1 →Encuentro no planificado←

1K 15 4
                                    

CHRIS

-Mantén la postura- me dice Maloc agachándose a mi altura-. Concéntrate.

Cierro los ojos y obedezco. El peso en mis alas es enorme. Las plumas están temblando por el tiempo que llevan cargando estas rocas. Al igual que mis brazos. De hecho, es lo único que sostiene mi cuerpo. Mis piernas están extendidas y acalambradas, pero falta poco.

-¿Listo para entrenar?

-Siempre estoy listo.

-Entonces, al suelo- enarqué una ceja- ¿Acaso esperas invitación? Hazlo.

No lo quería desafiar, así que me tiré al piso.

-¿Cuántas lagartijas?- pregunté recordando algunos entrenamientos en la Tierra.

-¿Lagartijas? ¿Te crees humano o qué?- rió e hizo una pausa- Extiende tus alas.

Volteé la mirada a él, confundido y lo hice. Volví mi vista al frente esperando una orden. Seguramente quiere entrenar mis alas para volar mejor ya que hace poco había aprendido a hacerlo. Sí, los ángeles no aprenden a volar hasta haber sido educado por completo y sólo con el permiso del Consejo.

-Apóyate en tus codos chico, te resultará más fácil.

-¿Fácil? ¿Fácil para qué?

De pronto, sentí un trasero en mi espalda y el resto del cuerpo de Maloc en mis alas. Sentí como cruzaba sus piernas y entrelazaba sus manos atrás de su cabeza.

-El mejor entrenamiento en años, ¿no crees?

-Claro, si tener un cachalote sobre ti significa un gozo en el alma, pues sí, esto es vida.

-Ya cállate y mira esto- se bajó de mi espalda- Esto es por no respetarme muchacho.

En mi ala sentí algo frío y pesado. Muy pesado. Y mi ala cayó.

Después, sentí lo mismo en la otra. Y también cayó.
Apreté la mandíbula con fuerza y eschuché a Maloc diciendo que levantara mis alas y aguantara. Lo hice.

-Ahora sigue asi por veinte días más.

-¿Veinte días?- me dejé caer.

-Oye oye, ¿quieres volar bien o no?

Fruncí los labios y agaché mi cabeza indicando rendimiento.

-Está bien- subí la mirada-, veinte días.

Y así me tuvo Maloc hasta ahora. Al quinto día me ordenó que levantara los pies y sólo me sostuviera con los brazos. Esto es una tortura. Y el sol no me está ayudando mucho ahora. Mis brazos comienzan a tiritar.

No se atrevan, es ordeno a mis brazos cansados. No es el momento. No ahora.

-¿Qué pasa eh? ¿diesinueve días y tres horas es mucho para tí?

-¿Mucho? ¿Que este no es el calentamiento?- me tiembla la voz, espero que no lo haya notado.

-¿Y por qué tu voz se escucha temblorosa, al igual que el temblor de tus brazos?

Mierda.

-¿Están emocionadas?- respondo.

Maloc se cruza de brazos y niega con la cabeza con una sonrisa de lado.

-Los ángeles no pueden mentir.

-Aún así lo hago mejor que todos.

-Ese es el problema, lo haces. No lo deberías hacer- levanto la cabeza y veo que saca dos manzanas y muerde una-.Si mientes, pecas, y si pecas, caes- soltó una al frente mío al pronunciar la última palabra- ¿Una manzana? Te dejo descanzar.

Ángel por accidenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora