9-Nervios

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Christian me suelta al oír que alguien golpea la puerta y resopla enervado alejándose.

-Te traigo tu medicina-Spencer aparece con un vaso de agua y un par de pastillas.

El muy idiota las pone sobre la mesa y se queda ahí parado, sin intención de moverse.

-Vengo en un par de días, hablaré con Joseph para que no la cague-dice Cristian, él también nota que será inútil quedarse ahora con Spencer aquí.

-Te lo agradezco-doy un apretón en su muslo bajo la
mesa y se incorpora todo digno, como si no hubiera pasado nada.

Se va sin despedirse de Spencer, era de esperar. Desde donde estamos se pueden oír gritos fuera aunque no distinguir lo que dicen.

Imagino que en cuanto se han visto, Joseph, él y Jack, están discutiendo.

-¿De qué iba eso?-pregunto cogiendo las pastillas-el rollo de ser enfermero.

-Su forma de expresarse indica agresividad pasiva, mucho peor que Joseph, que al menos muestra lo que piensa de forma directa-expone-Por lo tanto, dejarte sola con él no me parecía apropiado.

De algún lado le tiene que salir su costumbre de poli.

¿A qué viene preocuparse tanto por mí?, ¿o será porque quiere aprovechar el tiempo que pueda para investigarles de cerca?

-La próxima vez quédate calladito, porque hoy ha sido un día de suerte en el que estaban tranquilos.

-¿Seguro?, cuando me ordenaste retirarme les vi fuera, miraban a Joseph preparados para actuar.

-Habría sido inútil, les superamos en número.

-Ya, pero tu gente pierde el control muy rápido, su apego emocional hacia ti es peligroso, dejan de pensar con lógica.

-Dice el que se quería quedar aquí con un tío que sospecha que mata niños, eso sí es lógica.

-Aún no sé si es él, y también necesito conocer a su padre.

-El señor Jeon está muy mayor, aunque se mantiene bien y verle a él va a ser mucho más difícil.

En realidad el señor Jeon lleva meses pidiéndome que nos reunamos, en cambio no he ido, las interacciones que he tenido con ese hombre han sido siempre muy raras, nunca sé cómo comportarme y desde que considera que valgo para este trabajo pretende darme consejos o pedírmelos.

Si Jack y yo no nos conociéramos tanto, me odiaría igual que sus hermanos ya que su padre llegó a decir delante de ellos y mía que en comparación conmigo, ellos no tenían ningún talento para dirigir un negocio.

De pronto una punzada de dolor en el costado me retuerce y pierdo el hilo de mis pensamientos, poniendo una mano en la herida intentando acompasar mi respiración. Spencer no duda en acercarse para ver lo que pasa.

-Déjame ver-dice.

En serio que no entiendo de dónde saca tanta confianza y agallas.

-Déjalo-me niego.

-Vamos, solo quiero ver que no es nada grave-insiste.

Sin más me levanta un lado de la camiseta lo justo para poder ver mi herida, como siempre que se acerca tanto , me irrita sin sentido.

Incluso comienzo a verle guapo, cosa que odio, porque sí es guapo, pero es un poli y un pesado que aunque me está sirviendo de ayuda a veces, no tiene sentido que me guste.

Me niego, ni de broma.

-No parece que tengas nada mal, pero el médico me dijo que si te movías mucho podían darte dolores fuertes-explica mientras examina-me preocupaba que se te saltasen los puntos.

De verdad suena preocupado, poco a poco se me acelera el pulso, imagino que por la adrenalina de todo el día.

O eso espero.

-Aunque tus hombres son irracionales, puedo entender su apego emocional.

Le miro confusa, no entiendo a qué viene eso ahora.

-Me han contado que les tratas como familia y que reciben ayuda si la necesitan, que muchos de ellos no tenían a dónde ir y ahora forman parte de esto-sigue hablando al ver que no le entendía.

-Si la gente con la que trabajas no está contenta, las cosas van más mal que bien.

-Markus dijo que con tu padre no era igual, que solo eran empleados sin más, números.

Lleva razón, mi padre no era como yo en lo más mínimo y sí, tiene muchas ventajas el tratarles como familia, pero al mismo tiempo las tragedias inevitables duelen mucho más.

Las traiciones y las muertes son mucho peores.

-¿Podrías aclararme algo?-pregunta.

-No te aseguro responder, pero adelante.

-¿Sólo tienes algo más de cincuenta hombres?, parece poco para la magnitud de lo que manejas.

-Debemos ser unos mil más a parte de esos cincuenta y algo, algunos de ellos trabajan para mí a tiempo completo, otros solo buscan información y hacen algún encargo esporádico y otros blanquean dinero llevandose una pequeña comisión.

-Son más-interrumpe Jack, no le hemos oído aparecer-solo que son corruptos en otras cosas y no trabajan directamente con nosotos.

-¿Qué ha pasado con Joseph?

No he podido esperar.

-Acepta, prepárate para aguantar lo gilipollas que es...¿qué quería Christian?

-Ya lo sabes, hacerse el chulo superior, pero lo he cotrolado.

-Bien.

-Voy a irme a casa ya, he estado aquí lo suficiente.

-¿A casa?-pregunta Spencer.

-¿Creías que vivía en una base?-rio-claro que tengo casa, Jack también tiene por ejemplo.

-Sabes que se van a quejar, ¿no? porque sigues débil y prefieren que estés aquí-comenta Jack.

-Sí, pero Markus está conmigo y tengo guardias, estaré estupendamente.

-Lo que tú digas...-resopla-les diré que preparen el coche y vayan unos cuántos más a tu casa.

Jack se retira indignado, como siempre.

-Tú te vienes conmigo-señalo a Spencer.

-Como veas-asiente.

No es que me haga especial gracia traerlo, pero tampoco puedo dejarle con el resto o a saber la que pueden liar.

Markus nos espera en el coche, él es como mi guardaespaldas así que vive en la misma casa que yo.

Antes de irnos hablo con todos para reprender que me desobedecieran, por esta vez lo dejo pasar sin consecuencias, ya que es una situación fuera de lo común.

Me despido de Jack, quien no tiene cara de buenos amigos y nos vamos.

The guilty ones ||Spencer Reid||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora