My Tear -민에

Prólogo

¿Qué pasa después de la muerte?

Muchos dicen que después de morir vas a un lugar asignado el cual depende de cómo fuiste en vida, es decir, si fuiste una buena persona irías al cielo, pero si no lo fuiste irías al infierno.

Pero en realidad, no existe una respuesta segura.

Nadie sabe qué es lo que sucede una vez que dejas de respirar, que tu corazón deja de latir.

Entonces...

¿A dónde vas cuando mueres?

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Cuando Yoongi murió, llegó a un lugar solitario, había mucho pasto, muchos árboles, flores y un gran cielo nublado y gris el cual lo ponía más triste.

Pero estaba solo.

Caminó durante mucho tiempo, buscando a alguien quizá, buscando dónde descansar, o probablemente ni siquiera sabía lo que estaba buscando.

Llegó hasta donde había un lago, no era un lago sucio como la mayoría de los que había visto cuando estaba vivo.
El lago era bonito, estaba limpio, el agua era cristalina, podía ver varios peces, al rededor había muchas plantas, era un lugar cómodo.

Al acercarse decidió tomar asiento cerca del lago.

Esperaba ver su reflejo, pero no fue así...

Pudo ver a su niño reflejado en el agua, su corazón latió demasiado fuerte, y sus ojos inmediatamente derramaron lágrimas.
Su niño estaba llorando por él, porque se había ido de su lado, porque lo dejó solo.

Pero, ¿qué podía hacer?, no había vuelta atrás, y por más doloroso que fuera, esa era la realidad.

Lloró como si no hubiese un mañana, le dolía el saber que ya no podría estar a su lado, que ya no podría abrazarlo, que ya no podría besarlo.

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Ya había pasado una semana, y Yoongi se había adueñado de aquel lago.

Después de esa semana, ya no estaba tan solo, llegó alguien más a hacerle compañía, un chico.

A diferencia de él el primer día ahí, este se veía más asustado, más dolido, más triste.

¿Cómo no iba a estarlo? Su muerte fue trágica, algo que no quería tan pronto, tan joven.

Su nombre era Jung Hoseok, según él le dijo.

Se hicieron compañeros, ambos platicaban sobre sus vidas, bueno, cuando las tenían.

Hoseok le había contado sobre su chico especial, aquel que dejó.
Lloraba demasiado cuando se lo contaba, le decía lo mucho que lo extrañaba y lo mucho que quería estar con él, verlo por lo menos una vez más.

Yoongi lloró con él, él también extrañaba a su niño, sabía por lo que pasaba Hoseok, sabía el dolor que estaba sintiendo.

Sin más, Hoseok decidió lavarse su rostro con la bella agua de aquel bello lago, al momento de mirarse en él, le sucedió lo mismo que a Yoongi.

No era su reflejo el que veía, estaba viendo al amor de su vida, quien estaba llorando amargamente.
El corazón de Hoseok se rompió en mil pedazos al verlo de esa manera y también comenzó a llorar.

A Yoongi no le quedó de otra que consolarle, definitivamente sería más difícil para Hoseok su propia partida de ese mundo de los vivos, sería más difícil para él aceptar que había muerto.

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Dos semanas habían pasado, Yoongi y Hoseok corrían por el campo junto a los animales, era muy curioso, pero ellos se divertían con eso.

Al final de todo, se sentían como unos niños en ese lugar, el tiempo no se sentía, era demasiado tranquilo, y podían hacer lo que quisiesen.

Ese día decidieron dejar el lago un rato, pues cada que veían hacia el lago se encontraban con la imagen de sus dos amores sufriendo por ellos, y ellos definitivamente no querían ver eso.

El día estaba igual que como llegaron: nublado y gris.

Mientras corrían, jugaban y reían, Yoongi pudo ver a otra persona caminando por ahí.

Se veía confundido, miraba a todos lados, como si no supiera qué hacía ahí, bueno, en realidad ni siquiera él sabía por qué estaba en ese lugar, ¿eso era el cielo?.

Ambos chicos se acercaron a él y le dieron la bienvenida.

El chico se veía tranquilo, pero a la vez se veía triste.

Lo entienderon cuando este les explicó la causa de su partida, trágico ante sus ojos, pero para él no fue así.

Su nombre era Kim NamJoon.

Lo único que le dolía de haberse ido, fue, al igual que ellos, el haber dejado a su alma gemela.
Les dijo que era un chico maravilloso, y que lamenta el no haberse despedido de él como debía y que quisiera verlo al menos una vez más.

A Yoongi se le ocurrió la idea de llevarlo al lago, y así lo hicieron.

Y tal como lo predijo, cuando Namjoon se asomó al lago, sucedió lo mismo.

Vio en él a su amado, estaba llorando por él, estaba destrozado, gritaba su nombre con todas sus fuerzas, y Namjoon no pudo aguantar más y rompió en llanto.

Yoongi pensó que quizá para Namjoon no sería difícil el acoplarse a estar muerto, sino más bien, lo difícil sería aceptar que no vería más al amor de su vida.

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Ninguno sabía por qué solamente ellos tres habían llegado a ese lugar.

Sin embargo, Yoongi notó que tenían algo en común: Los tres dejaron a su otra mitad en el otro mundo.

Aún así no entendían nada.

Decidieron sentarse debajo de un árbol enorme que estaba en el campo, el cielo seguía igual, y los animales seguían ahí.

Namjoon propuso hablar sobre sus historias, quizá soltando todo podrían llegar a entender por qué los tres estaban en ese lugar.

Estuvieron de acuerdo, no sonaba mala idea, además, amaban contar la historia de cuando encontraron a su alma gemela.

—Bien Min, inicia tú...

-민에