KEGILAAN AMOK (Loca locura)

CAPITULO 1"MI ANHELO,MI FINAL"

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Mi corazón decidió abrirse a la luz,
Dejar entrar el color y el brillo de la vida,
Iluminar los pliegues oscuros de mi ser retorcido,
Aunque el esfuerzo fue inútil e irreversible pues mi alma ,mi humanidad fue carcomida por la melancolía de los días lluviosos desde hace mucho...

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Se vio obligada a abrir los ojos, a pesar de que no había podido dormir cómodamente en aquellos asientos de cuero, sus ojos no pudieron soportar el brillo del sol naciente, ni sus oídos el canto de la naturaleza floreciente.

Tanto ella como su madre habían salido muy temprano de casa cuando aún no amanecía; apenas había dejado su antiguo hogar Casiopea cerró sus ojos centrando por completo toda su atención en sus pensamientos; intentar averiguar o por lo menos trazar un plan ante un nuevo reto al cual afrontar podría ser un intento bastante agotador.

Tenía miedo sin duda alguna, estaba nerviosa y temerosa como cualquier persona.

Desde los 5 años había llevado la vida de una gitana mudando se de ciudad con bastante frecuencia, vivio en tantas casas con mucha diversidad que ya nada podría sorprenderla, una mejor que otra, otra más cómoda que las demás, alguna más misteriosa o rara.

No le importaba ya incluso la edad que ella tenía, a pesar de que ya había cumplido la mayoría de edad no podía dejar de lado a su madre aún así quisiera, no al menos hasta estar estar segura de que su madre estaría bien sin ella; por tal motivo se propuso acompañarla tanto como pudiese, aún eso implicará llegar a los lugares más recónditos o extraños.

Cada ciudad a la cual había llegado tenía su encanto como también sus secretos, aveces más secretos que encantos pero siempre había encontrado la amistad sinsera sin importar dónde fuera, recordar a sus pocos amigos la hizo sentir nostalgica.

Resoplo y una sonrisa sarcástica salió de sus labios todo esto le parecia tan patético y gracioso, podría decirse que tenia uno o dos amigos en cada estado de EEUU,algo bueno había salido su vida de turista.

-Cass cariño, ya estamos a punto de llegar- la voz de su madre la saco de su letargo, despertandola a la realidad,había perdido la noción del tiempo,no sabía en qué momento o cuánto paso solo se despidió de un lugar para llegar a otro sin darse cuenta de ello.

Sus ojos Castaños atravesaron el letrero con letras cursivas, un letrero más en su lista de lugares a los cuales iba, al igual que los demás pueblos aquel no tenía nada de especial pues se veía tan común y corriente como cualquier otro.

Bastaron 2000 metros para llegar a la zona habitada su mirada se poso en en la parte delantera del coche,aunque no pasaban más de las 8 de la mañana la multitud abundante en las calles daba señal de movimiento matinal bastante concurrido.

Las tiendas y los escaparates a ambos extremos de la avenida relucian brillantes, preparadas ante la llegada de los clientes diarios; la gente inmediatamente visualizo a los nuevos vicitantes ya que en pueblo chico todos podían conocerce y ser bastante curiosos.
Aquel reconocimiento podría ser bastante estremecedor e incomodo, Casandra odiaba ser siempre la nueva,el trabajo de su madre no había ayudado a lo largo de sus cortos años y apresar de que ya debería estar acostumbrada, esto simplemente no dejaba de molestarla.

Sería agotador ser los nuevos en la ciudad otra vez, tomaría un buen tiempo para que todos se olvidaran de su llegada, en conclusión serían el nuevo atractivo del pueblo,una risa salió de sus labios ante la sola imaginacion.

Cómo bien dice el dicho, pueblo chico infierno grande. Solo Dios sabía que cosas le deparaba.

Miro de reojo a su madre solo para ver una sonrisa plasmada en su rostro; es obvio que su madre estaba disfrutando y alucinando con el lugar, algo que claramente no pasaba con ella.