Él. || KookV.

Parte única.

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¿Alguna vez pensaron que vivían un sueño en vez de la vida misma? Tan fantástico y surreal que hasta no parece creíble.

Bueno, Taehyung estaba con eso rodando por su cabeza, no creyendo que tenía enterrada su nariz en la almohada inhalando aquel aroma natural y varonil de alguien al cual tuvo toda la noche, y aún así extrañaba. Restregó su rostro somnoliento sobre la suave nube blanda que pegaba a su pecho, despertándose por la falta de calor corporal que su compañero le transmitía, pasando la palma de su mano por el resto de la cama, dándose cuenta que no estaba, formándosele un pequeño mohín en sus labios por su ausencia.

Desperezándose un poco, aún con ojos entreabiertos y pequeños bostezos, volteó a ver el reloj que yacía colgado frente a su habitación, marcando las siete y minutos de la mañana. Vió luego por la ventana apenas los tenues rayos de sol colarse y chocar contra su piel desnuda, cubierta por la sabana todavía, el ambiente era solo; aún estaba dudoso de porqué había amanecido solo.

Por ello con su curiosidad se levantó, dejando que el resto de la sabana se deslizara por su desnudez levemente acanelada, caminando por el frío suelo en donde tomó su ropa interior más la camisa de botones de su pareja, sus mejillas sonrojándose tenuemente por recordar el fervor con el que se la había quitado y haya terminado sin punto coherente en el suelo de la habitación.

Caminó al baño de la amplia habitación en su búsqueda, tal vez encontrándolo ahí, solo chocando con su reflejo contra el espejo, sus mejillas coloreándose más por su aspecto de una grandiosa noche: labios todavía levemente hinchados, su cabello castaño hecho una pequeña maraña de rulos y pequeñas señas de marcas decorando su cuello que bajaban rodeando por su clavícula y perdiéndose por su pecho, pero aquella imagen de él mismo sólo le provocaba una sonrisa imborrable. Aprovechó para lavar sus dientes y mojar su rostro, bajando el sonrojo un poco y seguir con su búsqueda, saliendo de la habitación con pies descalzos jugando con las mangas de la camisa que claramente era más grande, su mente brillando como un foco al saber ya donde se encontraría lo perdido, sintiéndose tan despistado por solo recordarlo hasta ese momento.

A paso despacio, caminó por el largo pasillo hasta la última puerta que yacía entreabierta y colaban los rayos del sol de manera suave, suponiendo que las cortinas estarían abiertas, y dejándole en claro a Kim que había alguien ahí, y no estaba equivocado. De manera silenciosa se apoyó contra el umbral de la puerta en la habitación ya conocida a la perfección, solo escuchando como las suaves pinceledas eran pasadas por un lienzo resonando casi nulo por las paredes que eran testigo y de paso eran decoradas de todas las obras magníficas de arte que se creaban ahí , y la mano artífice de eso parecía saber lo que hacía sin siquiera pensarlo, derritiéndole el corazón de fascinación y admiración al más pequeño.

Desde su posición, solo veía una ancha espalda blanquecina, descubierta y algo marcada de líneas rojas por la pasión de la noche anterior, sentado sobre un banquito frente a un tablero con un lienzo que era pintado como si la inspiración se fuera a ir en ese momento. Bajó su mirada un poco más para ver los pantalones de chándal azules con rayas y la tira del bóxer sobresalir de su cadera, además de descalzo, sabiendo que lo tomó eso como primera opción, la pequeña coleta negra con mechones despeinados dándole a entender el apuro que tuvo ese ser. Taehyung no entendía como aquel hombre en plena mañana podría estar pintando con tanto ímpetu con aspecto desaliñado y desprolijo y aún así, verse completamente hermoso.

El castaño simplemente no entendía como tenía a ese adonis, el cual parecía un ensueño, en su vida.

Es por ello que se acercó sin hacer ruido embobado con la imagen frente a él, aún sabiendo que no cualquier cosa desconcentraba a su amado, pero de igual forma se tomó el atrevimiento de posar sus manos sobre la parte superior de sus omóplatos y el comienzo de sus hombros con cuidado de no sorprenderlo y hacer que fallara, y los deslizo en todo el camino hasta su pecho, abrazando por detrás a aquel hombre el cual sintió reír suave, bajo, y que hizo en Taehyung darse cuenta por milésima vez que eso era todo lo que él quería.