"El novio asesino"

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Había una vez en las entrañas de un nuevo siglo de modernidad, donde el más cruel monstruo se puede esconder detrás de la más encantadora sonrisa; Una joven chica con una pulcra esencia en su aura y corazón donde no había lugar para el menor ápice de maldad. Un día ella se encontraba sentada en una cafetería la cual solía frecuentar. Se pasaba horas allí sentada escribiendo una novela la cual era su único interés en ese momento. El tiempo continuó pasando como de costumbre sin ningún sobresalto, hasta que cuando se disponía a marcharse de aquel local tropieza con un joven cayendo ambos al suelo, ella aun desorientada por la caída solo supo hacer un gesto de auto regaño, mientras el joven con una sonrisa le pregunta:
-¿Acaso no te piensas disculpar?
Cuando ella analiza bien lo que aquel chico le decía, le mira y responde.
-¿Acaso crees que ha sido mi culpa?
-Tienes razón, lo siento. Respondió él a la vez que se incorpora para luego tenderle la mano en señal de ayuda.
-Puedo yo sola, gracias. Respondió ella, mientras con un gesto de desdén apartaba la mano que se le ofrecía.
-¿Como puedo hacer para que una hermosura así acepte mis disculpas? Dijo el con porte de seductor de bares.
¡Ya se! ¿Me permites invitarte a una tasa de café para compensarte? No me marcharé de aquí hasta haber saldado mi deuda. Prosiguió él haciendo un ademán para que ella le acompañase a una mesa.
La chica aceptó y juntos vieron terminar el día, dando así comienzo a lo que sería un hermoso noviazgo. Pasó el tiempo y ellos seguían viéndose, vivían una bonita historia, pero ya se sabe que esa burbuja de pasión donde todo es perfecto acaba explotando y se desvanece junto a los sentimientos y recuerdos. La espina que haría explotar esa burbuja se empezaba a formar de un simple pensamiento en la cabeza de la joven y no era mas que ¿Por qué nunca su novio mencionaba palabra alguna sobre su hogar o su origen? Pasó otro poco más de tiempo y esta idea nunca abandonó su cabeza.
Hasta que un día su curiosidad la venció.
-¿Por qué nunca me has hablado sobre tu casa? ¿O tu lugar de origen? ---Dijo en tono interrogante la chica.
-Una casa como cualquier otra, y mi origen... ---Se quedó en silencio como sumido en su mente y luego prosiguió.
-Pues nací en este pueblo y aquí e pasado todo lo que llevo de vida. Sí quieres ven a verme el próximo sábado a mi casa, no está a la altura que la tuya, pero te aseguro que es acogedora.
Acto seguido escribió su dirección en un trozo de papel y se lo entregó a la chica. Ella lo tomó y las cosas continuaron como de costumbre. Al día siguiente la chica no pudo contener su curiosidad de saber en que clase de lugar vivía tan encantador joven y salió de su casa sin decir a nadie hacia donde se dirigía. Al estar a unas pocas casas de la dirección de su novio, se dio cuenta de que se encontraba en los barrios peligrosos de la ciudad, de los cuales su padre tanto le había advertido que se mantuviese alejada, mientras estos pensamientos rodeaban su cabeza, sin darse cuenta, estaba justo en frente del cual según la dirección anotada en el papel era su destino. La casa tenía un aspecto un tanto demacrado, con paredes que daban la impresión de qué se derrumbarían en cualquier momento. La chica tomó aire y se dispuso a caminar hacia la entrada de la casa siendo abruptamente detenida por una mano qué sujetaba su brazo con fuerza, giró su cabeza para fijar la vista en el dueño de esa mano, qué no era más qué un maloliente borracho, el cual le preguntó con voz temerosa
-¿Chica acaso piensas entrar allí?
Ella intentó responder pero su garganta no emitió sonido alguno presa del miedo de lo qué aquel hombre podría hacerle, hizo entonces un gesto de afirmación con la cabeza mientras forcejeaba para sacarse de encima las manos de aquel apestoso desconocido. Este apretó con más fuerza aun el brazo de la chica y le dijo.
-¡Huye!
¡Escapa de aquí tonta¡ En esa casa se escuchan gritos humanos espeluznantes sólo un tonto entraría allí por su propio pie. --Dijo esto último y la soltó.
La chica aun presa del miedo salió corriendo hacia la puerta de la casa y para su sorpresa cuando intentó golpear la aldaba de ésta, se abrió completamente para dejar ver un salón oscuro, sólo alumbrado por la luz del sol qué se filtraba a través de las pequeñas rendijas de las ventanas, dejando ver la silueta de una anciana frente a lo qué parecía ser una estufa encendida. La chica se aproximó a la anciana, ésta se dio la vuelta observando a la joven qué ahora estaba frente a ella y le preguntó:
-¿Se te a perdido algo aquí dentro chiquilla?
-¿Acaso buscas la muerte? Prosiguió la anciana en tono irónico y burlón.
-No, busco a mi novio, me ha dicho qué vive aquí. --Respondió la joven.--

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