Ohm, el temido líder de la mafia Rosa Roja, es un hombre serio, frío y despiadado, cuya autoridad no tiene rival. Poseedor de un poder y una riqueza que muchos envidian, vive atrapado en una jaula de oro, cargando con una profunda infelicidad y una...
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Ohm y su equipo llegaron a una nueva bodega, un lugar desconocido para todos fuera de su círculo más cercano. Allí habían eliminado a la "rata" que había filtrado información previamente, asegurándose de que esta vez no habría traiciones.
-Kao, supervisa todo. Recuerda que mañana la carga debe entregarse sin problemas. Asegúrate de que llegue a su destino -ordenó Ohm con tono autoritario.
-Entendido, jefe.
Ohm se dirigió a la camioneta donde Fluke lo esperaba en silencio. Al entrar, ordenó al conductor que los llevara a la mansión.
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En la Mansión
El camino fue largo. La distancia entre la bodega y la mansión parecía interminable, pero al fin llegaron. Ohm, que había estado observando la actitud de Fluke durante todo el trayecto, decidió confrontarlo.
-Fluke, ¿qué te pasa? Te noto extraño.
-Ohm... quiero hablar contigo en privado.
-Está bien. Vamos a mi despacho.
Ambos caminaron en silencio hasta llegar al despacho, donde tomaron asiento frente a frente.
-Ahora dime, ¿qué te pasa? -preguntó Ohm, su mirada fija en Fluke.
Fluke bajó la mirada, inseguro.
-Sabes que puedes confiar en mí.
-Lo sé -murmuró Fluke, luchando por encontrar las palabras.
-Esto tiene que ver con ese comandante, ¿verdad?
Fluke levantó la cabeza, sorprendido.
-¿Cómo lo sabes?
-Fluke, te conozco. En ese momento estabas en shock. Dime, ¿qué pasó?
El silencio se hizo eterno hasta que Fluke suspiró y soltó la verdad.
-Es él... era él.
-¿De qué hablas? ¿Quién?
-Ese comandante es Joss, mi exnovio.
Ohm sintió una punzada de sorpresa y enojo.
-¿¡Qué!?
-Sí, Ohm, era él -respondió Fluke, y las lágrimas finalmente escaparon de sus ojos.
Ohm no dudó en abrazarlo, buscando consolarlo.
-No te preocupes; él no te reconoció.
-Lo sé, pero no quiero volver a encontrármelo.
-Está bien. Te apoyaré en todo. Tranquilo, porque yo estoy contigo.
-Gracias -susurró Fluke, correspondiendo al abrazo.
-No te preocupes por nada. Después de todo, serás mi futuro esposo.
-Lo sé.
Ohm le tomó el rostro con suavidad y limpió las lágrimas de Fluke con sus manos.