"La chica nueva"

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Una semana había pasado desde mi primer día de universidad, por suerte no tuve muchos trabajos, eso me aliviaba un poco.

Me encontraba en el patio de la universidad escuchando música con mis audífonos mientras esperaba a mis amigas, hasta que en un momento sentí que alguien tocaba mi hombro, me giré para ver quién era y pude ver a una chica que me miraba con una sonrisa, traía puesta una playera negra con unos jeans claros, era morena, su cabello era rizado y de color negro, sus ojos se hacían chiquitos cuando sonreía, y sus labios, dios, sus labios, eran muy rojos y gruesos, era hermosa, no comprendía cómo pude notar cada detalle suyo sólo con mirarla una vez, movió su mano frente a mí cara y salí de mi pequeño trance.

-Hola, soy Amber, es mi primer día y estoy un poco perdida ¿Podrías ayudarme?.

-Ho-hola, yo soy Mara, yo... Emm si, ¿Qué ne-necesitas?- Hablé tartamudeando mientras miraba el piso avergonzada- No puedes tartamudear así boba!- Dije hablándome a mí misma.

-Que lindo nombre! Estoy buscando la sala de literatura.

-Gracias- Le di una sonrisa tímida- Es la primera sala subiendo por las escaleras- Le señalé con mi mano- Emm, yo también voy a esa sala, si quieres...

-Si si! Vamos- Habló interrumpiéndome.

Tomé mis cosas y nos dirigimos a la sala, tomamos asiento, yo en la tercera fila y ella en la primera, pasaron unos minutos y llegaron mis amigas, junto con mis demás compañeras y la maestra, quien nos comentó que Amber sería nuestra nueva compañera.

-Se ve agradable la chica nueva- Dijo mi amiga Jazmín.

-Lo es- Hablé mirando mis manos.

-¿Cómo lo sabes Mara?.

-Hablé con ella Jaz, me preguntó dónde quedaba la sala de literatura- Mi amiga me miró asintiendo.

Jaz iba a preguntarme algo más pero mis otras tres amigas, Florencia, o Flor, como a ella le gustaba que la llamaran, Kim y Ema nos hicieron callar para poner atención a lo que decía la maestra. Y así pasaron los minutos para finalizar la clase y dar inicio al receso, mis amigas y yo tomamos nuestras cosas y salimos al patio en dirección a la cafetería de la universidad, las cinco elegimos una botella de agua y nos sentamos en una de las mesas. Cada una hablaba sobre un tema distinto, mientras que yo tenía mi mente en otro lugar, o más bien, en una persona, Sam, ese es el nombre del chico que me trae loca, estaba demasiado enamorada, pero él sólo me veía como una amiga y creo que nunca me verá más que como eso.

-No me digas que ya estás pensando en él Mara- Dijo Kim sacándome de mis pensamientos.

-Es que no entiendo, hoy le dejé un mensaje, lo vio pero no me respondió- Hablé abultando mis labios.

Ema bufó- Ya deja de pensar en Sam, sabes muy bien que sólo te ve como su amiga, ya es momento de olvidarlo.

-Ush, yo sé, todas tienen razón cuando me dicen que lo olvide, pero no es fácil, ahora vamos que tenemos otra clase- Tomé mis cosas y caminé en dirección a la sala.

El día pasó rápido, ya habían acabado las clases, le mandé un mensaje a Madi para preguntarle si nos íbamos juntas de vuelta a nuestras casas, pero me respondió que debía tomar una clase más, así que me fui sola a la parada de buses. Llegué y saqué mis audífonos mientras esperaba el bus, pasaron unos minutos y llegó el transporte, me subí y tomé asiento, subieron tres personas más, una de ellas era la chica nueva, me miró y me preguntó si podía sentarse junto a mí, le dije que si, se puso sus audífonos y ambas nos sumergimos en el mundo de la música. Pasaron los minutos y noté que ya se aproximaba mi parada, iba a decirle a Amber que ya debía bajarme justo cuando ella se puso de pie, le dijo al conductor que debía bajar, pagó su pasaje, yo pagué el mío y ambas bajamos del bus.

-¿Vives por acá?- Me dijo pasando su bolso por uno de sus hombros mientras caminábamos.

-Emm si, en la casa de color blanco- Le señalé mi casa mientras guardaba mis audífonos en mi bolso.

-Woow, yo vivo dos casa más al lado de la tuya.

-Que coincidencia!- Le sonreí.

Seguimos caminando hasta que llegamos a mi casa, me iba a despedir de ella cuando vibró mi celular.

-Agh- Gemí desanimada.

-¿Pasa algo?- Me preguntó Amber preocupada.

-Mi mamá me mandó un mensaje diciéndome que tuvo que salir de la ciudad por su trabajo, regresa en tres días- Guardé mi celular en mi bolsillo trasero de mis jeans- Tendré que pedir algo para cenar, no tengo ánimos de cocinar.

-Oh, si quieres puedes venir a cenar conmigo- Bajó su mirada avergonzada.

-Segura? No quiero molestar.

-No te preocupes, además, vivo sola, nadie podría molestarnos- Me miró con un brillo en sus ojos que no supe descifrar.

-Está bien, vamos.



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