Royal Woods, Míchigan, viernes por la tarde. Se acercaba el tan ansiado fin de semana y debido a eso muchos se daban el gusto de no cocinar, prefiriendo ir comer en algún restaurante, con el fin de ahorrarse ese tiempo y disfrutar más su día libre.
"La Mesa de Lynn", uno de los tantos restaurantes de la zona y en el cual todos sus platillos eran preparados por su propio dueño, Lynn Loud padre, esa tarde se encontraba con una buena clientela, literalmente el castaño volaba en la cocina, cuidando que no se quemara tal platillo, que no se le pasaran los aderezos al otro, manteniendo limpia su zona de trabajo y sumado a eso estaba el calor infernal que se sentía al tener la mayoría de elementos de cocina encendidos. Pero no era la primera vez para Lynn padre que se le presentaba este tipo de situación, además era lo que le gustaba y disfrutaba mucho. Pero lo que más disfrutaba era ver la cara de satisfacción en sus clientes, tras un gran esfuerzo y dedicación en cada platillo.
-Kotaro aquí está la orden de "Lynnsaña" para la mesa 4- dijo el cocinero mientras tocaba la campana- También diles a los clientes que la cocina está cerrada, es hora de irnos a casa amigo- agregó mientras se sacaba su sombrero de chef.
-No podría estar más de acuerdo "LynnCura" padre.
Mientras Lynn esperaba a que los últimos clientes dejaran el restaurante, aprovechó el tiempo y se puso a limpiar la cocina, para que al día siguiente estuviera en óptimas condiciones.
-Lynn, uno de los clientes quiere hablar contigo- interrumpió Kotaro en la cocina.
-Voy en un momento- contestó mientras terminaba de lavar el último plato sucio.
Aquel hombre de descendencia asiática guió a su mejor amigo con el aparente último cliente del lugar, debido a que no se veía a nadie más en el restaurante.
-Buenas noches señor, soy Lynn Loud padre- se presentó cuando estuvo frente a él- ¿usted quería hablar conmigo?
-Señor Loud, es un placer conocerle- dijo aquel sujeto de apariencia longeva mientras le extendía la mano- déjeme felicitarlo por tan exquisita lasaña, es la primera vez que pruebo una tan deliciosa y eso que he viajado a Italia.
-Le agradezco el cumplido y me alegra que haya disfrutado de mi famosa "Lynnsaña"- agradeció el castaño estrechandole la mano- como dueño y chef de este restaurante, trato de darles lo mejor a mis clientes.
-Es muy raro ser atendido por el dueño de cualquier establecimiento- acotó aquel hombre- Pero se nota el gran esfuerzo y el toque hogareño en su comida.
-Pues muchas gracias, eso se debe a que tengo una gran familia y lo digo literalmente, 11 hijos, una bella esposa y 4 mascotas a los cuales siempre les cocino, aún antes de que el restaurante existiera.
-Ya veo que tiene experiencia en atender multitudes- bromeó el mayor, a lo cual Lynn padre también rió- Por mera curiosidad ¿alguno de sus hijos salió talentoso para la cocina como usted?
-Pues si, una sola- respondió el castaño y luego agregó- pero la cocina no es su pasión, ella tiene su propio sueño de ser una comediante, el resto de mis hijos también tienen sus propias metas y anhelos, digamos que mi legado en la cocina termina conmigo.
-Es una verdadera lástima que su legado no lo siga ninguno de sus hijos, en fin me alegro de haber podido disfrutar su comida antes de....- e hizo una pequeña pausa- bueno usted sabe, nuevamente gracias por todo.
-Al contrario, para mí es un placer y me alegro que le haya gustado mi comida.
Luego de que aquel agradable anciano se retirara, aún quedaba apagar las luces del lugar, asegurarse de que todas las puertas estuvieran cerradas y los aparatos apagados para evitar un accidente, una vez todo listo, ambos amigos se fueron a sus respectivos hogares.
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La aprendiz
FanfictionEl legado de Lynn Loud padre no quedará en el olvido y sus recetas serán degustadas por generaciones, aunque no sean sus propios hijos quienes se encarguen de transmitir sus enseñanzas y preparar sus platillos.