One-shot

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Si bien ambos han estado juntos desde pequeños, no significa que nunca han discutido, discuten por cosas tontas o por temas más serios, luego su reconciliación era unos días más tarde porque el pecoso no le gustaba estar enojado con su mejor amigo y el de lentes tampoco le gustaba estar sin hablarse con el peli verde pero el orgullo le impedía disculparse.

Hoy era el día donde Tadashi y Kei discutían, no en la casa de alguno de los dos, no en la habitación, no de camino a casa, en medio de la cancha en vista de todos sus compañeros de vóleibol.

Nadie se atrevía a comentar algo o incluso moverse, la tensión del lugar era demasiado pesada para los pobres cuerpos de los observadores.

— ¡Eres un estúpido! ¡¿Nunca puedes hacer algo bien?! ¡No te cansas de parecer un puto perro faldero! ¡¿Sabes que me fastidia escuchar tu horrible voz cada vez que dices ese estúpido apodo que nunca me ha gustado?! ¡Sabes perfectamente que nunca quise ser tu amigo! Pero siempre te pegas como un chicle a mí que ya fastidia, ¡Desaparece de una vez, por favor! Estoy harto de ver tu estúpida cara con tus feas pecas.

Tadashi no lloraría, no delante de todos y menos por culpa del estúpido de Kei. Claro que no.

— ¡Bien! ¡Si tanto te molesta que este cerca tuyo, pues me largo! Fue un placer, Tsukishima Kei.

Yamaguchi se mueve rápido tomando sus cosas para irse del gimnasio sin despedirse de nadie, ignorando los llamados de su capitán.

— Estúpido, Tsukki. No, Tsukishima... Estúpido Tsukishima... ¡Estúpido, Estúpido! ¡Estúpido!

Tsukishima Kei era un estúpido, la persona que le gustaba era un completo idiota, pero sabía que igual lo perdonaría.

Las lágrimas de Tadashi comenzaron a caer una por una hasta volverse una cascada de agua salada, poco le importaba que la gente lo mirara, mirara como un adolescente se derrumbaba en mitad de la calle, de cuclillas sobre un poste de luz, cubriendo su rostro con las manos y los temblores del cuerpo eran muy fuertes.

Respiró un poco y secó con la manga de su chaqueta las lágrimas, aunque de todas formas seguían cayendo. Miró a su alrededor y ya no había casi nadie, se había ido por un camino alterno porque si Tsukki salía después de él de seguro se encontrarían en el camino y sería realmente incómodo. Solo debía llamar a su madre que pronto llegaría a casa, cruzar la calle y caminar unas cuantas cuadras más y llegaría a su hogar para desmoronarse por completo en su cuarto.

Kei sentía las miradas de todos sobre su ser, miradas molestas y otras tristes, ignoró todo y siguió practicando sus bloqueos. Realmente no le importaba, no le importaba la mirada de todos, no le importaba el sentimiento de pena y culpa, no le importaba si Tadashi le dejaba de hablar porque sabe que las cosas que soltó sin más fueron hirientes... Lo que le importaba ahora era no echarse a llorar por soltar cosas que eran mentira, le importaba todo lo que tenga que ver con su mejor amigo y la persona que le gustaba, después de todo, Tadashi era la única persona que podía soportarlo; sabía que había hecho mal pero el orgullo que tenía Kei era igual o más grande que él.

— Tsukishima-kun — Kei miró a Daichi y a Sugawara. — hablemos.

Los tres salieron y el resto del equipo se quedó adentro esperando, comentando lo sucedido y compadeciendo al peli verde.

— ¿Qué sucedió ahí adentro? — Daichi estaba molesto y preocupado.

Kei ni siquiera los miro a la cara, no quería.

— No es de su incumbencia.

Palabras suficientes para dejar con las palabras en la boca a los dos de tercero, ambos se miraron completamente mudos y Kei aprovecho para irse, quería ir a casa. No se despidió de nada y solo tomó sus cosas.

Pesadilla // TsukkiyamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora