9

689 58 19
                                    

Escapar

No quería comer nada de ese cerdo, no había vuelto desde la mañana anterior, de seguro estaba con otro omega alguien que si respete sus reglas estúpidas, maldito ¿cómo se atreve a semejante cosa? Me deja aquí sólo y encerrado como si fuera un criminal cosa que el si era. Me sentía triste y decepcionado; no había visto a mis amigos y me daba curiosidad por saber como la estaban pasando, sin embargo me encuentro aquí tirado en un cama llena de fluidos míos y otros omegas probablemente, llorando y reclamando... a mi amo. ¡Que estoy diciendo! Por supuesto que no necesitaba de el.

-Segismundo...-. Hablando de el, apareció de nuevo con su horripilante máscara de diablo, ¿es que nunca se la quitará? Debe ser feísimo, por eso la usa.

-¿Qué quieres? No tienes mejores cosas que hacer-. Por un momento pensé que me diría "no te permití hablar" pero sólo entró y se sento frente a mi.

-Quería discuparme por mi actitud de ayer-.

-Y que quieres, ¿una mamada? Sólo déjame sólo por favor-.

-Buena idea ven aquí-. Me jaló hacia el obligándome a caer de rodillas, sacando su miembro y es que eso ¿siempre estaba erecto? O ¿es así de grande? Me obligó a lamerlo, lo hice total a eso vine aquí, me embestia la boca conforme el quería. Una vez se corrió salió de mi y escupi todo rastro de líquido blanco limpiando mi boca con mi playera y volviendo a mi lugar de antes.

-Listo ahora vete-.

-Tu no das las odenes aquí. Sólo vine a decirte que estaré fuera por tres días, puedes salir y ver la casa. Habrá hombres vigilandote todo el tiempo así que no intentes escapar y si necesitas algo Rosita se encargará de ello-.

-Bien, solo necesitó ropa y ya-. El asintió levantándose y acercándose a la puerta, se detuvo un momento para girarse y tirarme a la cama tapando mis ojos con su enorme mano, sentí el tacto de sus labios contra los míos, basándonos al instante. Joder sus labios que encantaban y no podía negarme a ellos.

-Me tengo que ir, portate bien-. Susurró eso en mi odio provocandome escalofríos. Sumergió su rostro en mi cuello, me hacía temblar este estúpido me encantaba y odiaba que fuese así.

Salió de allí dejando la puerta abierta, me sentía "extraño" el se había ido ya dejándome sólo de nuevo, pero no desperdiciaría la oportunidad de salir y caminar un poco, despejandome de todo pensamiento de el y estar en otro lugar que no fuera esta estúpida habitación. Me duché y después salí de ahí, camine por un pasillo largo habían otras puertas quise saber cuál sería su habitación así que abrí una por una encontrando la indicada, olía a el su exquisito aroma a Tequila enmanaba las sábanas y almohadas. Salí nuevamente para dirigirme a la planta de abajo.

Llegue a una sala enorme y hermosa la televisión plana brillaba mi reflejo se veía y bonitos cuadros adornaban el lugar, se sentía hogareño, el ambiente era relajado y desprendía calma, salí al jardín todo me encantaba el reluciente césped recién regado y las florecitas que habitaban en distintos puntos daban una imagen placentera. Sentí el sol darme en la cara el cielo era precioso me daban ganas de llorar con solo admirar el azulado color, quería irme alejarme de todo lo que me agobiaba en esta casa, podría tener lujos aquí comida decente y una cama, pero mi felicidad ¿quién me la devolvía? Y mis amigos ¿cómo estarían? No puedo seguir mi corazón se estruja a cada mala acción de ese hombre y mi estúpido omega sólo sabe llorar por el, tenerlo cerca y adorar que toque mi cuerpo. Odio necesitarlo.

-Oye, ¿tu quien eres?-. Escuché derrepente, me giré para ver a dos niños, me miraban extrañados y no supe que contestar hasta que llego Rosita.

-Niños vuelvan adentro, lo siento joven. Por cierto una camioneta lo llevará a unas tiendas cercas de aquí para que pueda comprar ropa-. Asenti y me dirigí hacía donde me indicaron. Unos hombres me esperaban, ambos portando armas largas y chalecos que se notaban pesados, salude y ellos me
abrieron las puertas para subir.

El viaje fue silencioso me sentía incómodo con tanto Alfa cerca de mi, la presencia de mi amo me había hecho acostumbrarme a su olor. Llegamos a un lugar lleno de tiendas y gente vendiendo distintos productos, vera todo un espectaculo llamativo. Las personas miraron nuestra llegada observando en silencio y apartando la mirada cuando los hombres bajaban.

-Baja-. Me dijo un hombre encapuchado-. Aquí compraras lo que necesites, toma-. Me lanzó un fajo de billetes quede impresionado tomandolos y dirigiéndome a los establecimientos. Ellos se posicionaron en diferentes puntos cuidandome de quien sabe que. Camine un poco observando todo la gente me miraba y agachaba la mirada.

Ahora que lo pensaba tenía dinero y estaba libre, bueno no mucho. Pero podía correr e irme, pedir ayuda y al fin escapar, lo medite por un buen rato caminando rápidamente, mis piernas temblaban y mi Omega pedía por permanecer aquí, ¡Al diablo mi Omega! Comencé a correr como poco, escuché que me gritaban.

-¡Oye!-.

No hice caso seguí mi camino debía perderlos, los vi hablando por radio estos cerdos ya debieron comunicarse con los demás. Seguí corriendo quedando en un lugar lleno de gente vendiendo cosas y gritando, estaba asustado me había perdido.

-Señor, por favor ayudadme necesito uir-. Jale a un viejecito pidiendo ayuda.

-¡Ahhh, sueltame cabron!-.

Lo solté pues los hombres de ese cerdo venían hacia mi, me escondi en un pequeño local, suplicando a quien sea que me escuchase dentro de mi mente por ayuda. Una muchacha salió de allí.

-¿Quién eres tu?-. Me preguntó, colocando unas cajas en el suelo.

-Y-Yo, quiero irme pero no puedo-.

-Hueles al Diablo, ¿eres su Omega verdad?-. ¿El que?

-Yo... No sólo quiero irme el...-.

-Es un buen hombre, nos protege mejor que la policía, aunque se dedique al narcotráfico el siempre nos a ayudado-.

-Eso es imposible-.

-No es un mal hombre, el siempre ha estado solo y que haya econtrado a su omega es muy lindo-.

-M-Me tengo que ir-. La chica de despidió de mi, ahora estaba confundido tanto halago hacia ese hombre y no sabían lo que estaba viviendo con el, yo no soy su Omega y el no es mi Alfa. Salí hacia calles transitadas, no había rastro de camionetas pertenecientes a el, así que comencé a caminar despacito fijandome con precaución. Pero unas enormes camionetas se detuvieron cerca de mi, intente correr pero fue imposible.

-Soltadme o gritare-. Fue inútil me encontraba arriba de nuevo y una voz tan conocida me habló y el aroma a Tequila se hizo presente. Haciéndome temblar de miedo.

-Que bueno que el trato se haya cancelado. Sabes hay algo que aún no te he mostrado, espero estés emocionado porque créeme te va a encantar-.






























































Remin

Tuyo (Segilio) FINALIZADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora