Capítulo 05

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Las lágrimas en su rostro no tardaron en presentarse, rodando por sus mejillas y mostrando sus honestas facciones que no eran para nada sutiles

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Las lágrimas en su rostro no tardaron en presentarse, rodando por sus mejillas y mostrando sus honestas facciones que no eran para nada sutiles. Con sus dos manos envueltas en vendas se trataba de cubrir, sentándose sobre la tapa de la taza del baño.

Así estuvo por un buen rato, hasta que pudo calmarse sólo un poco. Cuando se sintió un poco más seguro de sus propias decisiones tomó el impulso de respirar fuertemente, esperando que el rastro de lo evidente en sus ojos no fuera tan notado por los demás, especialmente por Aren. Así que terminó por lavar su rostro, antes de salir de los baños masculinos.

La suerte no estaba de su lado, o eso creyó ciegamente Kaido, cuando todo apuntó a su inminente muerte: ¡quería morirse ahí mismo!

La figura masculina de Saiki lo esperaba a fuera del baño, complemente serio, sin ninguna expresión en su rostro. Shun se puso pálido, con la respiración agitada y el cuerpo a punto de dejar escapar su alma.

¿Lo peor de todo? Se había percatado de que en una de las manos ajenas estaba el mismo objeto de maquillaje que él había utilizado para pintarse un ojo en su frente.

Ah, ah, estaba muerto. No sólo no le importaba a Saiki, sino que también había sido descubierto. Su plan perfecto era estúpido. Lo único que podía hacer era hacerse el fuerte y fingir que no le importaba mucho la situación actual de sus sentimientos. Por eso le sonrió a Kusuo, intentando ser amable.

—Saiki, iré con los demás, ¿vas al baño? —Señaló en dirección al pasillo que conducía al aula tras girar en una esquina. Honestamente no quería quedarse con él mucho tiempo, era un manojo de nervios y sus manos le sudaban. Por eso se ponía en marcha en dirección a su aula, dejaría atrás a su primer amor.

Sería ésa la despedida...

Saiki no se lo permitió, apenas Shun trató de huir de la verdadera realidad. La mano del psíquico en algún momento había sujetado la suya, logrando que Kaido tuviera un estremecimiento largo y certero, odiando una pequeña parte de sí mismo que sin nada de esfuerzo se giró para mirarlo.

—¿Saiki? —preguntó, cuando sus ojos se juntaron. El atractivo rostro de Saiki, con sus ojos rasgados, sus lentes verdosos escondiendo sus irises y pupilas, su corto cabello rosa, su nívea piel y sus delgados labios que no mostraban expresión alguna lo cegaron, teniendo que apartar la vista porque todo lo confundía. Lo confundían hasta el punto de haber creído observar entre los mechones rosados la existencia de lunares en su frente o unas líneas mentirosas de maquillaje. No podía ser—. ¿Qué pasa?

Kusuo fue calmado incluso al tener frente a frente a Kaido. Kaido a pesar de tenerlo frente a frente ya había empezado a temblar como loco, porque la sensación de que ambos estaban unidos, tomados de la mano lo mareó. También estaba la necesidad de revisar en sus bolsillos para ver si todavía seguía por ahí su ayudante de maldiciones, quizás se le cayó y por eso Saiki lo tenía en una de sus manos.

«Me alegro por ti, tu maldición ya desapareció», aseguró el otro mentalmente, logrando estremecer a Kaido con mucha facilidad, porque a su mente llegó el breve recuerdo de él lavándose la cara antes de salir del baño. El miedo se mostró en sus pupilas, colocando su única mano libre que no era apresada por la ajena para tocar su frente. No era como si pudiera verlo.

—Ah, sí, yo... ¡yo me encargué de ella! —Fue lo primero que se le ocurrió y lo único que atinó a escapar de sus labios.

«Mentiroso».

—¿Qué?

«Yo fui quien te salvó, ofrecí que a cambio de tu vida entregaría la mía, ¿ves?», declaró con total claridad, sonriendo con cierta suavidad, mostrando con su única mano libre que tenía el mismo extraño lápiz que Kaido y con su dedo mostraba la marca apenas visible en su frente del dibujo en un ojo maldito.

Kaido se sintió más enamorado.

¡Ayuda! ¡Kaido se enamoró más de Saiki!

¡Ayuda! ¡Kaido se enamoró más de Saiki!

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¡Saiki, Tengo Una Maldición! [Saiki x Kaido] | CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora