Vampire

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❝ Podrías morir en los siguientesdiez segundos, y nadie sería capazde evitarlo

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Podrías morir en los siguientes
diez segundos, y nadie sería capaz
de evitarlo.

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El sonido de pezuñas golpeteando el suelo, junto al tintineo de pequeñas piezas de metal sonaban al compás del trote acelerado de un gran caballo, tan negro como la misma oscuridad, montado por una pequeña figura cubierta por una larga capa azul marino, que bailaba entre la espesa neblina del bosque.
Unas diminutas manos sujetaban con firmeza las riendas del inmenso animal, guiándolo sobre un sendero casi invisible entre la vegetación y niebla.

El estruendo de ramas rompiéndose y hojas despedazarse resonó por encima del único sonido que había hasta ese momento en el bosque, el cual provenía de ella y su caballo.
La joven sobre el semental jalo las riendas de este obligándolo a detenerse, desde que se adentró en el oscuro sendero había escuchado ruidos a su alrededor, no era raro, el poco tránsito de ese olvidado camino del bosque abría sus brazos a la presencia de múltiples animales, pero el sonido cada vez se hacía más cercano, alertando a la pequeña encapuchada.

El caballo giró sobre sus pasos por orden de su jinete, quien miraba con atención el conjunto de árboles del que había provenido aquel sonido, intentando distinguir algo entre la oscuridad de la cercana noche y la neblina. El caballo bufo debajo de la chica, quien bajo la vista en dirección al animal y le acarició la cabeza, en ese momento, una ráfaga de aire pasó por detrás de ellos, haciéndolos girarse nuevamente, mirando hacia un grupo de ramas que se sacudían por el reciente impacto con algo, o alguien.

De nuevo una ráfaga pasó lejos de su visión, pero esta vez, ese algo detrás de ellos atacó al oscuro y gran animal haciendo que este se elevara sobre sus patas traseras, la acción repentina de la criatura no le dio tiempo a la muchacha de sujetarse, haciéndola cae a un lado del sendero y rodar cuesta abajo, su pequeño tamaño le favorecía para no estrellarse contra algún árbol de la inclinada colina, pero la llevaba cada vez más abajo, hacia la profundidad del bosque, llenándola de raspones y golpes en el proceso.

Cuando al fin se detuvo estaba a los pies de un gran roble, se retorció maldiciendo no llevar su armadura mientras presionaba uno de sus costados, donde probablemente tendría alguna costilla fisurada, o incluso rota.
Con las manos temblorosas se sostuvo del suelo, sus palmas ardían por haberse raspado en la bajada, aún más al presionarlas contra las hojas secas debajo de su cuerpo, sintiendo como si clavaran agujas en estas. Su ropa estaba ligeramente rasgada y sucia, ya no llevaba puesta su capucha, dejando su corto cabello repleto hojas secas y su pequeño rostro manchado y herido a la vista

Sin esperar mucho comenzó a levantarse mientras se sujetaba del árbol tras su espalda, sus piernas habían sufrido el mismo destino que sus manos y probablemente que su costilla, haciendo que la chica deba recargarse contra el tronco para mantenerse de pie.

Nacidos del SilencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora