Los abrazos cálidos, las noches frías estaban presentes en las conversaciones de Bertohld y Reiner.
Una pareja homosexual que conviven con noches de insomnio, en algunas conversaciones profundas, chistes, o anécdotas, eso no era importante por el mo...
Los suspiros estaban presentes en aquella habitación. Hoover estaba despierto otra vez en su habitación. Estaba esperando a su amado que estaba en su jornada de trabajo laboral.
Al parecer iba a llegar tarde.
Creo que las ovejas ya se habían rendido al saber que el motivo de insomnio de Bert era Reiner.
Su amado, ya lo estaba extrañando, y mucho.
Las horas pasaban, bert seguía en esa cama sola.
Se preguntaba; ¿Qué estará haciendo? ¿El trafico otra vez? ¿Estará con otra persona?
¿Otra persona...?
¿Cuál sería esa persona...?
Bertholdt respira otra vez, recapacitando, pensando. ¿De verdad estaba pensando eso?
Era cierto que a veces no cuestionamos una cosa, o pensamos otras cosas que de verdad quizás no eran correctas.
Muchas veces no llegan las dudas, las inseguridades, y las preguntas inexistentes que nos cuestionamos siempre. ¿Quizás eso era normal en un matrimonio?
Mira en su pequeña mesita de noche. Y ve el anillo dorado que cerca de un retrato donde aparecían ellos dos recién casados.
Miro otra graciosamente donde los dos estaban comiendo pastel y se manchaba las mejillas y nariz de la crema.
Sonrió a medias recordando eso. Si era cierto que a veces teníamos que recordar cosas, cosas que nos hacen sentir a veces, pero tampoco teníamos que aferrar el pasado. Es simplemente ver y analizar tu pasado y ver cómo te has desarrollado como persona y como has crecido junto a la persona que quizás logres pasar tus últimos años de vida.
El sonido de una puerta recién abriéndose sonó.
Bertholdt se levantó tan rápido como pudo. Poniéndose a medias sus pantuflas de conejito rosados que tenían.
Sonrió a su amado al ver como llegaba cansado colgando su chaqueta larga del frio que había en su ciudad.
Bertholdt se acercó a abrazarlo.
-Hola, amor mio. -Reiner oye a Bertholdt decir en voz baja, en privado, directamente sobre el pelo sobre su oreja, y el aliento de Reiner se olvida de cómo hacer otra cosa que reír sin poder hacer nada.
