Cinco años y Brooke ya no puede verme. Está tranquila, muy tranquila lo cual es raro; pues la pequeña pelirroja ha conseguido que me gane hasta ahora siete plumas negras. Vale, yo no he sido el mejor protector del universo, pero para ser tan pequeña es lista y debería entender lo que hace.
La observo, está sentada y su grisácea mirada se encuentra en un punto fijo en el suelo. Mientras sus brazos se encuentran alrededor del oso que le regalo la madre de Grace; agh! Grace ¡que mujer tan perra!
De la nada se escucha un trueno y eso quiere decir que Él me ha escuchado y se enojo... Mierda.
Otro trueno retumba en el cielo y me encojo de hombros. No son las peores palabras que he dicho
Mi pequeña ni se mueve, a pesar de los horribles truenos sigue sentada ignorando todo lo que pase a su alrededor y por supuesto, su madre debe estar drogándose por allí.
Me pongo de pie y me dirijo hacia el tobogán donde ella se encuentra sentada y me siento a su lado, si total, no puede verme.
Miro su cara detenidamente sus pequeñas facciones.
Su nariz sigue siendo igual de pequeña. Sus labios pequeños de un intenso color rosa.
Sus mejillas están adornadas por pequeñas pecas y al rojo vivo al igual que su cabello y ahora que me fijo bien; está más pálida de lo común.
Y sus ojos están sin brillo y sus pupilas dilatadas
Sus brazos aún se encuentran alrededor de Parches y su cabello cubre el lado derecho de su carita , una lágrima se resbala de su mejilla y en ese instante la lluvia empieza a caer, y sigue sin importarle. Pues lo único que hace es aferrar aún más sus pequeños brazos hacia Parches. Su mirada se desvía hacia el frente y saca un brazo de Parches y se quita el cabello de su cara.
La pequeña saca su mirada del frente y voltea hacia mi. Sus ojos son muy penetrantes y pareciera que pudiera verme.
-¿Que quieres chico?
Y puede verme... Más mierda y otro trueno.