Debo pensar antes de hablar, definitivamente.
Aún sentía la mirada triste de mi madre y otra clase de pesares en mente. Odiaba esta situación, odiaba a Bruno por siempre causarme una molestia. Eso jamás cambiará.
Estaba en el cuarto de una de mis primas, Emilia. Me estaba masajeando los pies y tenía flojo el vestido. Creo que llevaba media hora ahí dentro. ¿Tan difícil era la vida de una chica de 15 años?
Así parecía. Aunque viendo todo esto en retrospectiva, una se da cuenta que estas cosas fueron las más estúpidas que hice.- Tienes que bajar AHORA MISMO! - Tocó la puerta insistentemente, era mi madre.
- ¡María Magdalena Garibay Echevarría! Debes tener muchas agallas para no contestarme y encerrarte precisamente hoy día - podría adivinar qué color estaría tomando su cara, sobre todo ese perlado que cobra su frente cada que se molesta conmigo.
- No tengo ganas de bajar, ya hice el ridículo y todo porque ese idiota me molestó - cada vez iba bajando más la intensidad de mi voz. Si mi madre me escuchaba diciendo lisuras.
¡Que Dios me libre!
- Baja que debemos hacer lo de los lazos en la copa. - volvió a tocar muy fuerte, milagro que la música amortiguara todo
- Mamá! Eso es ridículo, ¿también te endeudaste en eso? - agarré mi zapato y me lo volví a calzar.
- Dame eso - escuché que dijo muy avergonzada y velozmente - así quieres las cosas... - bufó. La perilla empezaba a girar. Mierda, alguien le alcanzó la llave.Al segundo me puse de pie, con un zapato en la mano y como pude me salté la cama y pasé al balconcillo que daba a la calle, podía sentir los pasos de mi madre. También ella salto la cama y me lanzo un manazo en el hombro. Tenía un vestido de tiras muy delgadas, sin ropa que amortiguara, realmente dolió.
- Mamá! Que haces! - soltó su agarre y me froté en la marca roja que empezaba a mostrarse.
- Te lo advertí, no sabes todo lo que me esforcé en esto... - parecía que quería llorar, pero no me importó.
- Yo no quería esto, a mi modo hubiera sido mejor. Aquí hay gente que no quiero ver, comenzando por Briana. Ella solo está aquí porque me ayudo muchas veces con las tareas, lo cual no la hace mi amiga. Solo irritante e inteligente, porque tú quieres que sea como ella. ¡Eso jamás pasará! Tengo un lado bueno y malo, debes aceptarlo. Igual que tú debes aceptar que esto que haces, es una locura. Me quiero ir a casa, es una tontería, cursi, tonta, nada de mi estilo, gente que no quiero, absurdo y....No pude terminar lo que tenía en mente, porque fue un impacto tan fuerte en mi mejilla el que rebotó, que me dejó muda de la impresión.
Se fue y me dejó llorando, detrás de la cama, frente al balconcillo. Y me quedé mirando como los rayos de las seis de la tarde se clavaban en mi rostro y hacían arder mi hombro.
Sollozaba, no quería que nadie me escuche llorar. Estaba harta de tener que fingir ser una hija buena y no tener el derecho de molestarme o mostrar incomodidad o malestar, porque eso me hacía ver como una malagradecida.- ¡No lo soporto! - la situación me superaba, así que aventé el zapato que tenía en la mano a una esquina y no me fijé que cayó cerca de una repisa que tenía unos portarretratos sobre ellos. Largue un llanto, ahora tendría que pensar en que iba a decir a mi tía.
- ¿Lena? - ¿Era Glory la que me llamó así? - Lena, ¿qué haces en el piso?
- Porque me llamas así, donde lo escuchaste - siempre a la defensiva. Solo Britanny y Glory, me decían así.
- Te digo la versión larga o la adaptada - preguntó, a la vez que se acercaba. No hubo respuesta, así que continuó.
- Lloras como una Magdalena, es apropiado que si quiero ser amable contigo para que me cuentes que te pasa, te llame Lena.
- Solo dos personas me llaman así - sobe mi nariz - así que prefiero que seas grosero y me llames Mafalda.
- Tranquila, de verdad estoy viniendo en buena onda. Pero si quieres que me vaya lo haré.Sentí como dio media vuelta y se fue, cerrando la puerta detrás de sí. Ahora libre de testigos, levanté mi mano hacia mi mejilla y empecé a sobarla, el algo amortiguaría el ardor.
- Yo que tu no entraría ahí - escuchaba su voz tras la puerta.
- Pero quiero hablar contigo, ahora que te encuentro y parece que este es el único cuarto abierto - era Briana, inconfundible su voz.
- Acabo de soltarme unos gases malditos ahí, creo que volveré a entrar. Es mejor que bajes y cuides mi reputación, este cuarto huele horrible. Creo que no debí comer esos Fondue.
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La maldición de tener mis senos [EDITANDO]
عاطفيةMe siento demasiado extraña, cuando era adolescente odiaba ese instante en el que la persona menos indicada mirara mis... me da verguenza decirlo. Pero y ahora? Jodida mierda! esto le parece muy pequeño tanto que me repele? - Maldición se escribe co...