Si te soy sincero, este lugar me pone de los nervios—August caminaba junto a mi
A mí igual—aún sentía el miedo recorrer mi cuerpo—pero es la única forma, debemos checar sus movimientos para poder atacar—dije con firmeza para volver al silencio que nos acompañaba
Minutos después August rompió el silencio—¿Falta mucho? Me duelen los pies—dijo haciendo un puchero
De echo acabamos de llegar—dije mirando a mi alrededor—este es el lugar perfecto podemos acampar aquí
¿Cómo sabes que no nos verán desde aquí?—
Son puntos ciegos, hasta ese punto—dije señalando un conjunto de árboles frutales—se ve desde mi casa, por lo cual deduzco que este es el punto ciego, estaremos bien
¿Deduces?—había pánico en su voz—osea que no es seguro—sólo asentí—que bueno que pedí ayuda
¿Pediste ayuda? ¿A quién?—nunca había visto hablar a Auguts con alguien, el no tenía amigos aquí
A mí—una voz masculina se escuchó detrás de mi haciendo que girara—Soy Mateo, eh escuchado mucho de ti Margo—dijo depositando un beso en mi dorso
Que bueno que veniste, pensé que no lo harías—dijo August detrás mío
¿De dónde conoces a este tipo?—exigí saber
Somos compañeros de trabajo—
Cuando iba a responder mi celular sonó distrayendome
*Desconocido*
Mor sólo recuerda que los corderitos dulces
Mueren primeroMi corazón amenazaba por salirse, pero por primera vez no era de miedo, la adrenalina recorría mis venas, la sed de justicia predominaba en mi, ya no sólo era por mi, era por mi hermana, la de August y las demás personas que sufrían por ellos.
En algún momento de la tarde ya con el campamento instalado Mateo habló
En la base hay nueva información sobre el caso—sacó una carpeta de su mochila—realmente la información que está ahí ya se esperaba, pero hay algo que me llama la atención, en el pueblo hay un registro altamente detallado de quién entra cuánto se queda y cuando sale—eso no lo sabía, es extrañamente enfermo—pero hay un hombre que entró, pero misteriosamente no hay nada de él.
No le encuentro lo “misterioso”—me encogí de hombros—simplemente pudo no salir de aquí
Ahí es donde te equivocas—me interrumpió August—conozco ese registro muy bien, todos los habitantes salen por lo menos una vez al año a alguna ciudad cercana, sólo que nunca me había percatado de este detalle
Volviendo al hombre, investigamos muy bien sobre él, y no hay ninguna tarjeta bancaria ni tampoco una acta de defunción, pero hay una propiedad en el pueblo adquirida bajo su nombre—
¿Cuál es?—preguntó August
Mateo sacó de la carpeta una fotografía de una casa que yo conocía muy bien
Esa es mi casa—un sentimiento extraño comenzaba a apoderarse de mi—pero eso es imposible, somos las primeras dueñas
¿Tú madre te contó como la adquirió?—
Claro, ella y mi padre la adquirieron cuando llegaron, tengo toda mi vida viviendo ahí—toda la valentía que se había formado en mi estaba echa añicos
Tu padre ¿Dónde está?—eso era difícil de saber—¿Cuál es su nombre?
El corazón me latía como loco—mi padre se fue, nos abandono unos meses después de que naciera Amonee—el recuerdo aún me mataba—se llamaba Héctor Kú
No me contaste eso—exclamó August frente de mi
Obvio no, apenas te conozco—dije en tono de broma
Después de esas declaraciones, Mateo confirmó la salida del nombre de mi padre en el registro, ellos habían cerrado ese punto, pero mi cabeza aún trataba de atar cabos, si bien yo sabía que mi padre se llamaba así, pero había algo que no cuadraba una pequeña parte, tan minúscula que parecía invisible.
Rápidamente la noche cayó sobre nosotros, y con ella mi temor creció, está noche prometía muchas cosas menos seguridad.
Miren ahí—susurro August señalando la entrada del bosque—la primera camioneta a pasado.
Dicho eso entraron más camionetas, pero una en específico llamo mi atención, era la misma que había visto con la muchacha dentro, un escalofrío recorrió mi cuerpo
Talvez es buena idea seguirla—mis palabras salieron antes de que yo procesará la frase
Es una buena idea, debemos saber a dónde van—continuo August
¿Acaso se olvidan de que solo somos tres adolescentes?—inquirio Mateo—ellos tienen armas y no sabemos cuántas cosas más
Entonces, ¿Qué sugieres genio?—pregunté
Volver, pedir refuerzos y regresar—dijo mientras pasaba la mochila por sus hombros
Pero no puedo volver—mi voz salió como un chillido de súplica—ellos tienen a mi hermanita, no puedo esperar
Margo, si ellos quisieran hacerle daño, ya te hubiera llegado su cabeza por paquetería—Mateo era tan directo al hablar que solo lograba despertar el miedo en mi—así que recoge tus cosas, nos vamos
Sé que tenía razón, no podíamos ir y enfrentarlos solos, no sabíamos que nos podían hacer, así que recogí mi mochila y empezamos a caminar por el obscuro bosque.
En cierto momento me quedé resagada en la caminata, mientras trataba de alcanzar a los chicos escuché su conversación
¿Crees que sepa algo más?—reconocí la voz de Mateo
No creo, su mamá le oculta más cosas de las que le dice—¿mi madre me ocultaba cosas?
Le dijiste de las sospechas de su?—cuando estaba por terminar de preguntar Mateo mi pie se atasco con una rama provocando mi caída
¿Estás bien?—dijo August mientras me ayudaba a levantarme
Si, claro—me sacudí la tierra de mis jeans y seguí mi camino pasando de ambos.
Después de un rato, llegamos a casa de August, yo ya sabía cuál era mi habitación designada, así que pase de largo directo a ella.
Mi cabeza dolía y lo que más quería era recostarme y tratar de dormir.Ya en la habitación mi celular timbró
*Desconocido*
Tu visita nos fue grata
Esperamos que a la próxima nos acompañes dentro
Dulces sueños MorEllos lo sabían, sabían que habíamos estado ahí, pero, ¿Cómo? no hubo manera de que nos hubieran visto, mi cabeza está echa un lío cuando mi celular volvió a timbrar
*Desconocido*
No te confíes de todos, los lobos son buenos disfrazándoseNo estaba segura a qué se refería, ¿Estaba hablando de Mateo y August? ¿No podía confiar en ellos? ¿Debería continuar sola?
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Lo que nadie debe saber
Mystère / ThrillerDurante toda mi vida lo único que he hecho es seguir las reglas y no cuestionar nada, pero cuando llegó él todo cambió dentro de mi, una repentina sed de adrenalina y respuestas me inundó, llevando a uno de mis más grandes errores. Debo encontrarla...