Otra vez sigo aquí. Desearía poder quitar las marcas de mi cuerpo, marcas que sus asquerosas manos dejaron en mí. Soy muy pequeña aún para tener éste tipo de pensamientos, pero quisiera que mami ya no se vaya de casa y me deje sola con ellos.
El único que me protegía murió. Era mi hermano, Max, era su nombre. Él me quería mucho y yo aun lo quiero tener a mi lado, lo quiero devuelta.
Mi oso de peluche, un peluche muy viejo y sucio de tierra es mi mejor amigo, aunque no puede hacer nada cuando ellos entran a mi habitación. Mamá sabe todo lo que hacen conmigo pero no los detiene.Ahora mismo estoy escondida en mi armario tratando de no hacer ruido a pesar de que una rata está en la esquina mirandome fijamente. Hay mucho polvo y la puerta del armario está por caerse.
Se escuchan varias pisadas que caminan por el pasillo, sé que son ellos. Llegan a mi habitación y al entrar azotan la puerta contra la pared.-¿Dónde estas cariño?.- dice uno de ellos fingiendo ternura.- Vamos sal de ahí, sabemos que en el fondo lo disfrutas tanto como nosotros.
Camina hacia el lugar en el que se supone es mi escondite, y abre con fuerza la puerta de mi armario de princesas ocasionando que ésta caiga al piso.
-No me lastimen más, por favor.- Digo una vez que me mira con una sonrisa burlesca pintada en su rostro.
Sé que no le importan, por más que llore o le implore, ellos harán conmigo lo que quieran.
Me sujeta con demasiada fuerza de mi pequeño brazo, me jala y me avienta contra el suelo. En medio de él y los demás.-Miren que tenemos aquí, la pequeña Amy queriendo esconderse sabiendo que de todas formas la encontraremos.- Dice con burla una de sus amigos. Una de sus grandes y sucias manos toma con fuerza mi mentón volteando mi rostro para que lo mire.- Dime pequeña zorrita, ¿dónde está tu madre?.
-No lo sé, ell..ella salió ayer por la noch..noche pero no volvió.- digo tratando de no llorar. No quiero que me lastimen, y mi mami no regresa, pero sé que no me ayudará.
-De acuerdo, ya que tu madre no está para hacer el trabajo, lo harás tú.- Al decir esas palabras algo en mi se activa, y trato de correr pero lo impide.- A dónde? Cariño será divertido, no te vas a arrepentir.
Los demás ríen y me levantan del suelo. Ya estoy aceptando mi destino, no es lo que quiero pero no puedo hacer nada. Me avientan contra mi cama y veo como uno de ellos comienza a bajar los tirantes de mi vestido rosa, uno de mis favoritos. Después de ésto, lo tiraré a la basura.
Comienza tocando mis brazos y sigue bajando, llega a mi pequeña cintura y se detiene. Una esperanza llega a mi pero al instante desaparece cuando dice:
- Tu piel es mejor que la de muchas, es..suave.- Y retoma lo que había dejado en pausa.
Mi vestido es quitado lentamente y solo estoy en ropa interior, comienza a tocarme mas de lo debido pero no lo detengo, ni siquiera las lágrimas salen de mis ojos.
-¿¡Por favor Richard, acaso crees que tenemos todo el puto día?! No estamos para cursilerías.- dice otro de los amigos del tal Richard. Nunca podré olvidar esé nombre.
-¿¡Quieres cerrar tu jodida boca?! Si tanto quieres follar vez y busca a otra.- Quiero vomitar. Mi ropa interior desapareció y se sube encima de mi. Sé lo que vendrá a continuación.
No quiero escribirlo..es un recuerdo que odio con mi vida. Solo diré que no fue el único que me tomo a la fuerza, sus amigos lo hicieron cuando Richard salió de la habitación sonriendo mirandome fijamente.
Lo recuerdo perfectamente porque esa fue la primera vez que no lloré.
Me usaron como si no valiera nada, estaba marcada de por vida.
Estaba sucia.Nadie vendría a salvarme.
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Aquella niña inocente
Ficção AdolescentePodría decir que no hay demasiada felicidad aquí