Prólogo.

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(An innocent warrior)

Aquel día era cuanto menos grandioso, el cielo estaba completamente libre de cualquier rastro de nubes que mancharan a aquel azulado lienzo, un inmenso sol brillaba en lo más alto y una fresca brisa bañaba todo el lugar; sin lugar a dudas todo aquello anunciaba la llegada del verano a Altissia. La ciudad se hallaba sumida en un inmenso bullicio, todos los ciudadanos del lugar habían salido a disfrutar de aquel esplendido día por el que pasaba la capital del agua.

De entre toda aquella gente, había una personita que estaba más emocionada que nunca por aquel día, aquella personita era una niña de no más de seis años llamada Lena, una niña de largos cabellos castaños, que a la luz del sol estos cobraban un tono parecido al dorado color de la miel, de piel blanca y de ojos verdes.

Aquel día, Lena acompañada de su madre y su abuela, se disponía a ir a lo alto de las montañas que se encontraban al suroeste de la ciudad para disfrutar del buen tiempo en los bosques que albergaba aquella zona; aquello la emocionaba bastante, ya que era cierto que adoraba la ciudad en la que vivía. Pero vivir en una ciudad rodeada por el agua, a veces tenía ciertos inconvenientes como el de poder ver grandes concentraciones de verde, era cierto que la ciudad poseía sus espacios verdes, pero aquello no se podía comparar con un bosque. Ella adoraba estar en contacto con la naturaleza, era algo que no se podía describir con palabras.

Por ello aquel día estaba más emocionada que nunca, pero no todo era bueno, ya que ese día sería el último que ella y su madre tendrían en la hermosa Altissia dado que al día siguiente estas dos partirían en dirección hacía Lucis, más concretamente a Insomnia, donde ambas se reunirán con su padre; para dar comienzo así a su nueva vida. Aquello la asustaba bastante, un mundo distinto al que ella conocía la esperaba, un nuevo comienzo en su vida, casi no sabía nada acerca de aquel sitio al que dentro de poco iba a llamar hogar.

Apenas sabía vagamente donde estaban Lucis o Insomnia, todavía recordaba a su madre señalándole en el amarillento y polvoriento mapa que retrataba Eos y se encontraba en el despacho de su abuela; la imagen de como esta señalaba sobre la desgastada tela con su delo índice donde estaba Altissia para seguido surcar con este los inmensos mares hacia su nuevo hogar. 'Al norte' le dijo su madre antes de detenerse en el centro de una inmensa masa de tierra, Lucis era inmenso, para seguido a esto ir hacia la derecha, hacía una extraña formación que se asemejaba a una cruz 'Aquí' decía esta a continuación. Lucis era cien mil veces más grande que su hogar y a pesar de que aquello le gustase, dado que un sitio grande significaba más lugares que explorar y descubrir, aquello no la acababa mucho de convencer.

A pesar de que para su corta edad era bastante inocente con respecto a la vida en general, sabía que aquí había algo que no iba bien, había alguna extraña razón que era la consecuencia de todo esto, algo que no era nada bueno y que tenía a su familia preocupada. Por mucho que su madre intentase asemejar lo contrario, que estaba bien, las profundas ojeras debajo de sus ojos decían lo contrario y Lena sabía que aquellas ojeras tenían que ver con todo esto. Por lo que si irse a Insomnia, para siempre, hacía que la salud de su madre mejorase, no le importaba pagar aquel precio; el dejar toda su vida y todo lo que más amaba atrás.

Por ello tenía pensado aprovechar aquel día al máximo.

Arriba, en la cima de las montañas, la vista era espectacular, a lo lejos podía ver las puntas de los edificios más altos de la ciudad, donde según le había dicho su abuela se encontraban los gobernantes de la nación, y más allá inmensos paramos formados por un inmenso océano que se extendía más allá de lo que la vista alcanzaba, del que emergían cientos de islas desperdigadas al azar. Aquello era una obra de arte que sólo la naturaleza era capaz de hacer. En un momento dado esta llevo su vista hacia el norte, y por un momento su sonrisa decayó, más allá de la ciudad sólo había agua, pero ella sabía que no era así ya que al otro lado de aquel colosal océano la aguardaban los demonios de sus pesadillas engendrados del miedo a lo desconocido.

Meet me, in the AfterglowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora