17. Cita

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Agitar el brazo fue suficiente para llamar su atención. Levi levantó la mano en señal de saludo antes de guardar el celular en el bolsillo trasero de su pantalón. Mikasa, en cambio, en lo que él se acerca, decide rodarse un poco para darle espacio en la manta para que pudiera sentarse.

—¿Así son las citas de ahora? —inquiere, terminando de aplicarse jabon antibacterial y recibiendo el sándwich que Mikasa le ofrecía.

—Así es una cita al estilo Mikasa —es lo que manifiesta, dándole un mordisco al suyo.

—Interesante.

No tenía conocimiento si un picnic en el parque un domingo en la mañana era un plan de cita común, sin embargo, a Mikasa le gustó, era descomplicado y cómodo, tal como ella disfrutaba. 

De un momento a otro, sus ojos se posan en su jefe. Por más que lo pensara, no entendía como Levi podía verse tan joven a la edad que tenía.

"¿Entonces mi teoría del té no es del todo errónea?"

Vestía ropas sumamente sencillas; Jeans, una playera blanca, tenis y una gorra hacia atrás. Fácilmente, alguien lo confundirá con un chico que recién empezaba la adultez y no con un empresario exitoso.

Le gustaba como lucía, mucho.

—Isabel me dijo que le agradaste —comenta él, sacándola de sus pensamientos.

—¿Oh, sí? Sinceramente, digo lo mismo. Es una chica bastante amable.

—Mencionó que probablemente te llamaría para agradecerte más íntimamente. Tch, no lo veo necesario, eres una persona ocupada.

—A mi no me molesta —encoge sus hombros—. Me sorprendió caer en cuenta que ella es la chica que conoce a Eren.

—Ah sí, te lo dije una vez. Dice que se conocieron en un club de lengua extranjera o algo parecido.

—Sí, aunque bueno, a Eren no le importaba mucho el club. Era de alemán, él es mitad alemán por su padre, sabe el idioma. Sólo estuvo ahí para conquistar a su actual novia —suelta una risita, mientras le da otra mordida a su sándwich.

—¿Ah sí? —ella asiente—. Que peculiares amigos.

—Hey, no juzgar —lo fulmina con la mirada juguetonamente— ¿Acaso tus amigos son muy normales?

—A ambos les gusta meterse en mi vida privada —frunce el ceño—. La diferencia es que uno es hombre y el otro mujer. Uno es tolerable y el otro fastidioso. Erwin es alguien difícil, ¿sabes?.

Siguieron degustando sus alimentos entre breves conversaciones y bromas sin sentido. Nada laboral, ni jefe y subordinada, simplemente Levi y Mikasa.

Posterior a acabar los sándwiches, siguieron con una ensalada de frutas y un poco de jugo. Cuando acabaron, doblaron la manta y guardaron los recipientes en la cesta, disponiéndose a dar una caminata por los alrededores del gran parque.

—La llevaré —anuncia Levi, arrebatando la cesta de las manos de Mikasa.

—Pero... Yo no tengo problema con hacerlo.

—Yo menos —y eso fue suficiente para cerrar la ¨discusión¨. Levi era un ser caballeroso y Mikasa ya debía acostumbrarse a ese tipo de tratos.

El parque se encontraba tranquilo, no hacía calor al brotar una suave brisa, de igual forma, los frondosos arboles ayudaban a crear grandes sombras, habían niños jugando, personas mayores leyendo periódicos o charlando, parejas de la mano o alimentando las aves.

Mikasa cierra los ojos unos instantes para disfrutar el fresco viento con su rostro, se sentía tan bien estar así, relajada sin pensar en el trabajo o la universidad, gozando una salida. Entre cavilaciones, un recuerdo llega repentinamente a su mente, uno del cual nunca tuvo respuesta, no tuvo oportunidad de pensar a fondo por sentir un fuerte brazo en su cintura y un tirón, provocando que se exaltara y volviera a la realidad.

¡𝙰𝚝𝚛𝚊𝚙𝚊𝚍𝚊!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora