Mis piernas con mucho esfuerzo me sostenían de pie y no hice esfuerzo alguno en retener mis lágrimas, varados en un lugar tan bello como mi definición de paraíso, nos quedamos así por minutos, solo compartiendo miradas que decían
<< Estamos muertos? Este era nuestro destino? ¿Y ahora qué?>>
Tal ves eran los niños a quienes les explotaba la cabeza por la confusión, pero yo sentía
muchísima paz, eso hasta que la anciana muerta comenzó a caminar de nuevo.
Ella y muchas personas más, los demás muertos, salieron de la fila y siguieron caminando derecho.
Ahora caminar me resultaba imposible, solo pude ver a esa señora que se caía a pedazos alejarse hasta que la perdí de vista.
Pasamos un largo tiempo esperando a que algo nuevo ocurriese.
esperamos, esperamos esperamos y seguimos esperando hasta que un sonido ensordecedor llenó mis oídos. Era un sonido indescriptible, jamás había escuchado algo como eso en mi vida era penetrante, grave y fuerte, en las palabras que yo poseo. No había duda de que era algo fuera de este mundo.
Después de un minuto, poco más, poco menos, el fuerte sonido se detuvo terminando también con el escalofrío que recorría mi espina dorsal y la vibración del suelo, después de eso pasó lo que tenía que pasar.
Desperté del sueño y sin piernas...
No, es mentira, no creas eso, fue una broma de mal gusto.
Logré controlar mi cuerpo de nuevo por completo. Lo primero que hice fue salir de la línea a rastras y llevar mis níveas manos a mi garganta y
— Hola? HOLA, HOLA! JAJAJAJA —
dije con gran entusiasmo para que el mundo escuchara mi voz otra vez.
El dolor y cansancio es mental cuando la euforia te invade tanto que te dan ganas de brincar para celebrar la vida, tu propia vida. No sabía que se podía llorar tanto de alegría en un periodo tan corto, me tiré al piso y comencé a reír alto, bien alto como toda una maniática, algunos me miraron raro, otros se contagiaron de mi alegría y yo de la de ellos.
Pero esto aún no había acabado al parecer, según muchos, mientras algunos celebrábamos, otros caminaron en la misma dirección que la anciana y los demás muertos, curiosos de saber que les había pasado a los cuerpos sin alma: cuando recobré mis cávales, a mi también me entró esa misma curiosidad.
Pero ya no quería caminar, corrí dando pequeños saltitos aún muy feliz como para dejar que la adrenalina abandonara mi cuerpo.
Llegué a un acantilado, mirando alrededor pude ver como no se limitaba a ser una simple cordillera, no, se asemejaba más a un gran abismo, parecía tener al menos unos quinientos metros de diámetro, tan perfectamente liso de la superficie como si alguien lo hubiera hecho de forma inmaculada y precisa.
De ese gran abismo iban y venían fuertes ráfagas de viento que se lanzaron contra mi pelo, esa tranquilidad que tanto nos había reconfortado nos fue arrebatada al solo echar un vistazo al fondo, se podía ver la nada, el vacío, algo que jamás esperé ver probablemente hasta que no fuera el día de mi muerte, solo un cielo nublado reflejado como pantalla de humo.
Miré a los ahí presentes y parecían todos tener la misma alocada idea, y yo no me quedaba atrás, algunos mas determinados que otros que miraban lo desconocido con un pavor gigantesco, pero todos concordábamos en lo mismo..
<<Debo tirarme por ahí de inmediato>>
— señorita —
escuché una tierna voz llamar, seguidamente sentí una pequeña mano posada en la mía, volteé a mi izquierda, de donde provenía la voz, una linda niñita con cabello corto y rubio se acercó más a mi y habló con la voz quebrada
— señorita, tengo miedo, hay algo en mi cabecita que dice que salte, pero temo que si lo hago, nunca volveré a ver a mi mami —
apretó su manita y miró hacia abajo conteniendo las lagrimas, me resultaba difícil de creer que una cosita tan vulnerable siguiera con vida.
Mientras había personas, mayormente hombres esclavos del impulso decidieron saltar sin pensarlo mucho, pero yo debía esperar un poco, junto con otras mujeres que se encontraron en una situación similar a la mía
Levanté a la niñita en mis brazos y con voz apacible traté de calmarla
— tranquila, tal vez tu mami te esté esperando abajo, no deberías hacerla esperar más tiempo —
— ¿pero que tal si ya no está? —
aún contenía las lagrimas con un puchero
— solo hay una forma de saberlo No? Quieres que te lleve conmigo? —
me miró sorbiendo su nariz para luego asentir frenéticamente
— Bien, entonces Como te llamas? —
Me acerqué lentamente más y más al borde
– Sofí —
— Bien, Sofí, yo me llamo Agnes ¿Estás lista? —
la tomé entre mis brazos y ella volvió a asentir, ya no había tanta gente como antes
— a la cuenta de tres, uno... dos ...tres —
Me lancé sin más al vacío, sentí como sofí hundía su carita entre mi cuello y mi hombro, me limite a sostener su cabeza y a abrazarla fuertemente contra mi pecho, el frío ahí dentro calaba en los huesos, la caída fue larga y oscura, no pude ver u oír a nadie más caer, el abismo parecía ser más grande de lo que aparentaba, hubo un zumbido y entonces perdí el conocimiento, no sin antes aferrarme lo más que pude a la pequeña.
***
— señorita, señorita —
escuché de nuevo esa vocecita tierna, hubo calma en mí
— señorita, despierte, DESPIERTE PORFAVOR tengo miedo... —
Pero parecía todo lo contrario para ella
— ¡SEÑORITA PORFAVOR! LLEVO MUCHO TIEMPO BUSCÁNDOLA, DESPIERTE!! —
Desperté de golpe sentándome abruptamente, en cuanto hice eso pude sentir como Sofí se abalanzaba sobre mi buscando consuelo, acaricié su cabeza suavemente.
Después de sentir una punzada en el cuerpo me di cuenta de que mi ropa y raspones habían vuelto, que estábamos de nuevo en nuestro "planeta", estaba nublado, llovía a cantaros y pude ver una ciudad devastada, fantasma se podría decir, las plantas se colaban entre las ventanas rotas y carros que parecían abandonados ya hace un tiempo, era una escena tan gris y deprimente como sacado de un cuento de ficción...
¿Cuánto tiempo se había ido la humanidad realmente?
— señorita ¿Dónde estamos? —
— No tengo idea, es como si el apocalipsis ya hubiera pasado pero las personas hubieran desaparecido —
— señorita, sigo teniendo mie-
— Sofía deja eso, dame la mano y vamos a buscar a tu mami —
sujetó indecisa el borde de su gastado vestido pero luego aceptó mi petición, comenzamos a caminar a paso lento, sin absolutamente nada mas que la una a la otra,
creo que es la hora de hacer las cosas bien ¿No lo creen?
Tiempo de un reinicio.
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°𝔈𝔩 𝔪𝔞𝔯𝔠𝔥𝔞𝔯 𝔡𝔦𝔳𝔦𝔫𝔬 𝔡𝔢 𝔩𝔬𝔰 𝔠𝔬𝔫𝔡𝔢𝔫𝔞𝔡𝔬𝔰°(Terminada)
Science FictionNo puedo hablar... No puedo comer u orinar... Ni siquiera agua puedo tomar?... Esta carga que nos toca llevar no parece tener fin, y de ser un castigo ¿quiere explicarme alguien por qué?... estoy cansada, solo sáquenme de aquí por favor. *no copias...