"Hay una maldición en Madagascar", es lo que los animales que llegaron de Nueva York escucharon repetir a los lémures. Según los habitantes de la jungla, hay una zona donde ocurren sucesos extraños y nadie que haya pasado la noche allí ha regresado...
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—Vamos —habló Skipper decidido a entrar a la cabaña.
—¿Qué? No, no sabemos qué hay allá.
—Los demás podrían estar allí, incluso Mort pudo haberse escondido en esa cabaña.
—El monstruo también podría estar ahí —Julien lo detuvo sosteniéndolo de la aleta.
—Hemos venido aquí por una misión de rescate, no me iré sin buscar en todos los lugares posibles —apartó la pata de Julien de su aleta y volvió a mirar hacia la cabaña—. Si tienes tanto miedo espérame aquí, yo voy a entrar.
—Skipper, según la leyenda, varios animales han desaparecido en esa casa —advirtió, pero el ave lo ignoró e ingresó a la cabaña.
Skipper avanzaba mientras alumbraba con la linterna, notó que aquel lugar estaba demasiado descuidado y oscuro, mientras caminaba podía sentir que estaba siendo observado, el lugar era aterrador.
—¿Ojos tristes, estás aquí? —preguntó con voz firme, tratando de ocultar lo asustado que estaba.
Vio que a unos pasos lejos de él se encontraba una lémur, Skipper la siguió con la intención de preguntarle qué hacía allí y si había visto a alguno de los animales desaparecidos, pero a los pocos segundos la lémur se desvaneció frente a él. Skipper se espantó y estaba a punto de huir hasta que vio Mort subiendo las escaleras.
—¿Mort? —habló dudoso y vio a Mort seguir avanzando como si no lo hubiera escuchado—. ¡Mort, espera!
Skipper subió las escaleras y lo siguió hasta una habitación, se sorprendió cuando entró a la habitación y no había rasto del lémur. Dio un pequeño salto al escuchar la puerta cerrarse, alterado se lanzó hacia la puerta intentando abrirla, pero no lo logró, había sido encerrado en esa habitación.
Julien se abrazaba a sí mismo mientras miraba temeroso hacia varios lados.
—No pasa nada, esa criatura no está aquí —se dijo a sí mismo—. Aquí afuera estaré a salvo, todo estará bien —murmuró—. Todo estará bien —repitió sin sonar muy convencido. En menos de un segundo volvió a escuchar fuertes gruñidos—. ¡Ahh! ¡No estará bien! —gritó espantado mientras corría hacia la cabaña—. ¡Nada está bien! —entró y cerró la puerta.
Observó rápidamente el entorno y se percató de que Skipper no estaba a la vista.
—¿Skipper, dónde estás? —no obtuvo respuesta. Lamentó no haber traído una linterna, el sitio era tan oscuro que apenas podía ver—. ¡Ahh! —saltó asustado al darse cuenta de que alguien estaba atrás de él—. Alex, no me asustes así —se quejó, sintiéndose más relajado cuando notó que solo se trataba del león—. ¿Dónde están los demás-... —dejó de hablar al notar su mirada extraña.
—Si lo obedeces sobrevivirás, ¡¿entiendes?! —dijo Alex—. Es la única manera.
—Estás comenzando a asustarme —Julien empezó a retroceder lentamente. Alex lo empujó hasta el sótano—. ¡Oye, esa no es forma de tratar a un rey! —se quejó antes de que el león cerrara la puerta—. ¡Sácame de aquí! ¡Alex! —gritó golpeando la puerta—. Tiene que haber una manera de salir de aquí —murmuró.
Se percató de un pequeño hoyo, logró entras con dificultad y se arrastró por el sucio túnel con el esperanza de encontrar a Skipper y salir de allí, pero luego de unos segundos su cuerpo se atoró, Julien gruñó e intentó nuevamente arrastrarse hacia delante, pero no lo logró. Debido al temor y desesperación comenzó a llorar, después trató de relajarse y continuar, luego de varios intentos logró zafarse y siguió avanzando hasta terminar el recorrido por el túnel y salir del sótano.
Caminó durante unos minutos buscando a Skipper, pero al observar hacia la escalera no notó la presencia de Alex y el león lo empujó fuertemente haciendo que Julien se golpee la cabeza al caer. Aún aturdido hizo lo posible por levantarse y cuando intentó huir, Alex le hirió el brazo izquierdo con sus garras, Julien se quejó y siguió corriendo hasta que el león se lanzó sobre él derribándolo y apretando su cuello.
—Alex... —Julien habló con dificultad —Por favor... no lo hagas —suplicó—. Déjame ir —notó que Alex ni siquiera parecía haberlo escuchado, como si estuviera hipnotizado o incluso poseído.
Julien estiró su brazo y luego de tres segundos intentando logró alcanzar el cuchillo de Rico que se le había caído al ser golpeado, apuñaló al león en la garganta convencido de que él ya no era el Alex que conocía. Alex cayó al suelo agarrándose el cuello mientras agonizaba.
Julien siguió buscando a Skipper hasta que se detuvo aterrado al ver a una criatura extraña con una figura larga y el rostro deforme. La criatura volteó hacia él y empezó a perseguirlo, Julien corrió subiendo las escaleras, abrió la puerta de la habitación más cercana y la cerró rápidamente.
