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Primera llamada, segunda llamada, tercer llamada. No sabía cuantas llamadas había hecho al mismo número mientras revolvía la carne en el sartén, pero la preocupación me estaba consumiendo.

¿Qué debía de hacer? No lo sabía, apague la estufa antes de sentarme en la mesa. —A la mierda, voy a ir.

Tomé mi celular y las llaves (así como unas cuantas monedas para el taxi) e ir directo al departamento de Jungkook. Fue sin pensarlo e inconsciente, tenía que verificar que mi nene estuviera bien y solo se haya quedado dormido.

Al bajar del taxi agitado por la desesperación, corrí por las escaleras antes de llegar al número de su departamento y tocar desenfrenado. Pasó un par de minutos sin respuesta ¿Se quedó dormido? No, ya me habría escuchado.

Jale mis cabellos en un acto de angustia, ¿Donde está? Hasta que en mi cabeza se prendió algo. —Ah já, las llaves. —Realmente se me había olvidado ese detalle.

Saqué rápidamente mis llaves de mi casa buscando una llave pequeña para abrir la puerta. Cuando logré entrar un olor a cerveza y cigarros inundaron.

—¿Qué haces aquí? —La voz de Jungkook inundó mis oidos, estaba rasposa y temblorosa. Al voltear me encontré con un Jungkook roto, completamente quebrado.

Llevada una copa de vino, latas de cerveza aplastadas a su alredor (casi llenas, pareciera que sólo las aventó sin beberlas), y un cigarro en la mano, la cual temblaba. —ah cierto, ¿también te quieres acostar conmigo? No te preocupes, estoy lo suficiente borracho para hacerlo. Dale tómame, llename.

Se levantó, caminó hacia a mí con una sonrisa ladina, temblé. ¿De qué está hablando? Mis piernas empezaron a fallar cuando lo tuve frente a mi.

—Follame... —Susurró pasando sus brazos por mi cuello acercándome, sentía la copa en mi nuca y su respiración pegando mi nariz.

¡No! ¡Esto está mal!

Lo alejé un poco de mi, ocasionando de que la copa semi-llena se cayera en mi camiseta. —Vamos, nene, necesitas dormir cariño.

Él abrió sus ojos y su expresión cambió, como si apenas acabará de reconocerme. Lo tomé de la mano llevándolo a su cuarto. Tenía demasiadas preguntas pero con él estado que se encontraba lo decidí dejar a un lado, su mano estaba temblorosa y estaba completamente seguro, que si voltea me iba a encontrar con una mirada perdida.

Al llegar lo recosté en su cama —¿Estás mejor, kookie? —Pregunté mientras acariciaba su cabellito, él no respondió sólo se dejó hacer. Después de unos minutos traté de levantarme pero su mano me lo impidió. —No me dejes sólo.

¿Cómo podria hacerlo, mi nene? Cuándo eres el chico que me hace feliz y quiero proteger, sonreí con cariño antes de besar timido su mano. Pero una pregunta seguia rondando en mi cabeza...

¿Qué mierda pasó?

 koothing ♡ jikook auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora