de orinar la tenían incómoda desde hace mas de media hora y solo hasta ese momento había decidido satisfacer su básica necesidad.

Placer.

Alivio.

Satisfacción.

Se sintió realmente liviana una vez terminó. Las risas de unas chicas que no conocía la hicieron recordar viejos tiempos con Ale, cuando entraban juntas a todas partes, incluyendo los baños del colegio. Algo la detuvo y, realmente, no podría explicar que había sido.

– Si todo sale bien, este sábado seré yo quien vaya con él. Dice una entusiasta voz.

– ¿Estás segura? Dicen que tiene novia. – Menciona la otra con cierto recelo.

– Si, pero si la vieras entenderías porque sale con una diferente cada sábado. Yo no me voy a perder la oportunidad de tener un excelente polvo, ese hombre tiene la mejor fama de todos.

– No me creo capaz de hacer algo así.

Las voces se resuenan y sin saber por qué ella simplemente escucha, nunca ha sido metiche, pero le parece increíble como algunas mujeres se entregan sin compromiso, siempre pensó que eran los hombres quienes hacían ese tipo de cosas.

– Tu no, yo sí. Vamos es Juli, Todas quieren estar con él y si él no se niega... – Juli, ella también tenía un Juli, su flaco, pero él no era así. Sin embargo algo se removió en su interior, algo como una mala premonición.

– Definitivamente, no sería capaz de estar con alguien que tiene novia.

– Por eso eres virgen, nena. – Con amigas así...

– No, soy virgen porque no ha llegado el indicado. – Así se habla chica, no aceptes la presión social.

– El indicado sería Julián Echavarría, nena, ese hombre sí que sabe como tratar a una mujer...

No pudo escuchar nada más, esas niñas estaban hablando de su Juli, de su flaco, ¿qué estaba pasando? Acaso estaba en un Cámara escondida o en una dimensión paralela. Ellas salieron del baño sin haberla visto y si bien es cierto que no tenía idea de quienes eran, también podía asegurar que no podrían estar hablando de alguien diferente.

Aun no había terminado sus deberes, pero no le importó. Se fue del campus y solo pudo caminar por mucho, mucho tiempo, sus pies dolían, su cuerpo estaba exhausto y en un momento ni siquiera supo en donde estaba. La oscuridad le hizo darse cuenta de que tenía al menos cuatro horas caminando. Su teléfono había muerto en algún momento y su costumbre de no usar reloj de pulsera la tenía más desorientada aún.

Por fortuna estaba en un buen sector de la ciudad, aun así, no debía confiarse, la inseguridad estaba generalizada.

Necesitaba llegar a su casa, no tenía tanto dinero para un taxi, así que debía buscar un transporte público. Preguntó en una heladería y la chica de la caja le dijo como llegar. Debía caminar seis largas cuadras, pero eso solo le serviría para pensar más, solo sería más tiempo para su maraña de pensamientos. Un cansado suspiro se le escapa y decide dejar de pensar en todo lo que la ha tenido con el corazón devastado toda la tarde.

En Tus ZapatosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora