La Vida Posterior a un Dolor sin Fin (Primera Parte)

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Que lo nuestro se quede nuestro  -Carlos Rivera

Desperté adolorida, estaba tendida en la cama, tratando de recordar qué me había pasado, mis brazos llenos de moretones y en mis oídos los relámpagos solo resonaban; Danilo se encontraba en el sofá de mi habitación durmiendo, su compañía era incondicional a mí, nos conocíamos desde los 12 años, desde pequeños ideábamos lo que queríamos, nada claro, sueños pasajeros, yo sabía perfectamente cómo era él, lo conocía tan bien, hasta el último rincón de su alma, siempre fue el complemento de mi vida. El sol le tocaba en el rostro y sus cabellos castaños brillaban resplandecientes. Despertó porque el sol no le permitió seguir con su sueño, me vio observándolo y sonriente se levantó y me dio un beso en la frente.

-¿Cómo estás?- Me dijo feliz de verme.

-¿Qué me pasó?- Le pregunté dudosa. Sus facciones cambiaron.

-Te metiste al río, a pesar de que la lluvia lo había crecido, estuviste a punto de ahogarte- La plática se puso tensa.

Lo recordé de inmediato, la noche que me enteré que Juan Carlos me había abandonado, salí desolada a buscarlo, me subí a mi auto y me fui hacia el río, una tormenta me acechaba, mi mente lo buscaba a él pero mi corazón buscaba la muerte. Los truenos caían esplendorosos, sabía muy bien que no podía meterme al agua, sin embargo mi necedad me invadió, mi dolor no me dejaba darme cuenta que la muerte no era para mí, la corriente creció y aunque trataba de aferrarme sabía que lo mejor era dejarme ir.

-¿Por qué lo hiciste Danielle?- Sus palabras interrumpieron mis recuerdos.

-No lo sé- Le dije ignorándolo.

-Ambos lo sabemos bien- Dijo molesto- Lo hiciste por él.

-No es tu problema, tú no entiendes lo que se siente- Le dije llorando.

-Claro que si es mi problema, casi te pierdo. Tienes que olvidarlo ya, digo por algo te abandonó.

Lo corrí, no dejé siquiera que acabará la frase, sus palabras habían sido muy hirientes, yo no asimilaba lo de Juan Carlos, sus promesas se habían ido a lo más profundo del infierno, y se había llevado consigo mis ilusiones, lo que había vivido con él había sido verdadero, soñé mil veces con casarme con él y formar una familia, él era el hombre de mi vida y de un día para otro decidió irse. Me dolía como nada en el mundo pero lo amaba y eso jamás iba a cambiar. Lo nuestro era profundo, era inolvidable. Pasaba mis días enteros llorando, tratando de conseguir respuestas; Danilo comenzó a buscarme pero mi enojo no me permitía verlo. Iba todos los días esperando a que yo saliera atenderlo, llego un punto donde mi hermana lo recibía con tanto entusiasmo que Danilo decidió ir por ella. Todos los días iba por Victoria y eso me provocaba celos, parecía que ella se emocionaba al estar con él, pero yo no podía permitir que me lo robara, me quedé en silencio por varios días hasta que decidí hablar con él.

-Tenemos que arreglar nuestras diferencias- Le dije cabizbaja.

-Victoria me está esperando- Dijo cortante.

-Yo te conozco bien, ¿a qué estás jugando? Tú no estás enamorado de mi hermana.

-Tú qué sabes- Me dijo molesto.

-Lo sé porque eres como yo.

-Si me conocieras como dices ya te hubieras dado cuenta de mi verdad.

Me quedé pensando ¿a qué se refería?, a lo mejor me quería dar celos, pero estaba segura que él no me amaba. Era raro lo que esa simple pelea había provocado, él por tomar a la ligera mi tristeza y yo por aceptar mi propia culpa. A Danilo lo adoraba, era muy importante para mi vida, no podía perderlo.

Cuánto te quieroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora