Epílogo

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Unos días antes

Después poco más de tres años, decidí regresar. Gracias a Tsukumo, me enteré que ya no me ejecutarían, que el profesor Gojo regresó y entre muchas cosas más. Estaba emocionado, hasta cierto punto. No quería regresar y ver miradas de odio por parte de todos.

Más de Megumi, me sentía mal por haberlo abandonado así, pero era lo mejor.

Choso y yo llegamos a la preparatoria, donde mi antiguo profesor se encontraba en la entrada. Me sonrió en cuanto me vio, se acercó para abrazarme y terminé llorando como un niño pequeño. Cuando ya tenía dieciocho.

Antes de dejarme ver a mis amigos, primero tuve que ver a todos los altos mandos para posteriormente, ser llevado a una sala. Donde me hicieron tomar cosas extrañas y se hizo un ritual, desde ese día dejé de escuchar la molesta voz de Sukuna.

Más tarde me llevaron a donde sería mi nuevo cuarto. Todo mundo miraba raro a Choso, era entendible. Aun así, con el paso del tiempo le agarré cariño, hasta llegué a considerarlo mi hermano.

Estuve por horas, solo en mi habitación. Tratando de asimilar que pude regresar, que tal vez podría tener de nuevo una vida. Durante esos años huyendo de todos, exorcizando maldiciones —aun con la compañía de Choso—, me sentía muy solo. Quería regresar y ver a todos mis compañeros, sobre todo a Megumi, lo extrañaba demasiado.

Mis pensamientos fueron interrumpidos cuando la puerta se abrió de forma abrupta, encontrándome con Fushiguro. Se veía agitado.

Nos miramos fijamente, sin decir nada. Él corrió hasta mí y me abrazó, fue un momento extraño. Megumi nunca fue alguien efusivo, ni mucho menos cariñoso, pero me sentí feliz de volver a sus brazos y saber que las cosas estaría mejor.

No sé en qué momento, pero ambos terminamos llorando y yo recibiendo regaños de su parte.

Días después decidió mostrarme las cartas que escribió, me sentí mal conforme fui leyendo cada una.

【✺】

Ahora estamos bebiendo un té en la gran casa de los Zenin, después de haber leído cada una de las cartas y de haber compartido caricias para consolarnos por cada una de las heridas que hemos adquirido con el paso del tiempo.

Es interesante ver a Fushiguro con sus vestimentas tradicionales, siendo líder de un gran clan.

—¿Qué tanto miras? —me pregunta con una sonrisa divertida.

—Sólo te miro, te ves como todo un líder.

Tomamos nuestras manos, entrelazando nuestros dedos. Ambos sonreímos mutuamente.

Me alegro de haber vuelto, me hacía falta esto.

Aquí termina está pequeña historia.

Gracias a todas aquellas personas que leyeron, votaron y comentaron. Espero y hayan disfrutado de la lectura.❣️

Nos vemos en otra ocasión, con otra historia. Y si gustan, pueden pasarse por mi perfil, tengo tres one-shots Itafushi.

-Dan.

Con amor, Megumi || ItafushiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora