Capítulo 2. Alguien me observa

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A la mañana siguiente todo parecía haber vuelto a la normalidad, mi mente estaba relajada y más despierta que nunca, hoy era mi día de descanso así que pasé un tiempo en la cama recostado, contemplando el techo, respirando profundamente, después de un rato me levanté para darme una ducha.

FLASHBACK: Universidad de Medicina, Londres Inglaterra, 8 años atrás.

− Hola, ¿podemos hablar un momento? −.

− Claro, ¿Qué pasa? −. Dejé de lado mis asuntos y le atendí mirando sus ojos. «Dios, es tan bella».

− No es nada solo quería ver si querías venir a mi casa mañana, veras será mi cumpleaños, irá la mayoría de tus compañeros de clase y ya que nos conocemos desde secundaria me pareció buena idea que vinieras a divertirte un rato, ¿aceptas? −. Tenía una mirada fija en espera de respuesta.

− Por supuesto, ahí estaré; ¿Te molesta si llevo a mi mejor amigo conmigo? −.

Para nada al contrario me parece una gran idea. Bien nos vemos en la fiesta . Dijo al marcharse mostrando una sonrisa que demostraba tranquilidad.

No podía creer lo que acababa de suceder, me invadía una sensación de felicidad e impaciencia. Susan y yo no éramos buenos amigos sin embargo cuando conversábamos de vez en cuando siempre era muy atenta. Después de clase fui a casa, mi madre de inmediato notó mi felicidad, y aproveché para comentarle acerca de la fiesta, accedió a dejarme ir tras escuchar mil recomendaciones acerca de lo que debía hacer, y claro poniéndome hora límite de llegada.

Durante la tarde Dylan vino a casa, pasamos la tarde jugando y bromeando, más tarde compramos unas cuantas cervezas y tumbados en el suelo de la cochera comenzamos a charlar.

− ¿De que hablaban tú y Susan hoy por la mañana? Parecía ser algo importante −. Preguntó curioso.

− Solo quería hablar conmigo para invitarme a su fiesta de cumpleaños a la cual por cierto conseguí que te invitara también . Le dije conteniendo mí emoción.

Dando un gran trago a su cerveza me cuestionó:

Entonces, ¿mañana le dirás que estás loco por ella?, ¿Qué matarías por un beso de su boca?, Tras terminar, soltó una enorme carcajada que casi provoca que la cerveza saliese por su nariz.

− Cuantas veces debo decirte que no estoy enamorado de ella, solo es una amiga, bueno, quizá ni siquiera eso, así que para ya de molestar con eso . Reproché.

Su sonrisa se desvaneció; nos invadió el silencio, y dentro de la obscuridad de la noche pronto cambiamos el tema, como en esas veces donde no se dice nada, pero se comprende todo, justo así sucedió, esa noche entre teorías tontas, comentarios estúpidos, creación del universo, nos olvidamos de todo. Solo existía el cielo estrellado y dos jóvenes algo ebrios, algo locos corriendo por las calles tocando timbres y huyendo cual pubertos deambulando por las calles de los suburbios.

La mañana siguiente me tomé una ducha, me coloque mis jeans, mi camisa blanca y mi chaqueta negra, caminé hacia la parada del autobús, seguía dándole vueltas al asunto, y ahora no solo era esa mujer si no que Susan estaba también ¿Por qué no puedo sacarla de mí mente?,¿Por qué se parecía a Susan?¿Será que aun siento algo por Susan?, intentando evadir mis pensamientos puse algo de música en mi celular y me coloqué los audífonos, a pesar de ser otoño era una mañana algo fría.

Tomé el autobús como siempre, llegué al trabajo y me coloqué la bata blanca de siempre.

− Buenos días doctor . Qué bueno que llega, hay dos casos por atender.

− Muy bien, gracias Marcy , en un momento los reviso, ¿Algo en especial?

− Es un accidente de auto, Las víctimas son una pareja de edad madura.

− Muy bien, enseguida voy .

− Bien doctor .

Marcy, ¿Que haría sin ella?, mi ayudante desde hacía casi un año, Dylan no paraba de molestarme con ella; debo admitir que es muy bella su piel canela y sus ojos color miel su cabello negro ondulado, quizá debería invitarle a salir tal vez Dylan tiene razón y necesito una vida más allá de mi trabajo.

Entré a la sala, esterilicé mis manos coloqué mis guantes y procedí a ver mis pacientes.

−Bien, comencemos con esto. Bitácora del doctor Williams, a 15 de octubre del 2017, paciente de 56 años masculino, caucásico, con aparente fractura en la región frontal, daños en la clavícula derecha, lesiones internas, posible causa de la muerte por traumatismo craneoencefálico acompañado de sepsis provocada por perforaciones en riñones, bazo, hígado u otros órganos. Vaya amigo, parece que no te fue nada bien, pero vamos que es la suerte que te tocó cargar por ir a tomar unas cuantas copas con tu mujer; me pregunto que celebraban ¿Aniversario tal vez? ¿Reconciliación después de un pleito marital?; Bien, revisemos a tu doncella: Paciente de 51 años, caucásica con traumatismos cervicales y daño en las vértebras, diversas fracturas en pelvis, fémur, cúbito, radio y humero. Causa de la muerte. Dislocación cervical. Cabe añadir que todo indica que las fracturas fueron hechas antemortem.

Una vez terminado los registros de ese caso continúe con el papeleo, para su entrega a los familiares. Supongo que debe ser doloroso perder a un ser querido, solo espero ese momento no me llegue a mi pronto.

Una vez terminada mi jornada, me dirigía a casa como siempre. Era una noche fría, pero con un cielo tan estrellado que era difícil no perderse en él; tan obscuro, tan inmenso, y tan maravilloso que te hacía sentir tan insignificante. Mientras caminaba llegué al lugar donde me había encontrado a aquella misteriosa mujer, aunque conseguía olvidarme de ella por momentos, su imagen volvía a mi mente. ¿Cómo podía haber soñado tal cosa?, tal vez debí obedecer a mi madre cuando me decía que este trabajo me volvería loco con el paso del tiempo.

Al caminar adentrándome entre la obscuridad con la escaza luz de los faroles de repente comencé a sentirme observado, como si alguien o algo me observara desde las sombras. Giraba mi cabeza en búsqueda de algún maleante, pero no aparecía nada; el viento helado golpeando en mi nuca me provocaba escalofríos, la sensación persistía así que decidí apresurar mi andar, la ansiedad me invadía cada vez más. − ¡Blam! − Al escuchar un sonido metálico me estremecí y di un salto, mi corazón parecía salir de mi pecho, me giré rápidamente para ver el origen del ruido mientras me armaba de valor para defenderme ante algún malhechor, pero mi calma volvió al ver la cara del quien me había estado persiguiendo todo este tiempo, un gato negro como la noche, al verle ahí parado volvió mi alma al cuerpo y decidí acercarme a él con delicadeza para no asustarle.

¡¿Así que tú eras quien estaba causando tanto alboroto eh?! Me pegaste un gran susto, oye pero que ojos tan peculiares tienes amiguito, Eres un caso único. Su pelaje era negro, estaba algo sucio y áspero al ser callejero, pero su mirada era lo que más llamaba la atención; uno de sus ojos era verde esmeralda y el otro era de un ámbar intenso; al mirarle parecían dos personalidades en una, dos polos opuestos conviviendo en completa armonía. Vale amiguito, ¿ Qué te parece si tú y yo vamos a mi casa y te doy una enorme taza de leche tibia?, creo que ambos nos haríamos buena compañía. ¿Qué dices eh, te agrada la idea? Al levantarlo su mirada se mantuvo fija en mí, contrario a lo que creía, no se opuso a mis acciones; por el contrario, se acurrucó en mi pecho como si hubiésemos estado juntos toda la vida.

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⏰ Última actualización: Apr 02, 2021 ⏰

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