Volver a casa es sin duda aún mejor que estar en las bases, echo de menos mi cama.
No puedo quejarme, es espaciosa y tiene de todo, me sobran habitaciones por todas partes, no necesito tantas cosas pero cuando uno gana mucho se acaba gastando parte de ese dinero en cosas así.
De pequeña soñaba con esas puertas principales enormes de hierro negro y vidriera que al abrir tienen una escalinata enorme en el recibidor y lo conseguí. En mi familia siempre ha habido dinero pero mi padre no lo gastaba así que no lo parecía.
Dejo que Markus vaya a aparcar el coche e invito a Spencer a pasar, él explora con la mirada y yo voy directa a una salita junto a la entrada en la que están los monitores de vigilancia para saludar a los dos chicos y una chica que están hoy de vigilancia.
-Fuera hay más vigilantes-indico al volver con Spencer-si entra alguien desconocido le verán seguro y si no le conocen pues...disparar y luego preguntar
Lo digo medio riendo pero a la vez como advertencia, por si acaso se le va la olla y quiere liarme alguna.
Al fin y al cabo a penas nos conocemos.
-Te llevo a la habitación de invitados.
-No me imaginaba que vivieras en un sitio así-dice siguiéndome escaleras arriba.
-¿Pensabas que vivía en una cueva del crimen?-pregunto riendo-Me sorprende que tras investigarme no supieras ya donde vivo.
-Presentarme en un domicilio oficial no era prudente.
-Claro, fue más prudente lo que hiciste de intentar convencer a alguien de que nos presentaran-apunto sarcástica, ya frente a la puerta de la que será su habitación un tiempo-toda tuya-me aparto para que pueda pasar.
Como ya es costumbre analiza la estancia antes de pasar pero acaba haciéndome caso.
-Descansa, si necesitas algo esta noche habla con Markus, está en la habitación de la planta de abajo, junto a la sala de vigilancia en la que me viste entrar antes-explico-mañana cualquier cosa dímela a mí, él libra.
-Está bien-asiente-buenas noches.
-Buenas noches, estaré al fondo del pasillo, si te entra hambre eres libre de bajar a la cocina.
-Gracias.
Sin decir más me voy a mi habitación, antes de irme a la cama me doy una muy necesitada ducha, porque ya me duché en el cinco pero no es lo mismo, mi baño personal es mucho más cómodo.
Relajarme un poco me hace reflexionar sobre lo que estoy viviendo, que ahora hay un poli bajo mi techo, como mi invitado. He decidido creer en lo que me decía, nadie está tan ido de la olla como para inventarse que trabaja para el FBI si está tratando con gente como yo, porque te va a traer más problemas que alegrías.
¿Qué voy a hacer si lleva razón y uno de los que sospecha es realmente el asesino? Debería ayudarle como dije, pero tampoco soy santa Teresa de calcuta para andar solucionando la vida del FBI.
Luego a parte está que me irrita cada vez que se acerca y a él parece que no le afecta nada, tan centrado en su objetivo que olvida su posición.
Es cierto que no puedo dejarle en una base con los demás, sería echárselo a los lobos y necesita estar conmigo para su investigación.
Igual me estoy volviendo loca...no sé.
Al fin he dormido del tirón, agusto. El cuerpo me duele muchísimo menos y decido bajar a coger algo para desayunar.
No me esperaba encontrarme a Spencer en la cocina ya despierto, vestido como si fuera a salir y recién duchado por lo que parece, en cambio yo voy en pijama y parezco un zombie.
-Huele a café-digo perezosa.
-Buenos días, Markus preparó una cafetera antes de irse-saluda levantando su taza.
-A él ni le gusta el café, parece que le tengo que obligar a que no haga cosas por mí y descanse de vez en cuando-me sirvo un poco de café y abro la nevera.
-¿Les veremos hoy?, digo a los hermanos.
-No está en mis planes, quiero dejar que los míos descansen un poco, ya han sufrido suficiente estrés.
-Ya veo-comprende pensativo-Desde mi punto de vista, deberías poner distancia con Jack, parece una bomba a punto de explotar.
No entiendo en qué momento le he dado permiso para opinar sobre mi vida sin venir a cuento.
-¿No te preocupa que haya más víctimas y no te enteres?-cambio de tema-como ahora no tienes contacto con el resto de polis...
-Sí.
Decide quedarse callado, sé que no le ha sentado bien el comentario, pero también sé que se está tomando muchas confianzas.
Aún no ha visto nada de mi vida diaria, esto es una situación especial, una entre un millón, en la que estamos parados por culpa de mis heridas, después no será tan agradable.
Su trabajo desde luego no es nada agradable tampoco, solo que no es en vivo y en directo.
-Voy a vestirme, saldremos un rato.
Me llevo el café a mi habitación, he decidido que salgamos porque necesito aprovechar que me encuentro mejor y un poco de aire fresco.
Pasaremos de visita al tres y tal vez a ver al señor Jeon, es verdad que no me apetece para nada, en cambio cuanto antes tenga Spencer información, antes se irá.
Llamaré a Jack cuando esté de camino si es que termino yendo.
Justo cuando termino de vestirme llaman a la puerta.
-Pasa-indico.
-Te traigo tus pastillas-dice Spencer pasando-Markus quería que te lo recordara.
-Gracias.
No me lo creo, ya que Markus no se acuerda ni de lo que merendó ayer.
¿Tanto afán tiene por su causa que se preocupa de que me mantenga viva? Cómo se nota que me necesita.
Me mira fijamente hasta que me ve tomar las pastillas delante de él y espera a que coja mis cosas para caminar conmigo hasta el garaje.
-¿Sabes conducir?-pregunto con las llaves en la mano.
-Sí.
-Pues te toca-se las doy.
Asiente sin más y nos subimos al coche, pongo la dirección en el gps y salimos camino al tres.
A unas tres manzanas de mi casa parece inquieto, ajusta el espejo retrovisor y repiquetea el volante con los dedos después.
-Nos están siguiendo-dice.
Vagamente miro hacia atrás, no me preocupa demasiado.
-Son de los míos, llevo escolta-aclaro al reconocer los coches detrás nuestra.
Inmediatamente relaja sus hombros.
-¿Puedo saber a dónde vamos?-pregunta, seguro que queriendo cambiar de tema.
-Al tres, vamos a coger un par de cosas.
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The guilty ones ||Spencer Reid||
FanfictionDesperté en un sitio que no conocía, con un tiro en el costado y llena de heridas. Mis compañeros no estaban conmigo y la única persona ahí era un delgaducho con el pelo castaño que parecía no haber dormido en meses.