––Eres un ángel precioso ––susurró Seonghwa besando el cuello de Yeosang y paseando la mano por el cuero cabelludo del rubio.
––Un ángel que te hará pecar ––la voz ronca y segura de Yeosang hizo a Seonghwa perder lo que le quedaba de cordura tomando sus labios con desesperación, chupando y mordiendo los dulces labios de Yeosang quien pasaba las manos por la ancha espalda de Seonghwa y movía las caderas provocándolo, al tiempo que respondía a aquel beso con mayor intensidad, degustando los exquisitos y carnosos labios de Seonghwa, escuchándolo jadear en medio del beso.
Yeosang estiró la pierna izquierda y con la derecha se dió impulso, y con la mano del mismo lado empujó a Seonghwa del hombro para darle la vuelta hacia su lado izquierdo, empujándolo con fuerza pero con cuidado, colocándose sobre él y tomando así el control con una sonrisa hambrienta.
Ambos jadearon al momento en que Yeosang se sentó a horcajadas sobre Seonghwa sintiendo lo duro y caliente que estaba el otro, y la sensación del bulto contrario frotándose en el propio era exquisita. Seonghwa se sorprendió de la fuerza de Yeosang, el cambio de posiciones y la expresión lujuriosa tan diferente al dulce rostro que conocía añadiendo la ropa y cabello desarreglados en el rubio, era una obra de arte.
Yeosang tomó deseoso los labios entreabiertos de Seonghwa, saboreando y mordiendo, invadiendo aquella boca provocativa con su lengua y jugando con la contraria provocando jadeos roncos en el mayor quien metió las manos bajo la camisa de Yeosang sintiendo la cálida y suave piel de su espalda.
Seonghwa intentó retomar el control y estar nuevamente sobre Yeosang pero no se lo permitió. El rubio comenzó a desabotonar la camisa de Seonghwa admirando el precioso, delgado y marcado cuerpo del mayor. La imagen de Seonghwa bajo su cuerpo con la camisa abierta, con el negro cabello revuelto, ojos brillantes, sonrisa y labios enrojecidos por aquellos besos era algo que deseaba conservar en su memoria como una fotografía. Nunca había visto imagen más hermosa y provocativa que aquella. Comenzó a desabotonar su propia camisa, imagen que Seonghwa disfrutó al tiempo en que desabrochaba el pantalón del chico sobre él.
La imagen de Yeosang con la camisa abierta y el rubio cabello alborotado era perfección pura. Su blanquecino, delgado y marcado cuerpo era una delicia para la vista, más aún cuando se sacó por completo la camisa. El torso desnudo de Yeosang delataba la fuerza y facilidad con la que pudo tomar el control, algo que a simple vista no era evidente, maravillandóse el mayor por la caja de sorpresas que prometía ser Yeosang.
El rubio bajó de la cama para sacarse el pantalón pero Seonghwa se lo impidió.
––Yo lo haré ––susurró con voz ronca mordiendo de forma seductora el lóbulo de la oreja de Yeosang haciéndolo sentarse en la orilla de la cama y recostarse.
Aprovechó para pasear las manos por el torso del rubio. Besó el cuello y bajó al pecho, acarició uno de los pezones de Yeosang y el otro lo tomó con la boca complacido por los jadeos que provocaba. Siguió bajando dejando un camino de calientes besos desde el cuello hasta esos marcados abdominales. Hizo a Yeosang levantar ligeramente el trasero para poder sacar el pantalón y ropa interior. Hecho esto no pudo no asombrarse por la perfección que era el cuerpo desnudo de Yeosang, era como una obra de arte o algo hecho por dioses que admiraría y disfrutaría sin duda alguna.
Él mismo se sacó la camisa y pantalón para no seguir prolongando el deseo que tenía de sentirse piel contra piel.
––Eres precioso Yeosang, me encantas ––susurró y besó los labios del menor disfrutando la sensación de la piel de Yeosang contra la suya y sus erecciones chocando entre sí y contra el cuerpo contrario, jadeando en la boca contraria debido al placer.
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𝘾𝙇𝙊𝙎𝙀𝙍 | 𝙎𝙚𝙤𝙣𝙜𝙨𝙖𝙣𝙜 / 𝙎𝙖𝙣𝙨𝙖𝙣𝙜 +18 ‼️LEER ADVERTENCIAS ‼️
Fanfiction-Eres un ángel precioso -susurró Seonghwa besando el cuello de Yeosang. -Un ángel que te hará pecar... Yeosang y Seonghwa conectan desde el momento en que se conocen, lo que Seonghwa no sabe es que Yeosang ha sido amante íntimo de su amigo San quié...