Sinopsis

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El ver como sus manos se movían con agilidad y delicadeza al tocar el guzheng a la orilla del pequeño riachuelo que daba camino al gran lago que rodeaba su minka lo maravilló, tanto así que con su dizi, traído desde Zhon guo le acompañó, pero lo que más le cautivó fue que el joven de piel acaramelada y brillante, con unos bellos ojos pequeños, con unos labios rosas como las fresas cultivadas en sus tierras no se inmutó por la compañía que le ofreció, sino que una sonrisa se dejó apreciar en ese celestial rostro, la melodía que se creó con los dos instrumento haría dormir a cualquiera, hasta al guerrero más fuerte de los tiempos.

Por su mente pasaba el vago recuerdo de ya haber acariciado esa larga cabellera castaña, de ya haber visto esa cara; no le tomó importancia al darse cuenta de que la canción llegaría a su fin...
Al querer avanzar algunos pasos, un lobo de gran tamaño se hizo presente y le gruño sacándole una suave risa al identificar quien era, el pequeño cachorro JeonGguk.

No deberías gruñirle a tu señor JeonGguk -una suave y comprensiva sonrisa se plantó en los delgados labios- pero me sorprendo por tu lealtad a ésta bella criatura -sus ojos se posaron con ligereza en el joven del guzheng- has crecido mucho...

Mi señor -recibió una larga reverencia por el ahora hombre que tenía enfrente- usted cada vez se envejece más -una grave risa se dejó escuchar-

Cachorro, espero que nunca pierdas ese humor por más problemas y catástrofes que pases -susurro con dulzura- pero quiero explicaciones...

𝑳𝒂 𝑩𝒆𝒔𝒕𝒊𝒂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora