Tuyo

596 55 27
                                    

Los niños habían ido a la feria con Rosita, Emilio y yo estábamos solos, no podíamos esperar más para nuestro momento especial, me llenaba de emoción saber que había planeado para hoy. Arreglé mi atuendo esperando que el gustase de mi, me sentía nervioso sería la primera vez que alguien hacía algo romántico por mi, los minutos pasaban y ansiaba por ver a mi ahora pareja y ver todo lo que había preparado.

Escuche la puerta, era el usaba un traje negro precioso, si cabello bien atado con pequeños mechones cayendo sobre su frente.

-¿Estás listo?-. Preguntó, estirando su brazo en señal para que lo tomará.

-Sí-.

Bajamos tranquilos, nuestros rostros de veían nerviosos pero era un momento maravilloso. En cuanto llegamos al comedor todo estaba reluciente, los cubiertos la comida, la mesa daba un toque elegante tan lindo, el mantel que portaba brillaba de blanco y el toque romántico velas.

-Todo es hermoso Emilio-.

-Todo especialmente para ti-. Me invito a sentarnos abriendo la silla como todo un caballero.-Espero que sea de tu agrado todo-.

Sonreí.

Pasamos una linda noche comiendo y hablando de temas como el restaurante, los niños y esas cosas. ¡Me invito a bailar! Era una canción lenta, sensual y maravillosa.

-Se que siempre te lo digo... pero estás bellísimo-.

-Tu eres guapísimo, a veces no puedo creer que estoy viendo tu rostro-.

-Y yo aún no dejó preguntarme, ¿porque te amo tanto?-.

Reímos bajito y seguimos bailando con dulzura nuestros cuerpos pegados, desprendiendo aromas que combinaban a la perfección, me encantaba estar entre sus brazos enormes y ese cuerpo fornido y apetecible. Por un momento me asombró que no habíamos tenido sexo en un buen tiempo, su promesa estaba siendo real, no me volvió a tocar a la fuerza y es que no estaba listo para volver a ser tomado, me encantaba sí, pero en el fondo dolía porque sabía que estaba aquí por dinero, acostandome como una cualquiera, pero ahora somos una pareja que se ama y no dudaría en entregarme a el ahora mismo.

-¿En que piensas?, te veo muy concentrado en tus pensamientos-.

-Es sólo que, me he dado cuenta que eres un hombre de palabra, no volviste a tocarme desde aquella vez y... No sabes cuanto te lo agradezco-.

-Te dije que no volvería a tomarte a la fuerza. Eres mi pareja y ahora más que nada te respeto y quiero cuidarte-.

-Gracias-. Me lancé a el abrazandolo, besando su hermosa sonrisa. Lo deseaba no podía reprimirlo, ahora tenía su rostro visible para mi y podía disfrutar de aquello.

Intensifique el beso, dando paso a mi lengua, el reaccionó de inmediato haciendo una lucha con nuestras lenguas. Tomó mis caderas acercandome a el, me daba vergüenza pedirlo, pero esos besos ruidosos me endulsaban el oído.

-E-Emilio yo...-. Me detuve pues comencé a sonrojarme.

-Sólo dilo-. Nos separamos por completo y respire ondo.

-Q-Quiero hacerlo contigo-.

-¿Estas seguro? Sabes que te esperaré el tiempo que quieras-.

-Ya no puedo esperar más. Te deseo-.

El asintió volviendo a juntar nuestros labios, en un beso salvaje lleno de pasión, me acorralo pegando en la mesa cargandome sobre de ella, abrí mis piernas colocando cada una al lado, ¿hacerlo en una mesa? No me molestaba, sería excitante.

Tuyo (Segilio) FINALIZADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora