⋆⁺₊⋆

9 2 0
                                    

Nunca terminaré de entender la vida que llevo en la mansión. No me acostumbro a los extraños horarios que tienen, a los hábitos estrictos que me obligan a seguir ni a sus formas de actuar.
Pero, sin duda, lo que más me inquieta es... él. Sólo pensar que su mirada está clavada en mí cada segundo del día, sin excepciones, provoca que mi piel se erice hasta los huesos. Por alguna razón, esto parece gustarle. Disfruta de verme sufrir, dice; disfruta de observar mis expresiones de dolor y desesperación.
Creo que algo está realmente mal dentro de la mente de Kanato, pero, por desgracia, no es nada que yo sola pueda arreglar.

"¿Aún no has terminado de vestirte, T/N?", susurró desde el otro lado de la puerta.
Es la persona con la paciencia más frágil que jamás he llegado a conocer.

"No, disculpa... estaré en muy poco tiempo", respondí con la voz temblorosa.

Sin embargo, la conversación fue más que inútil, pues al momento se encontraba frente a mí observándome de cerca. "¿Por qué tardas tanto?", preguntó serio. "¿Acaso no sabes vestirte? ¿tu estupidez alcanza estos límites?".

"No... sólo estaba intentando encontrar algo decente que llevar puesto a la escuela".

"¿Eh?", se alejó lentamente para contemplar mi figura desde una perspectiva más completa. Aunque estaba prácticamente vestida del todo, no pude evitar avergonzarme. "¿Por qué te rompes tanto la cabeza? No tienes que estar linda para ir a clase. No hay nadie más a quien quieres impresionar, ¿verdad, T/N?". La molestia era cada vez más notable en su tono de voz, cosa que me asustaba profundamente: cuando Kanato comienza a enfadarse no hay nada que hacer al respecto.

"C... Claro que no, Kanato... Simplemente quería verme más formal. Estaba buscando prendas limpias". Con la sensación de que algo iba a torcerse en cualquier momento, pero con la misma proporción de curiosidad, me atreví a mirarle directamente a los ojos. Por primera vez sentí que de verdad podía matarme con un solo gesto; que esa mirada fría e histérica terminaría acabando conmigo.

"No tienes remedio...", dijo mientras soltaba una leve risa. "Si piensas que mi inocencia es lo suficientemente grande como para creer tus sucias mentiras, estás más que equivocada. Me parece de lo más absurdo que nunca aprendas a decir la verdad a pesar de mis castigos...".

"Pero, Kanato... no estoy mintien..."
Antes de siquiera poder terminar la frase, estaba acorralada contra la pared con una de sus manos en mi cuello. La respiración se me comenzó a entrecortar por la falta de aire, pero nada de ello era suficiente para despertar la compasión de la persona delante de mí.

"He dicho... ¡HE DICHO QUE DEJES DE MENTIR!". Al momento sentí algo parecido a una aguja atravesando mi clavícula. Estaba completamente inmóvil y mi visión se estaba comenzando a nublar progresivamente. La sensación de un dolor punzante penetrando a través de todas las capas de piel era tan abrumante que ni siquiera era capaz de concentrarme en lo que estaba ocurriendo. "Me pones enfermo... ¿¡es que no entiendes que para mí no eres más que una fuente de alimento!?, ¿¡has llegado a pensar que tienes el derecho a intentar persuadirme y mentirme?! Los humanos no sois más que seres despreciables..."

Con el tiempo dejé de sentir mi cuerpo. No era capaz de mover mis extremidades, mi torso ni mi cabeza. La pérdida de sangre estaba provocándome la evocación más cercana a la muerte que jamás había experimentado. Sin embargo, Kanato no se iba a detener en ningún futuro próximo.

Estaba condenada a la muerte. Estaba condenada a perder mi aliento a manos de aquel que robó mi alma, en quien deposité mi confianza y mi afecto. Estaba condenada a dejarme escapar entre sus deseos más profundos, por muy sádicos y maquiavélicos que llegaran a ser; pues yo misma me precipité hacia este abismo.

Nada me habría hecho más feliz que despedirme del mundo en sus brazos.

𝓿𝓲𝓸𝓵𝓮𝓽 - kanato sakamaki x reader (one-shots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora