Día Uno

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Tic, toc. Tic, toc.

Dentro de mi auto el único sonido que se puede apreciar es el de las manecillas de mi reloj. Contra mi voluntad veo de nuevo la hora. 6:59:37. Perfecto, han pasado 9 segundos desde la última vez que vi la hora. Mi mirada va de nuevo al otro lado de la calle donde se encuentra "La Bohême du Tertre" y aparece él. Puntualidad es su tercer nombre, lo puedo asegurar.

Mientras él entra en el local, saco las llaves del contacto y quito los seguros de las puertas.

- ¿Quieres que te acompañe adentro?

- No es necesario, gracias.

- Está bien, pero no pienso quedarme en el carro.

- Ya lo suponía. ¿Quieres algo de desayunar?

- Un gofre de chocolate, si no es mucha molestia.

- Seguro, yo lo traigo.

Ambos bajamos del vehículo, y mientras yo cruzo la calle para entrar al local y mi acompañante se queda parada en la banqueta junto al auto, aprieto un botón del control para poner los seguros y la alarma de seguridad.

Otro grupo de personas se une a mi y entramos al local. Mientras los demás se dispersan hacia las mesas, yo me acerco a la barra donde se encuentra él.

- ¿Podrías darme un gofre de chocolate y un café crème? -pregunto en mi idioma natal. Mientras sus ojos azules que tanto me fascinan se clavan en los míos.

- ¿Eso sería todo? -me pregunta con su voz aguda, tal cual la recordaba.

Unos besos me vendrían muy bien.

- Eso creo -digo apartando mis pensamientos. No aquí, no ahora.

-¿Lo comeras aquí o lo quieres para llevar?

Dirijo mi mirada a través de la ventana, ahí se encontraba ella mirando a todos lados sin saber realmente que hacer. No. No podía hacerla esperar, además esto era su desayuno y teníamos clases. Giro para verlo de nuevo y le digo, sonriendo amablemente:

- Me están esperando así que será para llevar ésta vez.

Porque efectivamente, yo esperaba que hubiera otra ocasión.

- Enseguida sale -me dice sonriendo también, y se acerca a la máquina para anotar algunas cosas.

Vamos Styles, has lo que tengas que hacer. Que no sea una visita en vano. ¡Hazle la plática!

Me siento frente a él y le digo lo primero que se me ocurre:

- Británico.

- ¿Disculpa? -pregunta confundido.

No es lo más inteligente que ha salido de mi boca, pero al menos tengo su atención.

- Me refiero a que eres británico.

- Ah sí -dice mientras se entretiene con la pantalla.

- ¿De qué parte eres?

Era obvio que yo lo sabía, pero para él yo era ahora un completo extraño que nunca lo había visto en su vida.

- De Doncaster, ¿y tú?

- Más al poniente, de Homes Chapel.

- Que bien.

- ¿Y que hace un chico de Doncaster en la ciudad del amor?

Otra respuesta que sabía, pero por ahora sólo quería oír su voz. La suave melodía que salía de su boca para expresar sus emociones y conocimientos.

14 Días Para Recuperarlo [Larry Stylinson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora