Prólogo.

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El ardor en mis pulmones por falta de aire se comenzaba a hacer presente en mi interior, pero no me detuve y seguía corriendo colina arriba hasta llegar a la cima. Apoyé mis manos contra mis rodillas, mientras recuperaba el aliento, pude divisar la silueta de Aidan sentado en una gran manta que estaba extendida en el césped.

Ahí estaba él, recargado en un gran árbol mientras contemplaba el atardecer, sostenía su guitarra y sus dedos se movían en ella. Mientras me acercaba, reconocí la melodía de una de las tantas canciones que me había enseñado.

Me senté a su lado, recargué mi cabeza en su hombro y contemplé el atardecer, él sonrió al sentirme ahí pero no despegó su vista del hermoso espectáculo que estábamos presenciando. Siguió tocando la guitarra, haciendo que la melodía continuara, no pude evitar sonreír porque sabía de qué canción se trataba.

—Me encanta esa canción —dije, cerrando los ojos por un momento.

—Lo sé, es tu favorita —respondió.

Yo asentí, un nudo se instaló en mi garganta y comencé a sentir mi pecho pesado, sabía lo que estaba pasando a mi alrededor y me dolía. Abrí mis ojos y miré al chico que estaba junto a mí, él seguía tocando, su sonrisa seguía intacta en su rostro y temía que se esfumara.

—Aidan...

Lo llamé, pero él me miró de una manera tranquilizante.

—Shh, no te preocupes, cariño —dijo, su tono era suave, como si supiera que en ese momento que yo estaba preocupada y él quisiera tranquilizarme —. Todo va a estar bien, nosotros vamos a estarlo.

Dejó su guitarra a un lado y me abrazó, pude sentir el calor de su cuerpo contra el mío. Mis ojos comenzaron a llenarse de lágrimas, mi pecho seguía sintiéndose pesado, pero poco a poco comenzó a cesar la sensación.

—Estarás bien, Aidan —susurre.

—Estaremos bien, T/N —corrigió.

Y justamente ahí, en ese atardecer y en los brazos del chico que amaba, encontré la paz y la tranquilidad que necesitaba.

El chico de la guitarra. (Aidan Y T/N) ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora