11. Pequeña gigante

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Las pequeñas Iris y Ailah, nacidas el 26 de Mayo de 2027 a las 18:52 y 18:58 respectivamente, habían sido recibidas con los brazos abiertos y agasajadas en su triunfal llegada

Hacía apenas horas de su llegada al mundo, pero ya eran adoradas por todos quienes las conocían

Mimi había sido subida a planta de nuevo a eso de las ocho menos veinte, con las niñas ya acicaladas y con las primeras pruebas hechas. Completamente sanas, así estaban las pequeñas de 2k 800gr y 2k 950gr.

Ambas pequeñas eran casi idénticas; en tamaño eran mínimamente distintas, midiendo Ailah 46 centímetros e Iris 45 centímetros. Era una diferencia casi insignificante, pues no era visible, menos aun cuando se encogían quedando hechas una bolita. En el peso también había diferencia de 150 gramos, pero es que tampoco era apreciable.

Las niñas tenían una fina cabellera rubia, su tez algo amarillenta, pero con algún tono más que su madre granadina, sus tiernos labios, sus ojitos rasgados... eran sencillamente perfectas y físicamente muy parecidas a Mimi

Justo al llegar a la habitación, los ojos, vidriados por la felicidad, de Mimi se encontraron con unos muy familiares... tanto que gritaban hogar

-Mamá- lloriqueó al instante, estaba tan sensible que el simple hecho de ver a su madre allí la hacía quebrarse

-Mi niña... estoy aquí- susurró Inma en el abrazo, que dio como pudo, estando Mimi recostada en la camilla. -¿Qué tal? ¿Cómo fue?- preguntó acariciando la frente de su hija para luego abrazarla con cariño y repetir la acción con Miriam.

-Mágico- sonrió la granadina mientras se limpiaba las lágrimas

-Anda, si estará drogá con la epidural que está mística- rio la granadina mayor con su característico salero y desparpajo

-Ha ido muy bien- sonrió Miriam desde una prudente distancia, mirando a Mimi con orgullo –Es una campeona-

-Ni puntos me han tenido que dar- sonó cual niña orgullosa y emocionada ante la idea –Dos niñas y ningún punto- insistió en su Azaña

-¡Pero eso si es una maravilla!- exclamó Inma sorprendida –Tú fuiste una gigante y a mí me tuvieron que dar diez-

-Pues ellas gigantes ya te digo yo que no son- Sonrió Miriam. Justo en ese momento entraron dos enfermeras empujando las cunitas plásticas donde descansaban las bebés, como si las hubieran invocado

-¡Pero qué pequeñas!- exclamó Inma al ver a ambas niñas en las cunas –Que preciosas son, Miriam- ahí estaban las lágrimas de nuevo, ambas granadinas llorando de emoción

-Joé mamá, es que si lloras tú...- se excusó Mimi

Miriam observaba todo desde una cierta distancia, dejando a Madre e hija disfrutar del momento mientras acariciaba la pierna de Mimi por encima de las sábanas

-Miriam- llamó su atención la granadina menor –Coge a una y que mi madre coja a la otra- sonrió. No había nada que la enterneciese más que ver a su mujer con sus hijas. Y si a eso le sumabas a su madre... pura felicidad. Solo había una pequeña pieza que faltaba...

Inma había llegado justa y directa al hospital, pero tras cerciorarse de que todo estaba bien y hacer una corta visita a su hija, se marchó de nuevo a la casa de la pareja para pasar la noche con la mayor de sus nietas y llevarla a la mañana siguiente a conocer a sus hermanas.

-¿Esto va a ser nuestra vida ahora?- rio la granadina por no llorar al verse Semi desnuda, con el torso descubierto, y una niña enganchada a cada uno de sus pezones

Y De Repente Tú ~Miriam2~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora