Recuerdos

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Sakura se detuvo al reconocerlo. Sentado frente al viejo campo de entrenamiento de la escuela. Pese que en poco tiempo lo destruirían para construir un centro comercial. Ese lugar podía traerles viejos recuerdos. Ahí aprendieron muchas cosas que a su tierna infancia marcarían el futuro.

Allí, el equipo siete se formó.

Naruto levantó la cabeza al notarla y esbozó una de sus características sonrisas que reconocía desde niña. Era algo tan familiar que le calentaba el corazón.

—¿Qué haces aquí? ¿No tienes trabajo en la oficina? —preguntó. No era un clon.

—Vi la fecha y tenía que venir —respondió.

Sakura intentó hacer memoria. Se conocían lo suficiente como para saber muchas fechas señaladas para ambos. La muerte de sus padres, su nacimiento o el nacimiento de allegados de él, la cuarta guerra, la muerte de familiares cercanos... O incluso el regreso de una misión.

No le cuadró nada. Era tres de abril.

—No comprendo —le dijo sentándose a su lado—. Que yo recuerde no hay ningún tipo de conmemoración de este día. ¿Hay algo nuevo que no sepa?

—En realidad, es algo muy antiguo y que nunca te he contado. Ni a Sasuke —reconoció pensativo—. Me pregunto qué diría de saberlo.

Sakura se preguntó qué sería. La curiosidad le podía. Naruto hablaba con una melancolía pasada, como un recuerdo que lo marcara y que ahora le hacía sentir... bien.

—¿De qué se trata?

Él le dedico una larga mirada.

Sakura levantó una ceja. Se sentía más confundida y curiosa.

—¿Debería de decírtelo? —preguntó. Ella levantó una ceja, tensando la boca. Naruto volvió a esbozar una sonrisa en disculpa—. Lo sé, lo sé. Es sólo que era algo que creía que debía de guardarme para mí. Durante muchos años, es un día en específico que me di cuenta de que algo cambió.

—¿Cambió? —preguntó acomodándose mejor. Miró de nuevo el lugar—. ¿Aprendiste a sujetar mejor un Kunai?

—No, no es algo como eso —descartó él moviendo una mano que después dejó colgar sobre su rodilla—. Sino de un tipo de sentimiento.

Sakura empezaba a comprender. Pero estaba equivocada. No es que Naruto experimentara el sentimiento de rivalidad por Sasuke. El de amistad con Shikamaru. No. Era algo que ni siquiera habría pensado que tuviera fecha y momento justo.

—Este mismo día, hace veinte años, me enamoré de ti.

El tiempo pareció congelarse por un momento. Para ambos.

Cuando le miró, Naruto sonreía con una mueca tirante de disculpa. Sakura no sabía bien por qué, pero su corazón latió de una forma marcada y dolorosa.

—Oh, Naruto —farfulló.

Movió su mano hasta atrapar la suya en un gesto cálido de agradecimiento.

—Tranquila —le dijo—. No es como si no fuera consciente de qué ocurre con nuestras vidas. Tú escogiste a Sasuke y yo continué con mi vida con Hinata. Es sólo que jamás le di vueltas a la idea de que uno pudiera recordar el momento exacto y el lugar donde se enamora por primera vez.

Tensó su rostro por un momento, llevándose sus manos enlazadas al rostro. Sakura sintió sus labios rozar su piel y al instante, enrojeció. Él parpadeó, sorprendido. Seguramente esperaba un puñetazo, una advertencia o un grito. No lo hizo. Inclinó la cabeza para posarla sobre su hombro.

—Gracias, Naruto. Gracias. Por todo este tiempo. Por ese tiempo. Y lo si...

Naruto le dio unas palmaditas para interrumpirla.

—No te disculpes, Sakura —indicó—. No me duele ya. Es algo que marcó mi pasado y me ayudó en mi camino. Hay mujeres que marcaron mi vida y tú eres una de ellas.

—Entiendo —murmuró tensando la espalda y sonriéndole—. Eres increíble, Naruto.

Él esbozó una sonrisa segada, rascándose la nuca.

Finalmente, se puso en pie, entre avergonzada e alterada. Se detuvo antes de alejarse.

—Si Sasuke se enterara...

—Lo sé —interrumpió él—. No diría nada, pero ambos entenderíamos todo.

Ella asintió.

—Hinata es una mujer muy afortunada —murmuró mirando al cielo.

Naruto se levantó, dispuesto a marcharse.

—¿Qué?

—Nada —respondió esbozando una sonrisa—. Vuelve al trabajo, anda —recomendó.

Él asintió y comenzó a caminar en dirección contraria. Sakura se quedó observándole mientras se alejaba.

Apretó los puños y se forzó a sí misma a darle la espalda.

Si se hubiera girado de nuevo, quizás podría haberle visto volverse para mirarla hasta perderla de vista.

Quedaban como recuerdos. Como preguntas sin respuestas. Quedaban como dos almas que quizás tuvieron su oportunidad pero dios decidió otro sendero.

Pero, cada año, el tres de abril, Naruto regresaría al mismo lugar y ella, pensaría que en el mundo realmente existía un hombre capaz de amarla incluso del recuerdo.

Fin

4 de abril del 2021

Feliz día (atrasado) del NaruSaku.

Chia.

RecuerdosWhere stories live. Discover now