⛓️Carta 6⛓️

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15 de Marzo

...

Hey... Tanto tiempo, ¿No crees? Al menos yo lo siento así. Han ocurrido varias cosas, ninguna tan importante como para sorprenderse, pero no está de más decirlo.

Este mes no salí de casa, desde aquel día las ganas que estaba recobrando por hacer las cosas se desvanecieron y volví a aquella depresión de la cual creí empezaba a salir. Me dí cuenta de que no era así.
Después de la reunión, los chicos comenzaron a visitarme constantemente, justo esta mañana Vegetta vino a hacerme el desayuno junto a Willy. Todos me dijeron que no querían volverme a ver de la manera en la que estuve antes, que debía seguir adelante y superarte de a poco, que de nada servía seguir llorando por tí y solo debía quedarme con tus recuerdos, pero no es tan fácil.

Te extraño. Desde nuestro reencuentro no he dejado de tener pesadillas dónde te veo feliz con ella, la chica bonita que abrazaste aquella vez, y yo sólo los veo a lo lejos mientras lloro.
Sé que debo seguir adelante como tú lo hiciste, pero no quiere borrarte de mi vida,  quiero seguir con la esperanza de que vuelvas y seamos felices, pero sé que eso no pasará, y es algo que me atormenta día con día.

No todo es malo, Lolito y Mangel anunciaron su compromiso y planean casarse en unos meses, además Vegetta piensa decirle a Rabis sus sentimientos, aunque teme que este le rechace, es el único en todo Karmaland que sigue sin enterarse que Rubius está enamorado de él. Ellos son felices, me alegro por la dicha que están teniendo, pero quisiera estar viviendo lo mismo contigo, poder presumir que tengo a alguien a mi lado y lo feliz que me hace, sin embargo tú ya tienes a una compañera con quién vivir todo eso.

Seguirte esperando es inútil, pero lo haré, al menos hasta que sienta que puedo seguir con mi vida y dejarte atrás, mientras tanto mi corazón te pertenece. Amarte duele, pero aún así lo hago.

Te escribiré en otra ocasión.

....

Terminé de escribir y me detuve a ver el montón de cartas que estaban guardadas en el cajón. No entendía porque seguía escribiéndote sabiendo que jamás las leeras, pero aún así las guardé de nuevo.

Salí al patio, la noche estaba preciosa con la presencia de cientos de estrellas adornando el cielo. Me senté en el césped y pude ver cómo una estrella fugaz atravesaba rápidamente.

-Rápido mi niño, pide un deseo a la estrella, que te lo puede conceder.

-Auroncito, tú no crees en esas cosas, ¿Por qué lo dices ahora?

-Porque mi último deseo fué concedido por una, y me quedó más que claro que se vuelve realidad.

-¿Y se puede saber cuál fué ese deseo?

-Estar a tu lado.

Cerré los ojos y  junté mis manos como si eso fuese a ayudar más.

-En dónde quiera que estés, deseo que sigas siendo feliz.

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Cartas sin destinatario || LuzuplayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora