No podemos quedarnos solo persiguiendo gatos... de veras.

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Habían transcurrido apenas unos meses desde que la guerra había llegado a su fin, dando paso a una nueva época de paz. La aldea de la hoja se desarrollaba rápidamente, gracias a esto pocos indicios de destrucción quedaban, hospitales, escuelas, centros de recreación y más estaban recuperados por lo que los habitantes disfrutaban de una merecida calma y los trabajos de shinobis consistían más que nada en construcción y apoyo para el comercio entre aldeas.

La aldea se encontraba en una etapa de ayuda y fortalecimiento de lazos entre los habitantes, pero también con las demás aldeas, después de que todo el mundo se uniera en batalla se sentían con la necesidad de apoyarse unos a otros. De igual forma los clanes no buscaban mostrar su poder y superioridad, todo lo contrario, realmente querían ayudar y sacar adelante su amada aldea.

Entre tanta calma, solidaridad y apoyo había un ninja que sabía que trabajar duro para incrementar sus habilidades aun en época de paz era necesario, hacía todo lo que podía y más, ayudaba en la aldea,  cumplía las misiones aun cuando fueran sencillas, comenzaba a involucrarse a la política y sin embargo siempre buscaba tiempo para estar con sus amigos, Uzumaki Naruto, no era conocido precisamente por su calma, todo lo contrario era hiperactivo y contaba con un espíritu de lucha que aseguraba algún día sería el próximo Hokage.

Pero cómo lo conseguiría ¿cómo lograría ser Hokague si todo lo que hacía era construir casas, perseguir gatos y ayudar con las compras de ancianitas? No podía seguir así... debía retomar un entrenamiento serio que pusiera a prueba sus habilidades adquiridas meses atrás, debía superarse y no podía perder más tiempo.

Estaba decidido en ir a hablar con su antiguo sensei, Kakashi, y pedirle que retomara su entrenamiento era su mejor opción y si se negaba podía ir con la abuela Tsunade (como él la llamaba) para que lo obligara, después de todo tenía un buen argumento, es decir... eran ninjas, debían hacerse fuertes... si no entrenaban ¿Quién protegería a Konoha? Estaban en época de paz... pero, aun así, uno nunca estaba completamente seguro. Se encontraba buscando a Kakashi, pero no lo encontraba por ningún lado ... seguramente estaba dormido después de no parar de leer ese sospechoso libro... Lo cierto es que su sensei era muy escurridizo y seguramente se encontraba "dándose un respiro" omitiendo sus responsabilidades con la aldea para poder leer.

No se rendiría en su búsqueda, sin embargo, no vio porque no podía darse un descanso comiendo Ramen en Ichiraku, tal vez su sensei se encontraba ahí. Desafortunadamente para él, Kakashi tampoco se encontraba comiendo Ramen, pero sí el equipo 8. Se alegró. Compartir la tarde comiendo con sus amigos era algo que definitivamente le gustaba hacer, y no desaprovecharía la oportunidad.

-Hola chicos, ¿ya se van?

- Hola Naruto, no, acabamos de ordenar ¿Por qué no te nos unes? – Respondió Kiba con el mismo ánimo que su amigo de traje naranja.

-Me parece una buena idea... ¿no han visto a Kakashi-sensei por aquí? Llevo buscándolo desde la mañana...

-¿Kakashi-sensei? Lo siento Naruto... no lo hemos visto, venimos de visitar a Kurenai-sensei, cada día está más grande, no dudo que un día de estos explotara- Esta expresión hizo que Kiba y Naruto rieran sonoramente, pero lo cierto era que Kurenai si estaba más grande cada día pues no tardaba en dar a luz.

-¿Pa...pa...para qué lo buscas Naruto-kun? – Hinata decidió entrar a la conversación, omitiendo el hecho de que los dos hiperactivos chicos bromeaban con el estado de su adorada Sensei.

-¿Hinata? JAJAJA casi olvido que estás aquí, tú y Shino están muy silenciosos o es que acaso... ¿están en una cita? – Naruto puso una cara picara a lo que Hinata se sonrojo y comenzó a negar con la cabeza, entre apenada y  decepcionada de que el chico no comprendía sus sentimientos hacia él.

Entrenamiento en el bosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora