Para el chico de chaqueta roja.

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Era un invierno del 2012, las calles siendo cubiertas por las frías capas de nieve que caían sin fin.

Las personas vistiendo sus abrigos a donde sea que vayan. Los árboles congelados, los animales invernando.

Los pájaros sin cantar durante todo el día.

Pero, de todos modos podía escucharlos.

Los escuché ése día que te vi por primera vez.

Trece de diciembre. Estabas sentado en una de las bancas de la cancha del parque debajo de mi casa, al aire libre.

La punta de tu nariz tornándose rojiza, haciendo contraste con tus redondas mejillas levemente levantadas por la sonrisa que mostrabas.

Tus ojos oscuros achicándose, dejando sólo a la vista tus hermosas pestañas gruesas, las tiernas arrugas a los costados de tus ojos y tu cabello castaño revoloteando sobre tu frente debido al aire.

Y a pesar de estar congelandote, seguías ahí, sonriendo. La sonrisa que siempre mostrabas cuando veías a pequeños niños jugar y correr sin rumbo alguno.

Fue por eso que me gustaste, quizá.

O tal vez por el color rojo que resaltaba en ti desde el primer momento en que mis ojos se cruzaron con los tuyos.

Aquella sonrisa haciéndose más grande.

La chaqueta que vestías se veía hermosa en ti. Roja.

El rojo que resaltaba desde lejos entre la blanca nieve del parque.

Aquella chaqueta que cubría también parte de tu cabeza, y que llegaba hasta tus rodillas.

No puedo y no podré olvidar aquella vista que para mí, fue la mejor del mundo.

Porque estabas tú ahí.

[•••]

Después de ese día, te volví a ver. Todos los días.

Caminabas por el parque, algunas veces acariciabas los perros callejeros y les dabas de comer.

Otras veces jugabas con los niños pequeños.

Iba cada día al parque después de la escuela para verte.

Y sin pensarlo me volví un admirador tuyo.

Admirador de esa sonrisa, de esos orbes oscuros, de ese cabello tan desordenado y lindo a la vez, de tus mejillas, de la manera en que arrugabas tu nariz cuando sonreías.

Admiré y amé la primera vez que te escuché hablar, la vez que escuché tu voz dirigirse hacía mí.

"¿Puedes ayudarme?"

Fue lo que preguntaste. Y no era nada especial, pero con el simple hecho de que me hablaras hacías que sintiera mi estómago removerse por la emoción.

"C-claro"

"¿Ves esa rama del árbol? ¿Podrías bajarla por mi?"

E hice lo que me pediste. Alcé mi mano y tomé la rama seca del árbol, para después dártela y presenciar, ahora de más cerca, tu sonrisa.

Sin embargo, ahora esa sonrisa me la estabas regalando a mí.

"Gracias" Dijiste para luego agacharte y hacer rayones en la nieve del piso.

"¿Cómo te llamas?" Atreví a preguntar luego de unos minutos de silencio, observándote.

Me miraste y luego te levantaste, caminando hasta quedar a mi lado y comenzaste a escribir de nuevo en la nieve con la rama.

Para el chico de chaqueta roja  [KTH x JJK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora